Capítulo IV

45.4K 3.5K 45
                                    

Capítulo IV

   Dos semanas pasaron, entre bailes, salidas al teatro, caminatas por el Hyde Park, para muchas señoritas que estaban en búsqueda de un buen marido. No obstante, no era lo mismo para la señorita Kate, quien había evitado acudir a otro baile junto a su tía. Y solo se limitaba a cortos paseos por el Hyde Park o salidas al teatro, para agradar a su tía.


— Buen día, amigo, sabía que te encontraría en tu despacho, rodeado de papeles como siempre...

— ¿Qué te trae a mi humilde morada esta mañana, Andrew?— expresó secamente y algo serio.

— ¿Tan desagradable es mi presencia ante ti, esta mañana, Alexander? ¿O es que ahora debo anunciar con anticipación mis visitas acorde a las normas que rigen la sociedad? ¿Ya no soy grato ante ti?... ¿No me invitaras ni siquiera a tomar asiento?

— Toma asiento...— expresó con exasperación. Odiaba las visitas de su buen amigo, cuando tenía un propósito en su contra—. ¿He de imaginar el motivo de tu visita?...Bien, entonces, siempre que no sea por la razón por la cual creo que has venido esta mañana, ya conoces mi respuesta.

— Sobreviviste al baile que brindo mi familia hace dos semanas atrás... Por lo que un segundo baile no te hará nada mal. Mi tía Christine me ha pedido que insista una vez más para que acudas al baile que se hará mañana en la noche, en casa de su esposo, el vizconde George Harrison.

— Y tú, como mi buen amigo, no pudiste negarte ante su insistencia, aclarándole que irían mi madre y mi hermana, ¿verdad?

— ¿Y impedirme otro baile con tal conmoción como la que causaste en el baile de mis padres?... Eso no tiene precio. Es algo que anhelo volver a ver...— levantó las manos, sonriendo con cierta picardía, al ver la mirada de pocos amigo del duque—. Soy inocente...Cúlpame, pero debes admitir que es algo interesante.

— ¿Por qué no me lo habría de temer?... Lamentablemente, tendrás que excusarme con tu tía. Ya conoces mi respuesta. Es un NO rotundo.

— ¿Ni siquiera cuando me he asegurado de que Lady Genoveva Wilson acuda junto a su sobrina?... Aun cuando ella odie los bailes tanto como tú.

— Muy inteligente de su parte...



   Fingió desinterés. Volviendo a ver los papeles que tenía en sus manos.



— ¡Por supuesto!... ¿Cómo si yo hubiese sido el que preguntó con cierta curiosidad  de quién era?

— Si mal no recuerdo, después de preguntarte, te informé que si tanto te interesaba, deberías pedir su mano en matrimonio. Harían una excelente pareja.—miró fijamente a su amigo—. Quizás es momento de que sientes cabeza y dejes de ser tan rebelde.

— No soy un rebelde. Solo que no me apetece el matrimonio. Por lo que si está a mis manos aplazarlo o evitarlo, haré todo lo posible... En cambio tú...— se puso de nuevo de pie, y camino hacia la ventana—. Tú, mi buen amigo, sabes que desearías volver a ver a Lady Kate Debbington.


   El duque no expresó ningún comentario. Respiró hondo, antes de ponerse de pie y ver a su hermana entrar junto a su pequeña hija. Junto a Stephanie.



— Tarde o temprano te veré caer ante alguna dama...— le susurró a su amigo, mientras extendía sus brazos para abrazar y tomar a su hija— ¿Cómo has amanecido hoy, mi pequeña princesa?

— Bien, papá... Tía Anne y yo queríamos salir e ir al Hyde park, ¿podrías llevarnos?... Snow quiere también ir... No ha parado de mover su colita.



   Lady Anne miraba en silencio al amigo de su hermano mayor, preguntándose, porque después de tanto tiempo, seguía mirándola como si ella fuese aún una niña. ¿Acaso no observaba en quien se había convertido? ¿No le parecía atractiva como lo demás caballero que se habían acercado a ella después de ser presentada en sociedad?



— Perdonen nuestra interrupción... Pensábamos que te encontrabas solo, Alexander.— había mentido Anne, ya que ella lo había visto llegar desde la ventana de su habitación. Mientras su corazón saltaba con alborozo como lo había hecho siempre desde que era una niña al verlo.

— No ha interrumpido nada, señorita Anne. Tu hermano y yo solo discutíamos un pequeño asunto. Pero ya hemos terminado, y estaba por marcharme.

— Sólo ha venido a recordarnos la invitación de su tía, la vizcondesa Harrison. Y le he asegurado tu presencia y la de madre.

— Por su puesto...— sonrió Anne, odiando ahora aquel modo tan formal en que se había dirigido a ella—. Mi madre y yo acudiremos.

— Entonces, será un honor para mi tía... Ahora me despido. Nos estamos viendo, Alexander, antes de que decidas huir de nuevo a Somersham.—inmediatamente miró a Anne, para así ignorar la mirada de su amigo—. Buen día, Anne... ¡Que tengan un excelente paseo por el Hyde Park!—. Sonrió antes de despedirse.

Kate... El río que fluye dentro de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora