Capítulo XVII

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Capítulo XVII

    Aquella noche, Anne quiso hacerle probar un poco de su medicina a Andrew. Él siempre la había ignorado. No veía en ella aquella mujer en que ella empezaba a convertirse. Bueno, ahora lo ignoraría por ello. Le haría ver su imperdonable, inexcusable  y gravísimo error.

   Podía sentir su mirada sobre ella. Podía sentir todo aquello que le producía el que le ignorara. Mientras ella les sonreía a todos aquellos caballeros allí presentes, que le rodeaban y la admiraban.

_ ¿Y esa cara?_ le había preguntado Alexander, al acercarse a él.
_ Sólo admiraba el buen trabajo que ha hecho tu esposa.
_ ¿Seguro?... Pues tu cara es de reproche. Pensé que estabas molesto… ¿No te animaras a bailar esta noche?
_ Realmente, no me apetece…
_ ¡El gran Andrew se niega a bailar con una hermosa dama esta noche!
_ Ciertamente… Y no me preguntes por qué, por que sólo conseguirás una verdad innegable… No me apetece bailar esta noche. Más bien pensaba excusarme. Pensaba subir a mi habitación.  Estoy un poco cansado por el viaje que he hecho para venir a Somersham._ mintió, al no atreverse decir la verdad. Estaba irritado por que Anne le ignoraba y él no entendía porque le importaba tanto.
_ ¿Te sientes mal?_ le preguntó con extrañeza.
_ Simplemente… Estoy agotado. No soy de hierro…_sonrió, para no seguir dando excusa. Se dio la vuelta y se marchó de allí.
_ Está bien… Está bien… ¿Nos vemos mañana?
_ Por supuesto, prometí no marcharme tan pronto.

   Anne se giro en ese momento, observando como Andrew se alejaba. Quería sentir que aquello no le afectaba, pero odiaba que él se fuera si intentar acercársele de nuevo. Al menos, una vez más.

   Sin embargo, no quería engañarse. Él era un caballero incorregible. Ninguna mujer le había afectado jamás, por lo que ella, no lograría ser la primera. Aunque quisiera. Respiró hondo, siguió hablando con los invitados que la rodeaban y luego se excusó. También para ella había acabado aquella velada.

_ ¿Te marchas?_ le había preguntado, Kate.
_ Sí…
_ ¿Por qué?
_ Andrew se ha retirado… Creí que intentaría acercarse una vez más a mí. Pensé que… No importa. He lucido hermosa, gracias a ti, esta noche… 
_ ¿No te darás por vencida, verdad?_ preguntó preocupada al ver sus ojos.
_ No… Pero tampoco me hago muchas ilusiones… 
_ ¿Le amas?
_ Sí…
_ Entonces, este sólo es el principio…
_ ¿Tienes fe en que él me miré con otros ojos?
_ Pude ver como te miraba y a quienes te rodeaban… Y puedo confesarte que miraba a los demás caballeros, con cara de pocos amigos. Estaba celoso._ miró a Anne con ternura, mientras se decía a si misma: <<  Desearía que Alexander pudiera mirarme con los mismos ojos, con los que te miraba Andrew… Sentir, al menos, que soy importante para él… >>
_ ¿Te sientes bien?_ dijo al verla quedarse pensativa.
_ Estoy bien…
_ ¿Segura?
_ Probablemente sea que este un poquito agotada… Pero no preocupemos a tu hermano. Aún no estoy segura de mi estado.
_ Kate…
_ No quiero darle falsa ilusiones… He pedido a tu madre esta tarde, antes de que llegasen los invitados, que concerté una cita, sin que Alexander se entere. No quiero preocuparlo. 
_ Estas embarazada… Créeme. Tienes todos los síntomas…_ sonrió alegremente_. Pero te he prometido que no le diré nada a mi hermano… Como de seguro lo ha hecho mi madre.
_ Gracias…
_ Ahora subiré a mi habitación… Alexander nos esta mirando. Quizá se pregunte que estaremos hablando secretamente.
_ Tranquila… También se guardar un secreto.

   No obstante, Alexander les miraba, percatándose de porque todos sus conocidos le halagaban por su buena elección. Kate realmente hacia relumbrar aquel lugar con su inmensa belleza. Y no sabía porque, pero empezaba a sentir celos de que otros la admirasen, cuando él era su dueño. Su esposo.

   ¿Se estaba escuchando a si mismo? Se detuvo cuando sus ojos se encontraron, y ella le sonrió un poco. ¿Por qué no era su amada Amelia?

   Pero mientras Kate se acercaba a él, se cuestionaba a si mismo, porque ya no recordaba las caricias de Amelia, sino las de Kate. No recordaba con abnegación los ojos de Amelia, sino  los de Kate. Y la forma en que la amaba en las noches, sólo podía desear cubrir su cuerpo con el de Kate.

_ ¿Sucede algo?_ preguntó Alexander, fingiendo desinterés en su presencia.
_ Anne se ha retirado por que tiene un repentino dolor de cabeza… Mandare a que le suban una taza de té. 
_ Gracias por preocuparte por mi familia…
_ De nada…_ le sonrió con aquella ternura que a él derrumbaba, sin ella saberlo.

Kate... El río que fluye dentro de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora