Capitulo 5

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Toda la noche estuve esperando que sean las 9 de la tarde. Me dormí y las 2 horas me volví a despertar. No daba más de los nervios, necesitaba con suma urgencia poder escuchar en vivo a mis ídolos.

Eran las 4 a.m, y mis ojos no querían cerrarse.

Encendí la televisión y miré las noticias.

Hablaban de The Strokes, luego, Julian habló en la nota que habían grabado el día anterior, si no entendí mal, dijo que estaba ancioso de tocar de nuevo con la banda, ya que hace mucho no lo hacía, sino que sus últimos shows fueron solista y que esperaba ver a muchas fans.

Al terminar su nota, me levanté de la cama dejando la televisión encendida, e inmediatamente fui hacia la computadora, que estaba prendida y pude divisar desde lejos que me había llegado un correo. Era Tomas. Antes de abrirlo me di cuenta que el mensaje era muy corto, pero era un mensaje de él, y por fin pude respirar tranquila, ya que sabía que se encontraba bien, y que no le había sucedido nada malo

"Alma: Perdón por mi desaparición, he tenido algunos problemas. Espero que andes bien y lo estes disfrutando."

Me llamó la atención que no me haya escrito algo dulce como "Te amo" o "Te quiero", como mínimo, pensé que en el momento que lo escribió estaba apurado, y lo envió más que nada para que dejara de preocuparme.

"Tomi: No te preocupes, lo más importante es que estas bien. Espero que tus problemas se solucionen pronto. Te amo" contesté, y me fui nuevamente a la cama desanimada, pero aún anciosa por el recital.

Eran las 8 a.m y yo todavía no había pegado un ojo. Cata se despertó

-No dormiste, ¿no?

Negué con la cabeza. Ella miró su reloj, dio media vuelta y siguió durmiendo.

Me levanté, nuevamente de la cama. Me acerqué al escritorio que daba a la ventana y saqué mi mini calendario. Era 21 de abril. Desde que hice ese calendario pasaron varias cosas, conocí el Empire State, La estatua de la libertad, el Central Park, entre otros lugares mágicos y magnificos. Charlamos con un Italiano y un Japones, ambos dos hablaban español, por suerte.

Mientras esperaba que Cata vuelva a despertarse, recordé aquel momento, a la edad de 5 años , cuando vi por primera vez en televisión la estatua de la libertad, coronada con las maravillosas luces de la ciudad, apoyada sobre el mar, espejo que reflejaba la magia del lugar, la magia de New York.

Desde ese momento comprendí que el paraíso no es un campo donde el dolor no existe, las praderas ocupan el monumento a la belleza, la tranquilidad reina y las flores despegan un aroma extraordinario, entendí que cada persona tiene el suyo, y el mío , era exactamente lo contrario. No necesariamente existía dolor, pero no dejaba de existir, la belleza de mi paraíso es de la creación humana, ver las distintas luces de colores en las calles ocupan mi monumento a la belleza, la tranquilidad no reina ni prospera, y el único aroma extraordinario que podía sentir a cada momento era el olor a pizza o hamburguesa de Mc Donald's. Aún así de imperfecto, era mi paraíso, mi lugar. Y nadie lo comprendía, excepto Cata.

También recordé en aquel momento, el día en el que Catalina y yo mirabamos la televisión, y de pronto apareció un hombre, delgado, alto, despeinado y con ojos verdes, se presentó como "Julian Casablancas" o "Jules, para los amigos."

Era 10 años más grande que yo, pero aunque en mi mente supe siempre que a Julian nunca lo conocería, y si lo hacía nunca dejaría de ser su fan, me enamoré, y ahora, 11 años después de ese día, donde nos convertimos en grandes fans de The Strokes, sigo sintiendo las mismas mariposas al ver algo que tenga que ver con él, como cuando tenía 10 años.

No pude evitar acordarme de Mariana, mi ex compañera de secundaria, típica chica sexy al que todos la seguían. No sé cual era su problema conmigo, pero siempre pensó que nunca estaría aquí, en Estados Unidos. Hoy en día tiene 21 años, al igual que yo, y un hijo al cual criar.

No hubo día el cual no me haya demostrado ser mejor que yo, y siempre sostuvo que la próxima estrella de Hollywood sería ella. Hubo muchos intentos fallidos de arruinarme, hasta intentó alejar a Tomas de mi lado, pero no lo logró.

No sé mucho sobre su vida, mas quisiera ver su rostro al saber que cumplí dos de mis sueños, los cuales ella pisoteo con crueldad repetida veces. "Soy la más inteligente" decía, y no, no lo era, se equivoco.

Mis ojos miraron hacia la ventana, los edificios tapaban el sol, algún que otro rayo se filtraba entre ellos. Comencé a sentir mis parpados caer. Me recosté y miré el techo, hasta por fin dormirme.

-Alma, levantate. Ahí hay un café para ti, merienda, bañate y vestite, que hay que llegar rápido para tener un mejor lugar. ¡Dale que son 5:45 y a las 9 empieza! - Dijo Catalina, bastante anciosa.

Me levanté y bebí el café. Tomé el baño y me vestí. Una remera negra con el logo de The Strokes, un short azul para que convine con el logo, y unas zapatillas negras vestía en ese momento.

Al salir del baño encuentro toda la habitación revuelta, al igual que el cabello de Cata.

-Me vas a querer matar, descuartizar, cocerme, enterrarme, desenterrarme, volverme a descuartizar y tirarme al mar... pero te lo tengo que decir... perdí las entradas...

La mire haciendo todo lo que ella nombró, pero en mi mente. Ordenamos y desordenamos la habitación, la volvimos a ordenar. Abajo de la cama me tuve que tirar, allí logre ver a mis tesoros, las entradas.

-¡YEAH!- Exclamé mientras levantaba las entradas en señal de triunfo. Las observé y note algo fantastico.

-Cata... ¿Te fijaste lo que compraste?-Le dije sorprendida.

-¿Dos entradas para The Strokes?-Dijo ella algo intrigada por mi pregunta.

-No, algo mucho mejor.

-Pues... parecen dos entradas para un show.

-Cata... Son meet and greet.- Dije con una sonrisa en la cara.

Catalina abrió los ojos de la sorpresa, me quitó los tickets de la mano para fijarse si era verdad. Y si, lo era. Gritó y saltó. Me abrazó y lloramos juntas. Tomo su bolso y el mío y bajamos por el ascensor. Perdió la paciencia esperando un Taxi. Cuando logramos conseguir uno, Catalina indicó que nos dirigiamos al Central park.

Cuando llegamos había una enorme fila tratando de ubicarse en el mejor lugar. Nosotras le pasamos las entradas al guardia de seguridad, que nos ayudo a subir al escenario, y luego esperar en un pasillo en el fondo del mismo. Veríamos a los chicos antes del show.

Atrás del escenario se podía ver lo que quedaba del parque, y había una especie de camión justo al frente, allí estaban los chicos, era un lugar amplio para poder cambiarse y producirse, una especie de camarín.

Adelante nuestro había dos mujeres, amigas por lo que vi. Las separaron y las hicieron pasar de a una. Las dos salieron super emocionadas y llorando.

-Alma, te toca.- Dijo Cata, con la respiración agitada.

-Por favor, anda vos primero, no sé que me pasa, pero no me animo.- Dije casi llorando.

-Prometeme que después que salga, entrarás.

-No me perdería esta oportunidad NI LOCA.

Cata me guiño un ojo y caminó hacia la puerta. Le grité que tenga suerte desde mi lugar.

20 minutos estuve esperando que Cata salga. Mientras lo hacía repasaba todo lo que podía decir ahí adentro, una y otra vez sonó en mi cabeza mis propias palabras en inglés, tratando de resumir en lo poco que sabía hablar el idioma, todo lo que lo amaba. Los amaba.

Cata salió llorando

-Abracé a los chicos. Y mi remera tiene perfume de Jules. No me vuelvo a bañar nunca.-Dijo, mientras se le caía algunas lágrimas todavía. La abracé, y miré al seguridad, me señalaba.

-You, let's go.- dijo, sin dejar de apuntarme con el dedo.

entonces solte a Cata y camine hacia la puerta. Cada vez caminaba más rápido y parecía que el pasillo se hacía más largo. Estaba frente a la puerta. Respiré profundo, y entre.

¡Feliz cumpleaños!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora