¡Feliz cumpleaños!

Capitulo 15

-Si no te conociera, diría que esto es un secuestro.-Dije, rompiendo, finalmente, el silencio

-Pero... me conoces.-Dijo él, luego, soltó una pequeña sonrisa.

Suena increíble, jamás lo imagine tan cercano, pero... lo conozco.
Hace una hora aproximadamente que estoy en la misma posición, y con los ojos vendados, estaba incómoda, y, para colmo, desde que subí, solo tuvimos esa pequeña conversación.
-Oye, mis ojos necesitan claridad, ¿puedo quitarme la venda?

-No, no, no, no, no, no. De ninguna manera permitiré que arruines mi sorpresa. Tan solo en 10 minutos llegamos a destino. Aguanta, por favor.

Le hice caso, y quite mi mano de la venda, ya que estaba a punto de quitármela. Coloqué mis manos en mis piernas, esperando por fin llegar. De pronto siento la mano de Julian sobre la mía. Mis manos comienzan a sudar, y Julian acaricia mi mano, haciendo que me sonroje, y él, suelta una pequeña sonrisa.
Al cabo de diez minutos, como él había prometido, paró el auto.
Oí como la puerta del lado de Julian se abría, y antes de que pudiese quitarme la venda, sentí abrirse la puerta de mi lado, Julian toma mi mano suavemente, y me ordena que bajé. Siento que se coloca atrás mío y casi susurrando me indica por donde pisar.
Paré después de haber caminado unos 15 pasos junto a Julian, luego, Jules quito la venda de mis ojos dejándome ver un mantel en el suelo, con comida, una verdadera maravilla.

-¿Y? ¿Qué te parece, linda?- Preguntó, un poco ansioso.

En ese entonces, logre sentir ese nudo en el estómago, y en la garganta, tenía ganas de llorar, creo, pero era obvio que de emoción, nunca nadie hizo algo tan hermoso por mi, y dudo que algún día pase nuevamente. Lo miré -Me encantó- dije luego, mientras lo abrazaba y lograba escuchar los latidos de su corazón. Parecía sorprendido, ya que comencé a llorar y mantenía una radiante sonrisa en mi rostro, estaba feliz, en serio, lo mejor de la vida. Julian rodeo mis caderas suavemente dejando que reaccione y seque mis lágrimas, entonces nos separamos y nos sentamos en el suelo. Había solo cesped, y a lo lejos se podía apreciar un lago. El mantel estaba perfectamente ubicado bajo un árbol que nos prostegía de la luz del sol, que recién comenzaba a salir. Jugo de naranjas y galletas. Una rosa, en el medio, una rosa blanca.

Julian me miraba con ternura, y yo, estaba roja, roja de vergüenza, increíble, jamás pensé estar en una situación así. Me dolía los pies, ya que las zapatillas eran nuevas, entonces, es de lastimar, pero no me quejaba.

Hablamos sobre muchas cosas, Jules me contó lo delirante que es ser parte de una banda, de las giras, los shows, los fanáticos, yo, le conté sobre la facultad, en 10 minutos lo aburrí con historias sobre derecho, y le conté, nuevamente, como los conocí, y mis sueños que tenía de pisar esas tierras. Antes de juntar nuestro magnifico picnic, Julian tomó mi mano, y él volvió a preguntarme si me gustó, no dude ni un segundo en recordarle que fue maravilloso, y que amaba esos detalles, tan simples y preciosos.

-Gracias, Julian, en menos de un mes, te convertiste en un gran amigo, gracias, en serio, gracias, gracias, gracias, gracias.- Le dije, mientras me paraba y le daba un fuerte abrazo, uno que esperé dar hace mucho tiempo.

-Amigo...-Dijo él, se notaba decepcionado.-Alma, yo sé que esto es ilógico, pero, me gustas, mucho, y te lo tenía que decir antes de que te vayas, creo que es la ocación perfecta.

-Julian, no sé si...- Intenté hablar, pero él me interrumpió

-Sé que es raro, pero sos hermosa, y me encantas como nunca nadie lo hizo. No es que sea agrandado, pero con mi carrera me dio la oportunidad de conocer muchas mujeres hermosas, pero ninguna despertó las mariposas de mi estómago. Fue, como te dije alguna vez, amor a primera vista. Tal vez fue tu sencillez, y tu hermosura, no lo sé, pero... quédate, conmigo, por favor, me haces bien.