Capitulo 7

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A la salida Catalina me estaba esperando, aún un poco emocionada por la situación.

Tenía una sonrisa en el rostro, al igual que Catalina, pero ambas sabiamos que eran falsas, en realidad nuestra felicidad se había quedado en la habitación, junto a los chicos.

El guardia de seguridad caminó hacia la parte donde se encontraban todos los espectadores. El gurardia nos ubicó frente al escenario, tan solo a unos cuantos metros de distancia de los Strokes.

Cata y yo, degastamos la voz cantando durante todo el show. Julian me podía observar con excelencia desde arriba, y en varias ocaciones me guiñó el ojo derecho, y yo le respondía con una sonrisa (Tenía miedo que tenga algún tic que yo desconocía, o que tuviera una novia que, también, desconocía y estaba atrás o al lado mío)

Al terminar la función, Jules se despidió y mi corazón se rompió en mil pedacitos.

Catalina comprendía que nunca podría superar conseguir lo que siempre quise y que dure menos de 20 minutos. Siempre quise tener a Julian cerca, y lo tuve por 10 miseros minutos. Ella sabía que mi amor por él no era un amor de fan a ídolo, era amor de humano a humano.

Estuvimos aproximadamente 30 minutos esperando que la gente salga del lugar y nosotras volvamos al hotel, con una gran (pero dolorosa, aunque sea para mi) experiencia.

Al salir le pedí a Catalina que caminemos, pero ni bien pude ver que ya no había gente en la calle las lágrimas comenzaron a salir, era necesario que el dolor saliera, era algo muy lindo lo que a mi corazón le pasaba, no lo había sentido con nadie, ni siquiera con Tomas, y eso dolía aún más.

-Oye... entiendo que tu amor por Jules es más grande que el Central Park, pero, Julian es... Julian es un estrella, y así como vos hay millones de chicas más. Agradece que tuviste la suerte que tantas quieren, lo tocaste, hablaste con él. Ahora, disfrutemos de Nueva York.-Dijo Cata, al verme desanimada- ¿Vamos a tomar algo a ese bar? -dijo mientras señalaba un local que se encontraba a pocos pasos.

Acepté y fuimos allí. Elegimos una mesa que estaba junto a una enorme ventana, estaba mejor. Sabía que Cata tenía razón, Julian jamás sería algo mío, ni siquiera un amigo, caí en la realidad, y aunque dolía, era la verdad, debía aceptarla.

A pesar de que no había mucha gente la mecera tardó en atendernos, y la llamamos reiteradas veces.

Cuando llegó, se disculpó por la demora, luego nos dijo algo, pero lo único que pudimos entender con Cata fue "The Strokes". Deducí que nos quiso decir algo del show, tal vez por mi remera o todos los clientes vinieron del espectáculo, no lo sé, y tampoco nos importó mucho, solo pedimos dos cervezas y papas fritas.

-Hablan perfecto el español- Dije, cortando el silencio.

-¿Quién, yo?- Dijo Catalina, que estaba en la luna.

-Dije 'HABLAN' me refiero a los Strokes.

-¿Enserio? Mentira, cuando yo entre se hablaban en inglés entre ellos.

-Te digo la verdad, Cata. Me hablaron en español, y les entendí perfecto. Julian me explicó que estudiaron el idioma por muchos años, porque la mayoría de sus giras son en América latina.

Catalina no lo creyó, y me lo demostró tocandome la frente, para comprobar si no tenía fiebre y deliraba.

Entonces el silencio volvió por un tiempo corto, pero incómodo.

Observé detalladamente el pequeño y acogedor bar, este tenía una televisión LCD mostrando las noticias, pero no se oían, de fondo se escuchaba música, tenue, para que la gente pueda charlar sin molestia. Casi al lado mío estaba la barra, donde había un par de personas bebiendo whisky. Al lado de la barra, estaban los baños, de allí salío un hombre bastante alto, estaba dado vuelta hacia la puerta, estaba vestido como Jules, era su estilo... Las zapatillas blancas, el Jean, la campera... Era Jules.

Recién ahí entendí que lo que la mecera trató de contarnos era que Julian estaba en el bar, y toda la atención se la llevó él y la banda.

Julian volteo, y sin querer me pudo ver, una sonrisa se formó en su rostro, y comenzó a caminar hacia nuestra mesa.

-¿Me estas siguiendo, belleza?- Dijo Julian, acercando una silla que sacó a la mesa que se encontraba atrás de Cata.

Catalina estaba sorprendida, y creo que lo estaba más por escucharlo hablar español que porque Jules este al lado nuestro.

-N-no, nosotras solo vinimos a tomar algo ante sde i-ir al hotel- Dije, colorada y tartamudeando ¿Alguna convinación peor?

-Tranquila, sabía que no me seguías, Almita- Sonrió y pellizco mis mejillas de forma fragil, como si mi piel se cortara con el contacto de una mano- Hola, Cata- Dijo simpático hacia Catalina, ella se puso más roja de lo que yo estaba

-Ho-hola- Dijo Catalina, acompañandome con la espantosa convinación de estar colorada y tartamudear.

-¿Qué les pareció el Show, chicas?

-¡EXCELENTE!- Contestamos Cata y yo al mismo tiempo.

-Vengan, entonces, festejen el éxito del show con nosotros- Dijo él mientras se levantaba de la silla. Antes de que pudiera responderle que sí, Catalina ya había saludado nuevamente a toda la banda, y conseguido asiento, junto a Nick.

Julian me extendió la mano y me ayudó a levantarme, cuando ya estaba de pie se alejo un poco, me miro a los ojos, y luego bajó su mirada hasta mis pies.

-Tú también me pareces interesante-Dijo él, y se acercó a la mecera, aún sin soltarme la mano.

Jules le dijo a la moza que iríamos con ellos a su mesa, y así hicimos.

Cuando nos paramos frente a la mesa, todos los integrantes me saludaron con un "Hola, Alma" y se sentía mucha alegría saber que sabían mi nombre. Julian corrió mi asiento y yo me senté, él estaba junto a mi.

-Cata, vení un segundito- Dije porque no la quería tener tan lejos, estaba de la otra punta.

-No, se queda acá, quiero charlar un rato con ella, tu la tienes todos los días, hoy dejamela a mi- Dijo Nick, mientras pasaba su brazo por el hombro de Cata.

Catalina estaba colorada y se derretía de amor, en ese entonces se escuchó un coro de "AWWWWW" de toda la mesa

-El señor Valensi ha hablado- Dijo, y no hablé con ella por dos horas.

Julian y los chicos nos contaron anecdotas muy divertidas sobre su carrera, y entre historias e historias ya se hizo más de la una de la madrugada. Intentamos pagar nuestras cervezas y los chicos no nos dejaron, fue un regalo de ellos.

Julian se ofreció a llevarnos, Cata y yo nos negamos, ya que estaba ebrio... estaban ebrios. Entonces llamó a un taxi, cuando este paro nos abrió la puerta y ayudo a subir a Cata, antes de que yo subiera le dije "No conduzcas así, por favor" me miró con ternura y me respondió "No lo haré, tranquila" sonrió y me ayudó a subir, así como a Cata. Le indiqué al chofer donde nos dirijiamos y Julian golpeó la ventanilla del hombre, pagó nuestro viaje y se fue junto a la banda, que esperaban un taxi.

Ahora si, creo que sería la última vez que los vería, pero fue lindo y lo disfruté, no estaba triste, esta vez si estaba completa.

¡Feliz cumpleaños!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora