Capitulo 24

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Dormí mal durante toda la noche. En un momento sentí calor y me saque el pantalón del pijama, estaba despreocupada porque la remera de esta era larga, no lo suficiente, pero no mostraba más de lo debido. Luego, me desperté completamente, sin posibilidades de dormir, noté que estaba todo oscuro y comenzaba tener pánico. No sé cual era mi problema con la oscuridad, será que durante mi infancia y adolescencia me dediqué a leer muchos libros de terror, donde cada cuento tenía su nudo cuando la luz no estaba encendida. Soy consciente de que en realidad, lo más terrorifico, a veces, no sucede en la oscuridad, ni siquiera son los fantasmas y zombies lo que más te pueden asustar, pero igual, es una fobia incontrolable, me faltaba el aire, cuando me faltaba claridad.
Me levanté rápido y tantee las mesas tratando de encontrar una vela y un encendedor. Por suerte, encontré primero el encendedor, entonces, lo encendí y rapidamente encontré una vela, la cual prendí y coloqué en el desayunador. Miré el reloj de muñeca que había dejado ahí y noté que eran las 3 a.m. Que malhumor me da que todavía no haya regresado la luz.

Se escuchaba el viento golpear mi ventana, me aterrorizaba bastante eso, ya que podía imaginar cualquier personaje ficticio de muchos cuentos sangrientos. El ruido de la ventana, especificamente, me hacía acordar a uno que me leyó Cata cuando tenía 10 años. Yo era bastante miedosa, y Catalina, todo lo contrario. En el cuento, el personaje estaba durmiendo, con la luz apagada como lo hace la mayoría de la gente, cuando pudo escuchar una tormenta impresionante, luego, el ruido desesperante del viento golpeando la ventana. En un momento de la historia, la ventana se abrió con la fuerza del viento, entonces él se acercó, para poder cerrarla, fue ahí cuando sintió una presencia extra, levantó la mirada hacia el horizonte y vió una sombra escabullirse en la oscuridad, y bajo la ventana yacía el cuerpo de su prometida. Desde ese entonces, odio la oscuridad, pero solo en los días de lluvia. En estos casos, solo en estos casos, prefiero las noches de verano.
Para poder conciliar el sueño decidí hacerme un té, de esos raros, con hierbas raras que me dio mi mamá (que es rara). Supuestamente calma los nervios, anciedad y te ayuda a conciliar el sueño. Digamos que es un té mágico.
Tratando de hacer el menor ruido posible para no despertar a Jules, tomé una taza, la cual se me resbaló y cayó al suelo rompiéndose en mil pedazos, y haciendo un ruido insoportable cuando tus oídos estan acostumbrados al sonido del silencio.

Me quede mirando la taza rota en el suelo, estaba descalza, no veía casi nada, y para el colmo, había despertado a Julian.

-¿Qué sucedió?-dijo él mientras se refregaba los ojos. Era tan sexy y... oh por dios, ¡estoy sin pantalones!... me miró de arriba hacia abajo, y sonrió. A mi me podía ver con las manos en la cara, no por pena de haberlo despertado, sino por la vergüenza, ¿quién me mandó a sacarme los pantalones?

-Nada, quise hacerme un té y se me cayó la taza, nada grave. Vuelve a dormir.- dije, mientras trataba de bajarme más la remera y levantar lo que había roto. 

-No, no lo hagas-dijo mientras evitaba que me agache a recoger los restos de porcelana que había en el piso.-te lastimarás. Y encima estas descalza. A ver... déjame ayudarte.- me tomó los brazos y los envolvió en su nuca, luego levantó mis piernas de modo que me alzo como una princesa de los cuentos. Bueno, lo que dije fue cursi, pero en ese momento, me sentí una especie de Cenicienta. Morocha. Y en pijama.
Me dejo justo en uno de los asientos altos que estan en el desayunador, ahí me senté y lo observé tomar las escoba y barrer.
Yo encontré un paquete de cigarrilllos sin abrir, saqué uno, pero no lo encendí, sino que jugué un rato con él.

-Y... ¿como esta tu vida, Jules?

-Normal, ¿la tuya?

-Normal...-suspiré, quería hacerle una pregunta, pero no sabía como hacerlo, entonces, improvisé- disculpa que te pregunte, pero te vi en las noticias, y...

- Viste lo de mi nueva novia, ¿verdad? 

-Sí... solo te quería preguntar si era verdad, pero si te molesta, no tienes obligación de contarmelo.

-Sí, sí es mi novia. 

-Ah...-Dije, y me paré a buscar el encendedor que estaba justo detrás de Julian, que ya colocó los pedazos de taza dentro del cesto de basura. Lo tomé y encendí el cigarro.-Me alegro por ti- tiré el humo.

-¿Celosa, belleza?- me preguntó con una sonrisa de superioridad.

-No, para nada...-volví a colocar el cigarrillo en mi boca. Era verdad que tenía novia, estaba siendo destrozada sin piedad alguna, tenía ganas de salir corriendo y no volver dentro de 10 años, pero fui más fuerte de lo que creí para no llorar, y seguí mi conversación- ¿Tu novia sabe que en no estas en donde debes estar?-pregunté finalmente.

-Yo estoy en el lugar que debo estar: a tu lado.-Dijo, mientras me sacaba el cigarrillo- si no recuerdo mal, te prohibí fumar esto.

sonreí-No me digas ese tipo de cosas.

-¿Porqué?

-Porque me haces creer que en verdad te preocupo.

-Me preocupas más que mi vida. Alma, lo sabes. 

-Pero no soy yo la que debe preocuparte, tendrías que estar preocupado por Giselle, ella es tu novia, no yo.

-¡Estas celosa!- dijo mientras se reía, y me mostraba esa sonrisa tan perfecta.

-¡Qué no lo estoy!

-Bueno, tengo que confesarte dos cosas, pero antes, te voy a explicar algo: No porque tenga novia, tu me vas a dejar de preocupar. Yo me preocupo por todos los que quiero. No porque me preocupe Nick, él será mi novio, ¿o sí lo será?- sonreí, tenía razón, habré quedado como una idiota- eso es todo. Ahora, las confesiones: primera confesión: -dijo él, enumerando con su pulgar- no tengo novia. Giselle es una prima muy lejana de parte de mi mamá, así que aunque me parezca atractiva o no, no puedo pasar a más de un abrazo, es familia.-sentí alivio y enojo a la vez, ¿porqué me mintió e hizo sufrir así? lo odiaba, pero lo amaba.- perdón si te hice sufrir-parecía que leía las mentes- estaba muy preocupado de lo que sentiste cuando viste la noticia. Pero no te mandé mensajes ni te llamé en ningún momento porque pensé que tu estabas haciendo tu vida, como te lo mereces, estabas buscando a alguien mucho mejor que yo, y mucho mejor que el idiota de Tomás, por supuesto.- me limité a mirarlo- y si seguí el juego aquí, es porque quería ver si estabas celosa.-sonreimos- Primer confesión lista. Ahora, segunda confesión:- levantó el índice, indicando que era la segunda confesión (muy obvio, ¿no?)- Desde el primer momento que te vi, estuve y lo sigo estando, profundamente, cabe aclararlo, enamorado de tí.- No estoy más enojada con él, ¿cómo podría estarlo? si es lo más hermoso que me regaló la vida.

-No juegues así conmigo-le dije mientras le daba un pequeño golpe en el hombro, igualmente hizo una mueca de dolor. Él se puso frente a mi, y posó sus manos en mi cuello.

-Ok, juguemos a algo más divertido.-entonces me besó, haciendo que las mariposas de mi estómago vuelvan a alborotarse, después de tanto tiempo. Ese besó fue el más largo de mi vida. Nos separamos

-Recuerda esto, Alma Mía, soy y seré siempre de tu propiedad, solo y completamente tuyo, hasta el último centímetro de mi piel, hasta el último látido de mi corazón.- dijo él, y me volvió a besar. Comenzó a acariciarme las piernas, algo que me hacía poner la piel de gallina, pero me encantaba. Nuestra respiración comenzó a agitarse, parecía que recién acabamos de correr una maratón. Besaba mi cuello y seguía acariciando mis piernas, mis manos estaban enredadas en su cabello. El tómo mis piernas y las colocó en su cintura, me alzo y seguimos besandonos, hasta llegar a la habitación. Me tiró sobre la cama, y me quitó el pijama. Yo lo ayudé a quitarse la remera. No podía creer lo que estaba sucediendo. Me estaba sintiendo viva, una mujer completa, oh, por favor, a quien engaño, la verdad es que: por unos 10 minutos, conocí mi segundo paraíso.

¡Feliz cumpleaños!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora