¡Feliz cumpleaños!

Capitulo 9

Salir con Julian no era cosa de todos los días, y salir con Nick tampoco lo era. Como de costumbre, Cata y yo salimos de compras, ropa nueva no vendría mal, y más si se trataba de una ocasión tan especial como esa salida. 
Ni bien corté la comunicación, Cata no tardó en recoger su bolso e invitarme al shopping más cercano. Durante horas lo recorrimos, de punta a punta, de tienda en tienda.
Estaba indecisa más que nada porque entendía que era una cita, y yo para una cita me vestiría super elegante, pero antes de la cita, tendría que ir al recital, para eso necesitaba ir en zapatillas, porque al escuchar a Jules cantar subía mi adrenalina y era imposible no saltar, y con tacos sería complicado hacerlo. Igualmente me decidí por lo tacos, un pantalon de Jean, y una camisa negra. Cata se compró un vestido hermoso, y pensaba ir con zapatos, también.
Cuando llegamos al hotel nos probamos la ropa, desfilamos y nos divertimos un buen rato, luego decidimos irnos a dormir, ya que queríamos levantarnos temprano para poder arreglarnos bien y con tiempo, pero antes quise ir a hablar con mi madre por telefono.
Bajé y utilicé el telefono que se encontraba en la mesa de la recepción y marqué el número de mi casa, la conversación con mi madre fue corta, ya que estaba con sueño y las ganas de hablar eran excasas. Le conté que tendría una cita con Julian, como no me creyó, nuevamente, le prometí que me sacaría una foto con él y se la enviaría por correo, les mandé un beso muy fuerte a cada uno y colgué. Estuve pensando en intentar llamar a Tomás, pero no quería quedar muy insistente, así que me fui a dormir.

Estaba durmiendo placidamente, como nunca antes lo había hecho, hasta que sentí un líquido caer sobre mi rostro. Cata estaba parada al frente mío, con un vaso de agua entre sus manos

-Se podría decir que llegó el día que esperamos durante años, así que levantate ¡YA!-Dijo Cata, un poco apresurada, bueno, bastante, eran las 10 a.m, y ellos vendría aproximadamente 6:30 p.m.
Me levanté peresoza, pero sin quejarme, mas amaba que este día haya llegado. 
No sabría como explicarles, tenía mariposas en el estómago, pero podían estar acuchillando mi sistema digestivo por dos razones: nervios y amor. Para ser sincera, creo que era más amor que nervios, pensar en él era la pósima exacta para que las mariposas estómacales comiencen su revoloteo extremo y me hagan sentir... ¿Feliz? No lo sabía, pero me gustaba sentirlo.
Lavé mi cara luego de cepillarme los dientes, y también tomé un baño. Salí y Cata me estaba esperando para desayunar, pero yo no tenía hambre, así que solo le dije que se traiga un café y vuelva a la habitación.
Encendí mi computadora tan solo para saber algo de Tomás, pero como era costumbre, apagué la misma desilucionada al no obtener respuesta de él.
llegó Catalina con dos café, a pesar que le había dicho que no iba a desayunar. Ella extendió su mano ofreciendome el vaso de café y una medialuna.
El tiempo iba pasando lentamente, y yo aún no sabía que hacer mientras pasaban a ser las 6:30, la mejor hora de mi vida, creo.
Catalina ya comenzó sus arreglos desde las 2 p.m, y yo aún estaba haciendo zapping en la televisión. Entré a bañarme nuevamente, me sequé el pelo y peine, dejandomelo suelto para salir, me coloqué un poco de máscara de pestañas, delineador, y un tono muy sueve de labial, casi no se me notaba el maquillaje, me vestí con un short y una remera, teniendo en cuenta que todavía faltaban 2 horas para irnos, cuando salí Catalina aún se estaba maquillando, y no llegaría a hacerse el gran peinado que esperaba, pero todavía tenía tiempo para un lindo peinado

-¿Qué haces así? Faltan tan solo 1 hora, 56 minutos, 42, 41, 40, 39, 38, etc segundos para que lleguen nuestros amados- Dijo Cata, con cara de enamorada.
Le hice caso y comencé a vestirme con la ropa nueva. Cuando salí, Cata ya estaba vestida con su hermoso vestido, y se estaba peinando, una trenza cocida rodeaba parte de su cabellera, y cuando me vio, me sentó y comenzó a peinarme. Luego de 10 minutos tenía un flequillo y la mitad del cabello recogido. 
Luego de un par de minutos sonó el telefono que comunica con la recepción, dos personas nos estaban esperando. 
Bajamos y no encontramos con Julian y Nick, estaban sentados los dos hablando y riendo en el sofa de la recepción. Julian nos vió y se paró, saludo a las dos con un beso en la mejilla a cada una y me ofreció su brazo para retirarnos del hotel