Capitulo 14

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-No quiero volver, no merezco este sufrimiento, este es mi lugar, acá me siento bien, así estoy bien, ¡QUIERO QUEDARME!- Le dije a Cata con un par de lágrimas amenazando salir. Estaba mirando los boletos de avión, pero esta vez, eran de vuelta.
Debo admitir que extraño mucho mi país, las comidas, la facultad, mi mamá, mi papá, Gabi...¿Tomas?... extraño mi casa, mi cama, la televisión en mi idioma, las salidas con todas mis amigas, mi hogar. Pero sin dudas, durante mucho tiempo, he esperado sentirme así, de esta manera... feliz. Esa es la palabra. Estaba feliz, el clima me ayudaba siempre, New York con un sol radiente o con una lluvia terrorifica, era hermosa, y eso inspiraba felicidad de todos lados... Y, no les voy a mentir, imaginarme una vida en Nueva York, incluía a Julian, y no hay explicación de como latía mi corazón al fantasear con esa vida.

-Yo tampoco quiero, Alma, pero no nos queda opción más que volver... Ten... ponte el vestido y vayamos al Times Square, a las 9 saldremos.

Me vestí sin ganas. Sería la última noche que saldría a pasear, y decir "última" me rompía el corazón. 
Eran 8:30, y pensaba, que al siguiente día, a la misma hora, yo, estaría preparando las valijas, para volver, y saldríamos a las 7 de la mañana.

Salí del baño maquillada, peinada, y vestida con un vestido turquesa que me prestó Catalina, y unos zapatos negros, sin tacos, por que no quería sufrir del mismo dolor de pies, iríamos a caminar, no a desfilar. 
Catalina me dijo que sonría, conocí la ciudad más maravillosa que podría imaginar, conocí al lugar donde se basaban todos mis sueños, y además, conocí al hombre de mis sueños, no le podía pedir más a esta vida. Y entonces, inventé una sonrisa.
Caminar por el Times Square me hizo bien, es más, olvidé mis problemas por un rato, y salir con Catalina es la decisión más divertida que una persona pueda elegir.
Nos sentamos a en un bar a beber algo, ya que al otro día estaríamos demasiado ocupadas como para despedirnos de Nueva York como nosotras en verdad queremos. Coloqué mi bolso negro, que siempre llevo conmigo, sobre la mesa, y luego, saqué mi celular. Para mi sorpresa, tenía dos llamadas perdidas de Julian, me emocioné, pero al mismo tiempo sentí vergüenza al recordar el momento embarazoso que pasamos, y decidí no devolverle las llamadas, ya que si necesitaba algo, y el llamado era de urgencia, seguro se comunicarían con Catalina al no recibir respuestas mías, así que tan solo apagué el celular y comencé a charlar con Cata.

Después de una larga charla, tomamos un taxi y regresamos al hotel. Ya no teníamos nada más que hablar, ambas estabamos cansadas, y ni bien llegamos, nos costamos, cerramos los ojos, y nos quedamos dormidas.

Escuché sonar mi celular, entre sueños lo tomé y miré la pantalla. El brillo de la misma lastimó mis ojos, entrecerre estos así podía ver con un poco más de claridad. Eran las 5 de la mañana, y Julian me estaba llamando. Siendo esa hora imaginé que era importante, así que un poco confundida, aún por el sueño, atendí.

-Hola- Dije con un tono totalmente perezoso, mientras trataba de evitar cerrar los ojos. 

-Hola bebé, soy Julian. Perdón por despertarte, pero necesito que bajes a la recepción lo más pronto que puedas.

-Me visto y bajo- Esta bien que era Julian Fernando Casablancas el que estaba detrás del telefono, pero no podía evitar pensar en los "5 minutos" más que necesitaba de sueño.

-No, como estas, así, sin producirte, tu, solo baja, después subirás nuevamente.

-Estaré ahí enseguida. 

Colgué, y descubrí que Catalina estaba despierta

-¿Dónde irás?- Preguntó ella, estaba un poco palida.

-A la recepción- dije, evitando dar detalles.

-¿Me traes un té?, por favor, es que aún me siento mal del estóm...- Dijo, y salió corriendo al baño tapando su boca.

Esperé el ascensor, aún me costaba abrir los ojos del todo, así que me los refregaba a cada rato, debía estar hecha un desastre, mi maquillaje de la noche anterior seguro estaba corrido, mi pelo enmarañado, mis ojos achinados, un horror. Por suerte antes de salir tomé del bolso de Cata un chicle, ya que no podía perder mucho tiempo en el baño. Cuando el ascensor llegó, ví a un muchacho muy buen mozo que me miró de arriba abajo y sonreía, yo solo le devolví la sonrisa, y entré, en el espejo podía ver todo lo que predije, cabello enmarañado, ojos achinados, maquillaje corrido, y encima, mi voz de recién despierta, era asquerosa. Podía verme con mi pijama rosa de ositos el cual Gabi había elegido, me quedaba 1 talle más grande cuando me lo regaló, pero desde que comencé a estudiar y vivir sola, bajé de peso, y ahora me queda 2 o 3 talles más grande. Y mis pantuflas eran grises con un corazon rosa en el medio. Daba vergüenza ajena.
El ascensor llegó a la planta baja, y abrió sus puertas. Pude ver a Julian con un globo en su mano, un globo rojo en forma de corazón, estaba sobre su cabeza, al lado de él había un había un peluche que le llegaba hasta la cintura. Atrás de él estaba Nick, con una ramo de flores, jazmines, las preferidas de Cata. 
Julian me vió y sonrió, yo quería que la tierra me tragara ya que mi vestimenta creo, no era demasiado adecuada, las mangas de mi pijama colgaban sin dejar ver mis manos, y mis pantalones debían estar arremangados, pero aún así, Julian dijo: "Estas hermosa" y me dio sus maravillosos regalos. Lo abracé y comencé a llorar. Me dijo que sabía que era mi último día en New York, así que me quería dar otro regalo, me pidió que subiera a la habitación nuevamente, y que me colocara lo de la caja. Se dio vuelta, y levantó de uno de los sillones de la recepción una caja celeste muy bella. Nick, antes de subir, me preguntó por Catalina, entonces recordé lo del té que me había pedido, pero él se ofreció a llevarselo, así que tome el ascensor y subí. 

-¿Trajiste mi té?- preguntó Catalina

-Te lo traeran los empleados- Mentí, ya que pensé que Catalina no sabía nada sobre la presencia de Nick en el hotel, y no quería arruinar su sorpresa. Mientras Cata se daba vuelta de la cama, yo, entré al baño, cepillé mis dientes, lavé mi cara, me maquillé, peiné, y abrí la caja. Adentro encontré: Una remera negra con el logo de The Strokes... como la mía. Un short azul que combinaba con el logo... similar a mi short. Y unas zapatillas negras... parecidas a las mías... me vestí y estaba vestida... igual que el día que nos conocimos...

Tocaron la puerta y vi a Nick, con una taza de té y el ramo de jazmines... se veía tan tierno... lo hice pasar y salí para caminar hacia el ascensor. Bajé anciosa, y me encontré con Julian nuevamente, me tomó de la mano y me dio un beso en la mejilla. 

-Vamos, te tengo una sorpresa.- Dijo, y salimos afuera, donde se ubicaba su auto. Me dio la mano y abrió la puerta, ayudandome a subir a este. Subió él y asintió esperando mi aprobación, para que dé marcha al auto. Asentí yo también.

-Estás igual de hermosa que el día que te conocí. Y aunque me duela mucho tapar esos hermosos ojos, quiero que la sorpresa sea muy sorpresiva, así que...- dijo, mientras me mostraba una tela negra que me la acercaba lentamente, hasta taparme la visión. La ajustó con cuidado y arrancó el auto.

-¿Dónde vamos?

-Sorpresa, linda.

¡Feliz cumpleaños (valga la redundancia) a nuestro héroe musical! ¡Feliz cumple Jules!♥

¡Feliz cumpleaños!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora