Capitulo 33 (1/2)

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-Alma, me asustas cuando dices eso, ¿qué sucede?

-No te preocupes, es algo lindo, supongo...

-¿Qué sucede?, Alma, sin vueltas por favor que me pongo nervioso

-Puede llegar a...- me di cuenta que no sabía como explicárselo, así que mire al suelo.

- Alma, por favor...

-Ok...-suspiré profundo- puede llegar a pasar, por esas casualidades del mundo-sonreí mirando al suelo. Levanté la mirada y Jules se notaba confundido- que seamos papás

Julian sonrió incrédulo, comenzó a reír, su risa contenía una mezcla de tranquilidad, emoción y felicidad. Una lágrima recorrió su mejilla.

-No es broma, ¿o sí?- preguntó, aún sin poder creerlo.

-Claro que no, pero no te emociones, todavía no me hice el test, solo te conté por quería tu apoyo a la hora de hacerlo- respondí.

-¿Y qué esperas?

-No lo sé

Entonces sostuvo mi mano y me llevó hacia el baño, me dejó adentro y salió cerrando la puerta

-Te esperaré aquí- dijo atrás de la puerta.

Hice una pequeña sonrisa, aunque el no podía verme. Me senté a leer las instrucciones, y lo hice.

La espera fue más larga de lo que imaginé, 15 minutos parecían una eternidad. Estaba junto a él, lo que me parecía aún más extraño, porque, como un juego de la vida, el tiempo disminuye, al punto de confundir las horas con los minutos, y los minutos con los segundos. Era Julian el que acortaba tiempos, el que desaparecía horarios. Un minuto lo tomábamos como un segundo, una hora como un minuto, y un día como una hora. Pero ahora, cuando esperaba lo mismo, esperaba que el tiempo pasara sin dejar rastro alguno, cuando esperaba suspirar y que oscurezca, aún seguíamos ahí, los dos abrazados mirando exactamente lo mismo, un objeto inanimado que nos diría cual sería nuestro futuro, marcaría un punto decisivo en nuestras vidas.

-¿Cuánto tiempo pasó?- pregunté impaciente.

Julian miró su reloj pulsera -Exactamente, 5 minutos.- quitó la mirada del reloj, y posó sus ojos, hermosos ojos, sobre mi. Sonrió y me detuve a mirarlo, esta vez con más detalle que el resto de las veces, ahora lo miraba y podía imaginarlo como mi compañero de vida, lo podía ver en mi mente recostado en el césped mirando las estrellas con un niño precioso que sacaría todo de él, o tomando té en una reunión entre una niña preciosa igualita a mi (pero con sus ojos), él, y un par de muñecas y peluches que completarían tan hermoso evento. Lo podía imaginar a él como padre. A nosotros como padres. Y eso, me calmó. No me ponía nerviosa el resultado, si sería negativo, pensaba quedarme a su lado toda la vida, ¿qué apuro tenemos? somos jóvenes, algún día llegará el momento. Y si sería positivo creería que estamos preparados para esta etapa. Será una aventura maravillosa que estoy dispuesta a compartirla con una persona tan hermosa como lo es Jules.

Aún nos encontrábamos allí, en el pasillo. Seguíamos ahí, esperando.

Cuando pasaron los 15 minutos nos miramos al mismo tiempo, no sabíamos quién de nosotros dos iríamos a ver el test. 

-¿Piedra, papel o tijera?- preguntó

-¿Ta-te-ti?- pregunté

-Piedra, papel o tijera es más divertido. Al mejor de tres.

-Ta-te-ti es más rápido- Repliqué

-Vayamos los dos

Temblaba, él también lo hacía, y vacilando miramos el test. Solo una raya nos separaba de tan hermoso título. No había bebé. Y al contrario de lo que pensaba, esto me angustiaba.

-Hay tiempo, ya llegará nuestra recompensa.-Me miró él, tratando de levantarme el ánimo.

-Lo sé, sé que somos jóvenes y tenemos tiempo...

Sonó el celular de Julian, ya habían conseguido los boletos para regresar a Argentina y poder ver a mi padre, de nuevo. Saldríamos en tres horas.

Julian se ofreció a armar mi bolso, y también armaría el de él. Me pidió que descanse, así que fui a la habitación a acostarme y me quedé dormida...

Comencé a adentrarme en un sueño. Abrí los ojos y estaba mi madre con mi hermano, los dos al lado mío en la cama. Me dieron un beso en la mejilla y se desvanecieron, como si  hubieran sido hechos con arena, el viento los rompió en mil pedazos y se llevo a mi mamá y hermano con él. No me hablaron. Solo se dedicaron a mirarme profundamente.

Me desperté con más miedo del que tenía antes y ayude a Jules con las cosas, así no sería tanto trabajo, y haríamos todo más rápido

Ese día, el poder de Julian para acortar tiempo perdió sus fuerzas, por que aunque parecía extraño todo pasaba muy despacio, casi en cámara lenta. La idea parecía ser aprovechar el tiempo. Lo besé, lo besé muy apasionadamente. Miró su reloj.

-En una hora salimos.- Dijo en medio del beso

-No me importa ahora. Quiero... tan solo quiero estar con vos...-Dije, sin saber por qué, pero lo dije.

-Siempre hay tiempo para viajar al paraíso.-Dijo mientras rodeaba mis piernas en su cintura y me llevaba a la cama.

Después de eso nos bañamos, me cambié, me peiné, perfumé, maquillé y abrí la puerta para recibir a Nick y a Cata, ya que ellos serían los que nos llevarían al aeropuerto. 

Catalina viajó al lado mío en el auto, y tomó mi mano fuerte durante todo el camino. Me abrazó y nos dejaron ahí, a espera del avión. Ese abrazo lo sentí raro, pero lo dejé pasar, ese día, todo era raro.

Subimos al avión, y ni siquiera nos dirigimos la palabra. Julian parecía cansado. Parecía preocupado, y confundido. Y por más que le preguntara que le sucedía, no sabía responderme. Se quedó dormido y ninguno de los dos entendía por que su cara mantenía esa expresión. 

El hecho de que yo haya dormido ese día a la tarde, cambió mis horarios y por eso (sumando los nervios que me generaban el vuelo, y mis sueños) no dormí durante el vuelo. En todo el viaje Julian apretaba muy fuerte mi mano, no quería que lo suelte, ni yo quería soltarlo.

El tiempo parecía jugarme un juego bastante desagradable. O pasaba muy rápido o muy lento, pero no mantenía un ritmo adecuado. Ahora pasa muy rápido, casi sin dejar rastro, de nuevo.

Llegamos de noche, tomamos un taxi que nos costó conseguir y en el viaje desde el aeropuerto hasta mi casa no rendí más y caí dormida... de nuevo.

En este sueño Cata llegaba y se sentaba al lado mío, en el taxi. Giré la mirada hacia mi derecha y estaba Julian. ¿Qué esta pasando acá? el taxi seguía su ritmo en una carretera vacía. El chofer no se veía. Catalina parecía triste. Julian también. Sus rostros reflejaban mucho miedo. Mire hacia el espejo retrovisor del taxi. Manejaba yo. 

-Pasó todo tan rápido... -Dijo la especie de clon que manejaba.

-¿Qué es esto?- pregunté desesperada por una respuesta.

-El viaje, conocer a tus ídolos, salir con Julian, hacer el amor con él, besarlo, abrazarlo, vivir con él ¡EN NUEVA YORK!- Prosiguió como si no me hubiese escuchado

-¿Es un sueño?

-Sí, es un sueño... 

-Y... ¿Por qué estoy soñando esto?

-No lo sé, tal vez sea una señal

-¿Señal?-miré confundida.

-Se acaba el tiempo

-¿Tiempo de qué?

-Chau, Alma.

¡Feliz cumpleaños!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora