Capitulo 2

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Llegamos al edificio, Tomi apago el motor y yo miré hacía mi ventanilla, en el escalón estaba Catalina con un paquete, parecía ser una torta. Bajé del auto algo agotada, estiré mis piernas y mis brazos logrando que los huesos de mi espalda suenen fuerte, como si se estuvieran triturando, sonreí al ver las caras de dolor de Tomi y Cata. Cata sacudió la cabeza tratando de regrasar al mundo real, luego corrió hacía mi y me dio un abrazo tan fuerte que me dejó sin aire, se alejo un poco de mi sin dejar de sostenerme en sus manos -OH, DIOS, ¡CREÍ QUE NUNCA TE VOLVERÍA A VER! YA NUNCA MÁS HAGAS ESO PEQUEÑA, NUNCA MÁS-Dijo gritando locamente, cuando terminó su encantador discurso ella comenzó a reír y yo estaba colorada de la vergüenza, ya que medio barrio salió a ver lo que sucedía.

Sonreí y mordí mis labios, le di una mini cachetada no muy dolorosa en su mejilla y la empujé para que entrara al edificio.

Nos colocamos al frente del ascensor y tocamos el botón para que bajara. Luego de 10 minutos de espera descubrimos que había un cartel bastante llamativo que decía "En reparación", ambos tres nos miramos y sonreímos, así que tuvimos que maltratar nuestros cuerpos sedentarios y tomar el camino de las escaleras hasta el tercer piso.

Mientras subiamos, hablamos poco, casi nada, solo palabras cortas ya que los tres teniamos la respiración agitada y no podíamos hacer más que soñar con llegar al departamento. Entonces, llegamos, abrí la puerta, entré, y me coloqué adelante de ellos -Mi casa, es su casa- dije con los brazos abiertos.

-No necesito que me lo recuerdes-Dijo Cata mientras me empujaba y se sacaba las zapatillas, dejando, mejor dicho, tirando la torta sobre la mesa-pero gracias por decirmelo. Guarda eso en la heladera. Y el café con crema, por favor.- Agarró el control remoto y encendió la televisión. Me di vuelta y noté que Tomas estaba aún parado en la puerta.

-Vamos, adelante, no te voy a morder

-Te juro que eso no me molestaría en lo más mínimo.-Dijo para él mismo, pero logré oirlo.

-Wow, tenemos un masoquista aquí. Dale, pasa, toma asiento que ya te traigo el café, ¿Con crema?

-Sí, por favor- Estaba sonrojado, tal vez porque oí lo que había dicho.

Puse el agua en fuego, y miré el reloj, eran las dos de la tarde, así que me apresuré a preparar los cafés, así tenía tiempo de ir a buscar a Gabi, mi hermano.

Puse las tazas sobre la mesa, y Catalina tomó su café en tres sorbos. Tomi no lo terminó, porque se colgaba hablando de sus planes a futuro, y su bebida se enfrió. Y yo lo tomé al mío por la mitad, porque me interesaba más ordenar

-Creeme, mañana esto estará más desordenado de lo que te imaginas-Dijo Catalina muy segura de sus palabras.

-No sé lo que estarás planeando, pero acá fiestas no- Dije seria.

-No lo dije por eso, deja, yo sé por que lo digo- Miro a la taza vacia con una sonrisa- Cambiando de tema, ¿Qué hora es?

Tomi sacó su celular del bolsillo-3:30, ¿Por?

-¿Vamos, Almi?-Dijo Cata, ignorando a Tomi. O tal vez no lo escuchó, no lo sé.

-Vamos. Vamos a buscar a Gabi al jardín.

-¿Las alcanzo?-Propuso Tomas.

-Obvio, no esperaba menos de vos, Tom- Dijo Cata, sonriendo amistosamente.

-Me abrigo y vamos.-Dijimos juntas Cata y yo, nos reímos y fuimos a mi habitación.

Catalina observo mi habitación detalladamente, como si nunca hubiera entrado, se paro frente a cada imagen pegada en mi pared, algunas de esas imagenes ella misma las había pegado, mi cuarto lleno de fotos de Nueva York y The Strokes. Me miro con una cara rara, que nunca la había visto, y la conozco hace 20 años, era una mezcla de emoción y orgullo, no sabría explicarlo, sus ojos brillaban al ver cada foto.

¡Feliz cumpleaños!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora