Capítulo X

391 44 8
                                    

Las rutinas se habían vuelto frustrantes desde esa noche con Morgan.

Rachel se levantaba temprano por la mañana y echaba vistazos a la cubierta, esperando encontrarse con un despreocupado capitán navegando su barco. Ahora, en su lugar se encontraban Johnson y Morgan haciendo rondas cada que ella intentaba encontrarle; ellos la seguían a todas partes con el menor disimulo posible y se encargaban de guiar la nave por aguas seguras. Luego ella tomaría el desayuno y bajaría hasta las cocinas para ayudar hasta que el almuerzo fuera servido. Cuando terminaba pasaba el resto del día en la biblioteca u observando el océano en calma. Hasta que caía la noche e intentaba dar con Aaron nuevamente. Finalmente se rendía y volvía al camarote donde compartía cama con Harry y mantenían charlas poco interesantes hasta que uno cayera profundamente dormido.

— ¿Harry? —lo había llamado una noche, cuando por fin había reunido el valor para hablar de ciertas cosas. Ella llevaba varias horas despierta.

— ¿No puedes dormir? —preguntó él al instante con energía manando de sus palabras.

Rachel miró en sus despiertos ojos grises, sintiendo algo en su interior moverse con paso emocionado. Era extraño, como en momentos así pareciera que nada hubiera cambiado y aún pudieran entenderse con simples miradas. Solía guardar el secreto deseo de que Harry viera en sus ojos, con atención, por una vez, y así tal vez descubriría sus sentimientos hacia él.

Aquella noche se había sentido dispuesta a finalmente revelar lo que sentía. Rachel frotaba sus manos con impaciencia contra sus pantalones de pijama y respiraba de manera irregular. Sin embargo, cuando abrió la boca, dispuesta a soltar un "me gustas, Harry. Siempre he sentido algo por ti", salió algo completamente diferente.

— Creo que Aaron es bastante guapo.

Harry suspiró.

Y no le habló en toda la noche.


Al día siguiente, se instaló nuevamente en las cocinas y contó todo lo sucedido a Jas, que arrugaba el entrecejo con cada frase que Rachel lanzaba.

— ¿Te gusta Aaron? —aventuró luego, con una sonrisita pícara surcando sus facciones.

No, me gusta Harry, pero el muy idiota no se da cuenta.

— Aaron es bastante guapo —comentó.

— Ya sé, pero...

— El único problema es su ex novia.

— ¿Cómo dices?

— Morgan —susurró Jasmine, como su fuera obvio—. Fue algo corto, pero muy intenso y parece que ella no lo ha superado. La Oficial intenta sabotear a cada chica que se acerca a él, así que si lo quieres, ten mucho cuidado.

Era el mismo tono que había usado Johnson cuando la había descrito. Sin embargo, Rachel no prestó mucha atención en aquello.

— ¡Que no me gusta! Apenas lo conozco —intentó discutir.

Jasmine se encogió de hombros, pero se notaba en su pequeña sonrisa que no le había creído en nada a Rachel. La morena se mantuvo unos minutos en silencio, preparando algo en forma metódica, y luego se volvió nuevamente hacia ella, con un vaso humeante en manos y una sonrisa aún más grande.

— Llévale esto —le ofreció el vaso—. Es su café favorito, le gustará.

— ¿Cómo sabes que planeo buscarle?

El Secreto de PerséfoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora