Capítulo XVIII

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El Príncipe Heredero de Luxar y su Prometida, sonrieron ante los aplausos de la mayor parte de los invitados. Rachel observó a su alrededor, encontrando miradas conocidas entre la masa de extraños. Eran los tripulantes de La Poderosa quienes ni siquiera habían podido aplaudir pues el desconcierto nublaba sus facciones, al igual que le pasaba a Rachel y Harry.

El salón entero guardó silencio cuando la pareja Real hizo su camino bajando por las elegantes escaleras. Aaron miraba al frente, a un punto más allá de Rachel, y mantenía firmemente asida la mano de Lady Amelia con expresión tranquila. Los ojos de Rach no se apartaron, ni por un segundo, de los de Aaron, pero él en ningún momento le devolvió la mirada.

Aaron, el Príncipe Heredero, se veía extremadamente guapo en el traje negro que llevaba. Todo en su vestimenta relucía con toques oscuros que hacían que el corazón de Rachel doliera. Sus ojos refulgían con una brillante mirada seductora que acompañaba a la sonrisa de medio lado que lucía, esa que provocaba cosquilleos en el vientre de Rach.

Se veía increíblemente guapo.

— Siempre ha intentado ir a por él —susurró una voz conocida a su lado. Rachel le dio una mirada confundida a Jasmine —. Está como completamente obsesionada con Aaron.

Rach suspiró, dirigiendo su mirada a la acompañante de Aaron. Lady Amelia.

Era innegablemente hermosa. Su vestido de encaje color rojo pasión se ceñía en todos los lugares adecuados y luego caía en una amplia falda que se abría en torno a ella dándole un aspecto magnífico, como recién salida de un desfile de alta costura. El cabello negro y abundante le caía sobre los hombros en unas hermosas ondas. Su piel parecía de porcelana y Rach alcanzó a ver cómo sus ojos grises admiraban al hombre que tenía a su lado. Juntos, se veían como la pareja perfecta de la corte Real.

Rachel suspiró.

— Te ves hermosa, Jas —comentó centrando toda su atención en su morena amiga quién llevaba un hermoso vestido dorado y el cabello recogido en una corona de trenzas que la hacían lucir increíble. Jasmine sonrió y tomó las manos de Rachel con suavidad.

— Tú también, Rachel —dijo en voz queda, luego hizo una mueca—. Lamento tanto que tengas que presenciar todo esto.

Se encogió de hombros cuando la pareja Real terminó de bajar las escaleras y se posicionó para su primer baile. De pronto se sentía como una completa extra en la historia de alguien más y no le sorprendió que, al recorrer el salón con la mirada, más de una expresión coincidiera con la suya.

Sintió a Harry removerse incómodamente a su lado.

— ¿Me acompañas a buscar algunas bebidas? —susurró con los labios pegados en su oreja. Rachel se estremeció.

Estuvo a punto de asentir y largarse de la pista de baile donde todos comenzaban a acumularse para dar espacio a la danza de Aaron y Lady Amelia. La suave música llenó sus oídos, instándola a bailar mientras las parejas ansiaban acercarse a la pista y coordinar la melodía con sus elegantes movimientos. Harry aún esperaba por ella.

— Enseguida voy.

Su mejor amigo asintió con cautela y se dio la vuelta en busca de las bebidas. Jasmine no se veía por ningún lugar y sus ojos no coincidían con algún rostro conocido cuando sintió una mano posarse en su cintura.

Rachel se sobresaltó al sentir su mano ser tomada por alguien más. El extraño la hizo girar con suavidad antes de ponerse al alcance de su vista. Cuando por fin pudo poner los ojos sobre su nueva pareja de baile el tiempo pareció ralentizarse por unos preciosos segundos, incluso podría haber jurado que su corazón latía con más calma, cada vez más lentamente.

El Secreto de PerséfoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora