✿ chapter four

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—¡Grace! me preocupaste

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—¡Grace! me preocupaste. Tenía mi mente en otro mundo, como siempre. No sabes cuanto lo lamento—se disculpó Anne.

—No pasa nada, en serio.

—¿Cómo volviste?—preguntó Matthew.

—Vine con...—miré hacia atrás y no vi a Gilbert en ningún lado—mi intuición.

"Gracias por traerme Gilbert alias detective." Fue la frase que pensé durante el camino a la casa de los Cuthbert mientras él me llevaba. Ahora que me dejó sin despedirse supongo que me la guardaré para mi.

—Jerry trae un abrigo para Grace.

Las órdenes de Marilla fueron escuchadas por un chico que, deducí, es una especie de empleado en la granja.

Jerry me trajo un abrigo que me quedaba algo grande. Él rió por eso y yo le sonreí en forma de agradecimiento.

—¿Qué dijo la señorita Muriel?—chismeó Marilla.

—Iré antes de la hora escolar para clases avanzadas.

—Oh, que gusto debe ser. Me encantaría estudiar aún más.

Miré a Anne confundida. ¿Esta chica es real?

—Hora de merendar—avisó Matthew.

Nos sentamos en la mesa y di un vistazo a toda la comida.

—¿Quién hizo todo esto?

—Marilla y Anne claramente—respondió Jerry.

—¿Matthew y tú no saben cocinar?

—Bueno... nosotros no...—balbuceó Cuthbert—nunca lo intentamos.

—Me encantaría que hagan la próxima merienda—animó Marilla.

—Grace. Debo ir a casa de Diana, también irá Ruby ¿Vendrías?

Miré a la pelirroja y asentí.

Me agarró de la mano y me sacó de mi silla para después salir de la casa. A esta chica se le hacía costumbre hacer eso.

En el camino Anne me contaba una historia de suspenso ideada por ella. Aún seguía sorprendida por su gran personalidad.

—La hada despertó pero nunca encontró la rosa.

—Un final no muy feliz—reí.

—Que despistada, ya llegamos.

La chica corrió adentro de la casa y yo suspirando caminé a ella, lamentando el porque al menos Rose no vino a hacerme compañia.

Entré y Ruby junto a Diana me miraron.

—Hola chicas. Lo siento no quiero ser molestia, Anne me invitó.

—No lo eres, sólo jugaremos—sonrió una amable Gillis.

Nos pusimos en ronda y acomodaron las pequeñas balitas que trajo la pelirroja.

—Haremos esto. Antes de tirar la bala, la que la sostenga dirá algo personal o privado.

Miré a Diana desconfiada pero asentí junto las demás.

—Yo voy—casi gritó Anne—cuando estoy sola me gusta contar cuantos azulejos hay en el baño.

Todas reímos mientras tiraba la bala. Diana se apresuró en agarrarla y al instante quedó en blanco.

—No se si tengo algo personal... ¡Oh! aunque no lo crean, amo la mermelada de manzana con tomate.

—Eso es completamente asqueroso—admití.

Ella se encogió de hombros y tiró la bala. Erró el tiro y Ruby me la ofreció haciendo que yo niegue mientras me excusaba con que seguía pensando mi secreto.

—Suelo pensar en como llamare a mis hijos, y lo decidí. Liz y si es varón será Troy—la rubia se sonrojó un poco—, Blythe—susurró.

Suspiró y tiró la bala mientras las otras nos miramos cómplices.

—Supongo que es mi turno—busqué entre mis pensamientos, intentando no mentir pero a la vez no revelar nada—Extraño a mi familia—confesé.

Un silencio incómodo quedó en el salón. Por mi mejilla corrió una pequeña lágrima que quité al instante.

Sentí que las tres chicas me abrazaban y las abracé aún mas fuerte. Largos minutos pasaron hasta que me logré calmar.

Entre otras confesiones graciosas y raras nos pasamos la tarde. Y aunque no lo habían dicho, sabía que esas chicas van a estar conmigo en las buenas y en las malas.

La puerta fue golpeada tres veces y Diana fue a abrirla.

Habían pasado unos minutos y seguíamos esperándola.

—Se está tardando—observó Anne.

—Yo iré—me levanté y caminé por el pasillo de la hermosa casa de los Barry.

Encontré a Diana parada en la puerta con una pequeña cesta en manos.

—Son para tu hermana, me enteré que enfermó.

No puede ser. No y no. Mi corazón fue a un ritmo más rápido al escuchar su voz.

—Gracias Gilbert, es un hermoso gesto—agradeció la chica.

—Buenas tardes, Blythe—saludé parándome al lado de Diana.

Diana miró confundida la escena y se excusó diciendo que llevaría la cesta a su hermana menor.

—Buenas tardes, bella Grace—sonrió Gilbert.

—Que curiosidad que estés aquí.

—Creo que escuchaste correctamente el porque estoy en esta casa Ger.

Suspiré y puse las manos en mis bolsillos. Lo miré fijamente actuando normal, como si no me pusiera los pelos de punta con tan solo estar frente a mi.

—Aunque también vine porque nosotros dos tenemos algo pendiente—advirtió.

apenas un día y blythe ya la anda chamuyando ahre
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SPY LIAR  ⤳  Gilbert BlytheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora