¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Está bien, somos unos idiotas—exclamó Gilbert.
—Debemos salir de aquí—le recordé.
—¿De verdad? Porque...—miró alrededor—me agrada mucho esto.
Rodé los ojos ante su sarcasmo.
—Rose y yo debemos irnos, es nuestra única forma de volver con nuestros padres. Ella... ni siquiera tiene una clave.
—Si... Las extrañaré demasiado. Conocí poco a Rose pero a pesar de su testarudez y ser de Capricornio, me agradó mucho—hizo una pausa para reírse—; extrañaré sus charlas de astrología conmigo. Que buenos tiempos...
» También te extrañaré a ti, Grace Ger. Desde el primer momento me hipnotizaste y quise saber que escondías y, jamás espere todo esto. Eres fuerte, más allá de que a veces te caigas, tú te vuelves a levantar. Eres toda una revolucionaria y te admiro demasiado por todo lo que haces. Eres increíble y la mejor mujer que conocí. ¡Y estoy casi seguro que eres ascendente en Leo!
Eso me hizo estar al borde de llorar pero no se lo iba a decir. ¿Tenía que hacer un discurso en el medio de todo esto?
—También te extrañaremos, Blythe—suspiré—fuiste un gran amigo estos días... Y Rose me dijo que era ascendente en Sagitario.
—¿Le creerás a Capricornio?—preguntó indignado y bajando las cejas.
Escuchamos un quejido de parte de ella, aún con cinta en su boca. Reímos, por la estúpida situación que tuvimos.
—¿Por qué no vienes con nosotras?—pregunté.
Abrió la boca sin saber que responder. Lo pensó durante unos segundos.
—No, Bash no entendería y... no puedo desaparecer sin más.
—Entiendo—bajé la mirada, algo triste por la respuesta.
Aunque en verdad entendía que dijera 'no'. Y sería muy arriesgado para él. En fin, fue un pregunta tonta.
—Iré.
—¿Qué?...
—Iré con ustedes, Grace.
Grité emocionada y lo abracé. Me separé rápidamente sin ánimos de incomodarlo.
—¡¿ESTÁS DESATADA?!—gritó.
—Claro que si. ¿Qué clase de espía inútil crees que soy?—respondí obvia.
Escuchamos otro quejido de Rose y le saqué la cinta con cuidado, pero aún así, por su cara, se que le dolió.
—Es lo único que agradeceré—murmuró.
Los desaté a ambos con velocidad y se pararon para aflojar los músculos.
—Okey, ¿Cuál es el plan?—pregunté para escuchar ideas.
—Buscar el reloj—afirmó Rose.
—Listo—Blythe saco de su bolsillo el reloj de su padre—el que tiene ella es uno falso... Bueno, no es falso, era mi reloj costoso que traje de... no importa, este es el portal.
—Entonces buscamos solo el briontiz...
—No tan rápido Rosita, también lo tengo—alzó la pequeña pieza.
—¿Tenías los dos todo este tiempo que estuvimos atados? ¿Cómo...?—interrogué buscando explicación.
—Claro que sí, ¿Qué clase de hijo de espía inútil crees que soy?—se burló.
—Está bien, solo nos queda buscar un lugar al aire libre y crear el portal—resumí.
Gilbert inspeccionaba mi herida con su mano y yo se la arrebaté, no había tiempo.
Fuimos hacia la puerta del sótano y vimos que estaba con candado. Tratamos de forzarlo para abrirlo pero no pudimos. Saqué el arma de Blythe y apunté.
—Apártense—avisé.
Disparé y rompí el candado, logrando que la puerta se abriera.
—Así que... mi pistola.
—Así que... no eres tan buen hijo de espía como dices—respondí al chico.
Salimos de la casa y fuimos hasta el espacio verde más cercano que encontramos. Gilbert terminó de juntar la pieza con el reloj y le dió un par de vueltas al objeto poniendo la fecha de nuestro tiempo. Se formó un gran portal luminoso.
—No tan rápido...
Nos giramos para reencontrarnos con Mary Stuart, quien nos apuntaba con un arma, y deduje que se enteró del falso reloj. Disparó por lo cual disparé al mismo tiempo.
Ella hizo una mueca de asombro y cayó al piso. Los tres quedamos sorprendidos y nos acercamos lentamente para confirmar que, estaba muerta. Respiré hondo, yo la había matado. Jamás había matado a nadie, sólo los dejaba heridos pero... Uf, me siento demasiado mal por todo esto.
Blythe se quejó y lo miré confundida, tenía una mano en su estómago, la sacó y pudimos ver sangre.
Corrimos hacia él y lo recostamos en el suelo.
—Tranquilo, ¿Okey? Respira—dije desesperadamente viéndolo y pensando alguna forma de salvarlo.
—No—susurró débil.
—Gilbert estarás bien—recriminé.
—Extrañaré tus peleas conmigo...—rió.—Y perdón por mentirte cuando dije que iría con ustedes, sólo quise verte feliz un momento—aceptó.
Ya estaba llorando y Rose me sostenía el hombro. No nos podía dejar.
—Te amo, Grace Ger. Estoy enamorado de ti.
Gilbert Blythe cerró los ojos por última vez y grité.
—Despierta... ¡No!
Revisé su pulso y su respiración, se había ido. Cerré los ojos dejando que las lágrimas caigan y recosté mi cabeza sobre él. Y ese fue el momento en el que comprendí...
—Yo también te amo, Gilbert Blythe.
Escuchamos un sonido de reloj sonando. El portal se cerraría en cualquier momento.
—Grace, hay que irnos—susurró Rose.
—No podemos dejarlo aquí.
Vimos al rededor, no podíamos llevarlo a ningún lugar ya que estábamos en un gran espacio verde y no llegaríamos a tiempo.
Miré a Gilbert y le susurré un adiós. Me paré y corrimos con Rose hacia el portal, que fue cerrado después de haber entrado.
Grace sintió que había dejado gran parte de ellaen Avonlea.