Las veces que tu quieras

9.8K 301 4
                                    

En medio de la noche Camila se despertó con los dedos de Lauren dentro de ella. Se quejó, luchando contra el sueño y la excitación. La ojiverde trataba de convencerse de dejarla en paz, sabía que su novia necesitaba descansar. Le había exigido demasiado. Pero no pudo detenerse, siguió adelante. No se trataba de ella sino de esa pasión que sentía por su latina, de esa sensación, de ese deseo que la manipulaba como a un títere, como si se estuviera muriendo de hambre o de sed, y su novia fuera lo único de lo que ella pudiera alimentarse o de lo que ella pudiera beber. El
problema era que nunca acababa de saciarse.
Camila terminó de despertar y casi enseguida volvió a desvanecerse. La fotógrafa sabía que su novia era insaciable, lo supo desde la primera vez que hicieron el amor , Lauren la conocía de memoria, sus puntos débiles, sus posturas favoritas, la pelinegra sabía como derretirla, sabía como volverla vulnerable, como tocarla, como calentarla. Y para colmo el entorno era aun más excitante, la habitación estaba totalmente a oscuras, sólo unas sabanas las cubrían, el aroma de sus cuerpos, la respiración agitada de su ojiverde, sus propios gemidos, todo la excitaba. A Camila se le erizó la piel cuando escuchó a Lauren susurrarle.
- ¿Por qué tienes que volverme tan loca? ¿Por qué? No puedo dormir cuando te tengo desnuda a mi lado – La deportista no había dejado de mirar a su novia en toda la noche. Se controló, lo intentó, trató de conformarse con solo mirarla, pero bastó solo un movimiento de la dormida mujer para que la sabana resbalara de su cuerpo dejando a
descubierto uno de sus pechos, para que Lauren se perdiera.
- ¿No me vas a dejar dormir cierto? – alcanzó a preguntar entre gemidos
- Puedes apostarlo - sentenció.
De un momento a otro Lauren aprovechó la debilidad de su novia y la movió con total destreza, que la obligó a ubicarse de costado, su espalda estaba siendo sostenida por los pequeños pechos de la pelinegra. Lauren aprovechó su rodilla para levantar la pierna de la castaña, quien volvió a sorprenderse cuando Lauren volvió a introducir sus dedos en ella, fue un empujón certero y rápido, que para ser sincera Camila nunca creyó que lograría en esa postura. Camila llevó el brazo hacia atrás para sujetarse a la nuca de Lauren.
- Prométeme – gimió Camila – que siempre será así entre tú y yo. Que siempre me amarás así, que siempre seré la única mujer a la que le hagas el amor.
- Te lo prometo – aseguró – Te lo prometo porque te amo como se que nunca voy a amar a nadie más, porque fuiste, eres y serás la única mujer de la que me he enamorado – afirmó sin dejar de tocar a su chica.
Con esta promesa y con el cansancio de este último orgasmo, Camila logró el sueño justo un segundo antes del amanecer.
Mismo día – Mucho más tarde
Cuando Camila se despertó lo primero que vio fue el enorme ramo de rosas rojas que adornaba la habitación acompañado de una pequeña nota "Una rosa por cada vez que dejaste que hiciera de las mías. Te amo." – Doce –contó la morena. Y Lauren no se había equivocado, doce fueron las veces que Camila pensó que iba a morir de placer, si bien la latina le devolvía los favores a su novia ella no entendía como hacía la ojiverde para seguir de pie después de cada orgasmo. Al final solo tenía que aceptarlo y dejar que su chica hiciera, como dice en la nota, de las suyas.
Después de todo lo que Lauren despertaba en ella era más fuerte que su propia voluntad.Camila sonrió ante los recuerdos de la noche y sino fuera porque todavía podía sentir los efectos de la "bestia" juraría que se estaba excitando de nuevo con tan solo imaginar a su novia cerca de ella. Decidió distraerse leyendo la parte que seguía de la nota "Me gustaría estar aquí para cuando te levantes, pero hay otra Cabello demandando atención. PD: en la mesita dejé una pastilla que te va ayudar con las molestias, Perdóname. TE AMO". Efectivamente el calmante junto con un vaso se agua estaban en la mesa. La artista nunca pensó que alguien iba a lograr derretirla tan sólo con un gesto. Definitivamente Lauren era un sueño hecho realidad.
- ¡BUEN DIA A TODOS! – Cuando llegó a la sala recibió cinco miradas distintas. Kendall la miraba como diciendo "no puedo creer que aun estés viva", la de Shaw decía algo así como "Sería un buen día si hubiera podido dormir sin tener que escuchar esos gritos", Troy no miraba a Camila sino más bien a su esposa con una mirada de reproche "Te dije
que elegir la habitación cerca de la de Lauren y Camila era peor que la de Dinah y Normani" y la Señora de Ogletree le respondía miándolo como diciendo "Para la próxima ya lo sabemos". Y por último estaba la mirada de la bailarina, está costaba descifrar, era una mezcla de alegría, con… ¿tristeza?...¿Normani triste? Eso era algo a lo que nadie del grupo
estaba acostumbrado, era como si la mirada de su amiga dijera "Me alegro por ti pero algo no bueno me está pasando a mí".
Cuando Camila estuvo a punto de preguntar, la respuesta llegó de la mirada faltante, la de Dinah. La polinesia estaba tirada boca abajó en el sillón y aun seguía con la ropa de la fiesta.
- Ahí quedó desde anoche – le aclaró la futura esposa de Dinah.
- La tuvimos que entrar nosotros por que no se podía mover de la borrachera que tenía –Troy había sido el encargado de moverla.
- Con suerte no tuvo que escuchar lo que nosotros tuvimos que padecer – Ally seguía con sus remordimientos – Y por cierto no es buen día, sino más bien BUENAS TARDES, que son las cuatro de la tarde Por Dios – agregó la misma mujer.
- Si las escuché – alcanzaron a oír una leve y ronca voz desde el sillón – Es más – se levantaba del sillón como podía –si llama Sinu desde Miami seguro es para quejarse por que ella también las escuchó – dijo para luego agregar – DIOS MIO ¡MÁTAME, MÁTAME YA! – El exceso de alcohol estaba haciendo estragos en Dinah.
La verdad que la fotógrafa no sintió una pizca de vergüenza por lo que decían sus amigos, valió la pena, lo volvería a hacer, cuando quiso caminar para sentarse sintió sus piernas débiles, bueno tal vez no lo volvería a hacer ya mismo.
- Hasta raro caminas – le dijo Kendall y Camila solo se limitó a sonreírle. Su vista volvió a Normani, ahora la bailarina miraba a Dinah muy enojada, la polinesia sólo se limitaba a esquivar la mirada de su prometida , Algo pasaba fue lo primero que se le vino a la mente. Lo segundo que pensó fue en su hija y en su novia, no las veía por la casa - ¿Lauren y Sofi? – Preguntó al aire.
- Fueron de nuevo hasta el cerro – contestó Ally – De hecho Lauren volvió de correr justo cuando Sofi se levantaba –aclaró
- Menos mal – Shaw se metía en la conversación – porque hay que ver la cara del cangurín si no desayuna con su madre…
- No le digas así – Camila saltaba por su hija. El castaño giraba los ojos y la fotógrafa se perdió calculando cuanto tiempo faltaba para volver a ver a sus dos personas favoritas.
- ¿Cómo es que el bomboncito aun puede salir a correr? Yo no puedo ni moverme y eso que ni siquiera tuve sexo – se preguntó Dinah en voz alta.
- Pensamos que después de cómo la vimos salir de la fiesta a buscarte no te íbamos a volver a ver viva – Kendall se interesaba en la charla.
- Que puedo decirles… Lauren sabe lo que hace – Su cara provocó varias reacciones.
- Dios mío cierra la boca Cabello, tu sonrisa me encandila y me hace doler la cabeza – protestó la abogada.
- A mi me da envidia – esta fue Ally – Si mi novio no hubiera estado tan ocupado mirando los pechos de las mozas tal vez yo lo hubiera dejado tocarme – AL parecer no había sido una buena noche para el resto.
- Bueno creo que Shaw y yo nos vamos a jugar a la play – ambos chicos se pararon tratando de evitar más reproches de parte de sus novias
- ¿Otra vez? – protestó una de sus mujeres, no se iban a escapar tan fácil.
– Ayer y antes de ayer se la pasaron toda la tarde jugando – la cantante siguió la protesta.
- ¿Han visto ese televisor? – Shaw señalaba hacia la sala de juegos - ¡Los zombis prácticamente son de nuestro tamaño! – explicó acompañado de gestos,
- Sólo nos queda hoy y mañana y adiós televisor – Troy se unía a las plegarias de su amigo.
Kendall y Ally se miraron y cuando quisieron avivarse sus hombres ya habían huido – Me voy al sol – anunció la cantante.
- Igual yo – la siguió Ally. Al parecer había mucho que chusmear.
- ¿Se puede saber que les pasa a ustedes dos? – La capitana aprovechó que se había quedado sola con sus amigas para preguntar.
- Pregúntale a tu amiga porque carajo no me habla – espetó la polinesia que volvía a tirarse sobre el sillón.
- Mani…
- No quiero hablar de ella – se apuró la bailarina.
- Pero… - Camila no podía verlas así.
- Pero nada Cabello, ¿Acaso no puedes cerrar tu bocota? – No era una buena idea, si Dinah enojada era Ironman,Camila era toda la puta liga de la justicia junta.
- Tu a mi no me haces callar idiota, ¿no ves que solo estoy tratando de interceder por ustedes? – atacó
- ¿Y se puede saber quien carajo te pidió que lo hicieras? – La polinesia no se quedaba atrás.
- No le hables así a Camila – se metió Normani
- Le hablo como quiero – dos contra uno no era justo pensó la abogada - ¿Y tu ahora quieres hablar conmigo?Después de haberme ignorado desde que te levantaste – y eso que la polinesia lo intentó.
- Ahora quieres hablar conmigo, cuando estuve toda la noche persiguiéndote - Parecía tonta pero no la iban a tomar como una estúpida a la bailarina.
- ¡BASTA! – Lauren al rescate. La ojiverde aparecía con su hija dormida en brazos. El bicho bolita otra vez había sucumbido ante la caminata del cerro. En el rostro de Camila volvía a aparecer una enorme sonrisa. – Voy a subir a mi hija y para cuando vuelva las quiero sentadas a las tres. No se hablen, no se miren, no hagan nada ¿Okay? – ninguna
de las tres se atrevió a contradecirla. Apenas la ojiverde subió por las escaleras cada una buscó un lugar donde sentarse. El ambiente de la sala se asemejaba al del vestuario del Real Madrid después de que perdía contra el
Barcelona, bastaba un solo comentario para que alguien acabara lanzándole al otro algo pesado por la cabeza.
Lauren volvía a aparecer con un vaso de agua en su mano, fue derecho a Dinah– Tómate esto – abrió la palma de su mano mostrando una pastilla – Créeme que si no fuera por esta pastilla, las fiesta de mis padres no se hubieran hecho tan seguidas – De hecho si fuera por el padre de la pelinegra ya le hubiera hecho un monumento a ese analgésico. La polinesia agarró la oferta de la deportista y se bebió el vaso de agua de un solo trago – Bien – Lauren buscó a la bailarina y la encontró bastante alejada de su prometida – Mani por favor, ¿puedes venir a sentarte en el sillón con Dinah? – En un principio la morena más alta lo dudó, pero convencida por el tono amable de al basquetbolista caminó hasta el mueble y se sentó al otro extremo de su novia.
Ahora la pelinegra buscaba a la luz de sus ojos, solo tuvo que dejarse llevar por el perfume de la mujer que día a día,hora a hora, minuto a minuto y finalmente segundo a segundo la enamoraba cada vez más. Allí sentada en una de las sillas y mirándola intrigada estaba Camila. La latina no pudo sostener la mirada, sentía que los hermosos ojos verdes de su novia podían leer sus pensamientos, y eso no era nada bueno en este momento, Camila sabía que su cuerpo no iba a poder resistir las embestidas de la deportista, al menos por ahora. Lauren caminó hasta ella y se puso encuclillas para ser ella la que buscara los ojos de su chica – Mírame amor de mi vida, por favor mírame – suplico logrando lo que quería.
- Hola – saludo tímidamente la fotógrafa. Había algo en Lauren que la hacía sentir nerviosa como si fuera la primera vez que la tuviera tan cerca.
- Buenas tardes mi reina. ¿Estás bien? – la pregunta de Lauren admitía varias acepciones, y Camila supo a lo que su novia se refería cuando una de las manos de la pelinegra acaricia una de las marcas que ella misma había puesto cerca de su clavícula la noche anterior.
- Estoy perfecta – le aseguró casi con un susurro que sólo la ojiverde pudo escuchar.
- Perdóname, soy una bruta – le dijo sin dejar de acariciarla
- Bebe – El Big Bang parecía repetirse cada vez que ojos verdes y marrones se encontraban – Amor… nunca te voy a
permitir que me pidas perdón por hacer de mi la mujer más feliz de este universo. Al contrario – Camila acariciaba el rostro de su chica, admirando con ternura como Lauren cerraba los ojos y se entregaba al gesto – soy yo quien debe agradecerte por enseñarme lo que es el placer – admitió.
- Mhmhm – un carraspeó se pudo escuchar desde el sillón. Y Lauren entendió que no era momento para perderse en el mar de caricias que le ofrecía la fotógrafa. Agarró la mano de su novia y la guió hasta el pequeño sofá enfrente de la otra pareja. Lauren se sentó tirando de su novia para que la morena cayera arriba de sus piernas. Necesitaba tenerla cerca.
- Algo está pasando entre ustedes dos – dijo Lauren sorprendiendo a las otras tres mujeres – Y ya que al parecer ninguna de las dos se anima a enfrentarse, Camila y yo vamos a arbitrar la cuestión – les informó dejando un beso en el brazo de su castaña.
- No necesitamos de su ayuda – Dinah no bajaba la guardia.
Lauren no pudo evitar que su mente encontrara muy semejante esta situación con aquella vez que ella misma tuvo que
interceder para que sus padres volvieran a mirarse. Exactamente igual que Dj y Mani, después de una de sus tantas fiestas ambos se habían enfadado porque al parecer según Michael, su madre había estado "coqueteando" con uno de sus invitados y a él eso no le había gustado nada. La hija de ambos les hizo repasar la situación y en cuestión de segundos ya estaban reconciliando y bueno, se fueron a su cuarto a hacer lo que hacen las parejas normales para
sellar el arreglo. Ahora sentadas en el mismo sillón estaban sus amigas. Una pareja a la que la deportista no podían ver separada, ver a Normani y Dinah distanciadas era como imaginarse a Thelma queriendo huir y a Louise oponiéndose o como si Bony fuera ladrón y Clay policía o peor aun, era como imaginarse una hamburguesa con queso
sin papas acompañándola. Simplemente no era admisible. Algo estaba mal y Lauren no podía permitir eso.
- Mani – la pelinegra no hizo caso a las quejas de la polinesia y atacó por el otro frente - ¿Le has dicho a Dinah lo que te
molesta de las fiestas? – La seriedad de la ojiverde flaqueó cuando su novia empezó a dejar suaves cosquillas en su nunca. Camila pudo notar la piel erizada de su chica.
- Por supuesto que me lo ha dicho – Dinah llenó el vació que se había producido – Se que no le gusta la gente de mi oficina, y ella sabe perfectamente que yo solo los aguanto por el dinero que me producen – la abogada no miraba a su novia, sino que se dirigía a la otra pareja como si estuviera en una condenada terapia, nada más que esta vez el
terapeuta no era un persona sino era una mujer que estaba siendo tentada por las caricias de otra mujer encima de ella.
- ¿Es sólo eso lo que te molesta Normani? – la deportista ejercía su papel de terapeuta a la perfección, en cambio Camila dejaba mucho que desear.
- ¿Estás buscando que nos peleemos Jauregui? Por que en vez de eso solo vas a lograr que patee tu trasero – volvió a
contestar por su novia.
- No Dj… escucha – Lauren se levantó para dejar a su novia suavemente a un costado y ante el quejido de la morena la calmó con un corto beso para luego acercarse aun más a la otra pareja. Eligió sentarse en la mesita frente al enorme sillón – Cuando anoche Camila se paseaba entre medio de toda esa gente sonriendo, hablando de negocios, o lo que
sea, ¿sabes como me sentía yo? – Tal vez contar la propia experiencia le servía a sus amigas – Me sentía así de chiquita – con ayuda de su mano derecha pudo gesticular el tamaño - Sentía que yo no era suficiente para ella. Y me preguntaba ¿como yo una persona que apenas pudo terminar la preparatoria podía estar al lado de alguien que llamaba la atención de cientos de personas?, ¿Cómo alguien como yo, que sólo sabe picar una pelota, que hay veces que ni siquiera puede medir mis fuerzas para tocarla, puede enamorar a alguien tan delicada, tan dulce, tan mujer como ella? – Lauren sintió como Camila se sentaba justo detrás de ella poniendo una pierna en cada costado de la
pelinegra y descansando sus manos en los hombros de la deportista. Esta última aprovecho a dejar un beso en cada mano de su chica – Hay veces que sin querer, que sin buscarlo, las cosas o las situaciones te hacen sentir así…
- ¿Tu te sientes así? – la polinesia esta vez se dirigió directo a su novia.
La bailarina asintió para luego mirar a Dinah – Siento como si yo fuera lo último, como si no te importara – confesó –Y entiendo perfectamente porque lo haces, pero no puedo evitarlo – al igual que no podía evitar que se le cayeran las lágrimas.
- Mani yo… - Dinah no entendía como podía ser ella la causa de la tristeza de su novia – Perdóname – finalmente dijo acercándole a la bailarina para abrazarla – Tu y yo nos vamos a casar. Yo te amo y no pienso dejar que sientas lo mismo otra vez. Lo prometo – le aseguró para después besarla.- ¿Me perdonas? – preguntó tímidamente.
La bailarina volvió a chocar sus labios con los de Dinah – Te perdono Di, y también te amo mucho – la felicidad volvía en ella - ¡YAYYYY! – Normani volvía a su estado normal mientras abrazaba a las otras dos - ¿Vamos a la pileta a aterrorizar a Kendall y Ally con nuestro jueguitos? – Era uno de los pasatiempos preferidos de las dos, ver las caras que ponían las dos chusmas cuando ellas se ponían a darse sexys momentos en la pileta.
La polinesia asintió y se paró para irse, no sin antes mirar a la pelinegra y murmurar un suave gracias el cual Lauren aceptó guiñando un ojo. La ojiverde se estremeció cuando sintió la boca de su novia en su cuello, los brazos de la latina ya no estaban en sus hombros, sino que una se sostenía firmemente de su cintura mientras que la otra dibujaba sus abdominales – Amor… sabes las cosas que me produces, si sigues jugando así conmigo no me voy a poder controlar
– le advirtió.
- ¿Por qué no me lo dijiste? – Le preguntó la castaña alejando sus manos de su adicción - ¿Por qué no me dijiste que te sentías así en la fiesta? – completó la pregunta.
- Porque era estupido – contestó – y por otra parte porque verte desenvolverte así me volvía loca, como todo lo que haces, me pierdo en ti. Además todas las inseguridades se iban cuando me mirabas. Tus ojos me calman – confesó tirando su cabeza atrás para apoyarla en uno de los hombros de la morena.
- Te amo – expresó
- ¿Cuánto? – le preguntó sonriente, siempre era ella la que jugaba, ahora le tocaba a la otra.
- Más que Bugs Bunny a las zanahorias – le dijo – ¡NO TE RIAS! – empezó a picar las costillas de la ojiverde haciéndole cosquillas.
Lauren le agarró las manos para frenarla y detuvo su risa – Amor… - Lauren habló y se refugió en ella.
Camila conocía ese tono de voz, conocía esa postura. Su novia recitaba protección, necesitaba cariño, tenía miedo…¿Pero de que? La fotógrafa miró afuera buscando payasos pero no vio nada – Dime cariño – la animó.
- Creo que… creo que estoy lista – dijo dudando. Y como si pudiera sentir las pregunta de su novia volvió a hablar –Quiero entrar al cuarto de mis padres – esta vez lo dijo sin titubear.
- ¿Ahora? – La pelinegra asintió - ¿Quieres que vaya contigo? – recibió otra afirmación.

- ¿Abro? – la morena estaba dando cada paso con cuidado, no quería que su novia se sintiera presionada.
Pero Lauren había perdido el habla. Solo se limitó a mover la cabeza de arriba hacia abajo y se su mano se aferró aun mas a la de la artista.
Cuando Camila abrió la puerta lo primero que pensó fue que esa era la habitación más hermosa de la casa. Su decoración era minimalista, la cama era enorme y de pronto la magnitud de ese mueble la hizo navegar por el futuro imaginando los "dominyunos", mezcla de domingo y desayuno que Lauren y su hija habían inventado y que consistían
básicamente en que las tres desayunaban en la cama de las mayores. Pues Camila imagino miles de domingos iguales en esa enorme cama, nada más que en la cama no estaban ellas tres nada más, había varias niñas o niños más. Otra de las cosas que más le gustó del cuarto fue la vista. Inmediatamente se enamoró del el balcón que daba hacia el lago y menos pudo evitar imaginar pasar noches enteras en ese lugar haciendo el amor con Lauren - ¡Lauren!– la ausencia de la mano de su novia en la de ella la sacó de sus pensamientos. La encontró enfrente del placar sosteniendo un vestido blanco en sus manos.
- Es el vestido de su casamiento – contó – Lo trajeron acá porque mi madre decía que la contaminación de la ciudad lo iba a arruinar – relató entre risas y muecas de tristezas.
- Es hermoso – Y Camila no mentía, era uno de los vestidos de casamiento más bellos que había visto, y eso que gracias a la boda de sus amigas había visto cientos, y de todas clases.
- Obviamente yo no la vi, pero mi padre decía que cuando la vio caminar hacia el con este vestido puesto sintió tantos celos de estar compartiendo ese momento con otras personas que quería raptarla y llevársela lejos para disfrutarla el solo – Al parecer Michael era un hombre posesivo, Lauren tenia a quien salir sin lugar a dudas.
- Cuéntame más – pidió la fotógrafa. Adoraba los relatos de la pelinegra.
La deportista inspeccionó la pieza – Ven – agarró la mano de Camila y la llevó al baño de la habitación, Camila quedó más maravillada aun al ver el espacio de ese lugar – Esto que ves acá, Lauren señaló varias rayitas marcadas en una de las paredes - son mis medidas - contó – Camila no pudo contener la risa.
Ahora la pelinegra trasladaba a su novia hasta el balcón, la morena se sostuvo de la baranda mientras Lauren la rodeaba con sus brazos por detrás - ¿Ese era el árbol favorito de tu madre? – Camila recordaba vagamente lo que le había contado la señora Wilson.
- Si – lo confirmó Lauren – cuando yo me despertaba y venía a buscarlos, había veces que no los encontraba en la cama que seguía perfectamente hecha – relató – entonces solo bastaba con acercarme a este balcón y mirar hacia ese mismo árbol y los veía dormidos, abrazados y tapados de una manta, sabía que habían pasado la noche ahí –terminó la anécdota.
- ¿Los ibas a buscar? – preguntó curiosa.
- Nop, me parecía que era un momento muy íntimo, muy de ellos como para interrumpirlo – le explicó dejando un beso en su mejilla.
Se quedaron un momento contemplando la belleza del paisaje enfrente de ellas – Puedo sentirlo – le dijo la ojiverde.
Camila sabía de qué hablaba y aun así preguntó - ¿Qué cosa? – giró para quedar atrapada entre la baranda del balcón y el cuerpo de su chica.
- Puedo sentir que te has enamorado de esta habitación – Tan sólo con mirar sus ojos se había dado cuenta - ¿La quieres para nosotras? – jamás se lo negaría
- ¿No te molesta? – le preguntó con miedo. No quería obligarla a nada.
- Si puedo levantarme al lado tuyo todos los días del resto de mi vida no me importa donde lo haga – le dijo para después besar despacio su mentón, luego un poco más debajo de la boca y por último llegar a sus labios.
Definitivamente esta iba a ser su habitación.
- Oye – Camila rompía el beso - ¿Se animó a tirarse Sofi del cerro al final? – era una curiosidad que tenía y todos sabemos que The Catkiller tenía que atacar.
- Nop – estuvo una hora mirando para abajo y amagando, pero no lo hizo – El cangurín no estaba preparado para semejante salto aun - ¿sabes que fue lo más gracioso? – le preguntó a su curiosa novia.
- Dime – ordenó abrazando a su novia.
- Que me hizo contarle la leyenda del lago de nuevo. Creo que se la quiere aprender para cuando traiga algún admirador o admiradora algún verano y poder contársela a la luz de la luna. Aprende rápido el bicho bolita – ambas
rieron.
- ¿Vamos a volver? – si fuera por la fotógrafa ella viviría en este lugar. Definitivamente la había atrapado - ¿A esta casa, de nuevo? – por si no lo había entendido.
- Todas las veces que tú quieras amor – afirmó.

Cuando, Donde y Como el Amor QuieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora