Una caja de bombones

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Un rato después del conflictivo almuerzo

"La vida es una caja de bombones, nunca se sabe lo que te va a tocar" decía la madre de Forrest Gump, y cuánta razón tenía esta mujer. Para Camila la vida al lado de Lauren era una caja de bombones, de bomboncitos diría Dinah, bombones que la morena probaba gustosa, deseosa y segura de que, sea el relleno que sea que le tocara, lo iba a disfrutar. Al lado de Lauren conoció el verdadero significado de amar, conoció el placer del sexo desenfrenado, conoció la pasión por una persona, el asqueroso sabor de los celos, la desesperación por sentir la piel de otra persona, la tristeza de las peleas, en fin, Lauren era su caja de bombones. Y ahora estaba allí, con la caja en sus manos, teniendo que elegir uno de los chocolates para llevarse a la boca, y Camila no quería hacerlo, no quería hacerlo porque sabía que fuese lo que fuese que tuviera adentro, a la morena no le iba a gustar. Camila había ido demasiado lejos, había hecho que su ojiverde se alejara de ella en la mesa, su ojiverde, la mujer que en las primeras citas corría su silla para ponerla al lado de Camila, la mujer que tiempo después le confesó la razón de porque provocaba esos contactos, y la morena lo había echado a perder. La morena había empujado a su esposa a un lugar donde su mujer no quería estar, había hecho que su mujer explotara, que saliera corriendo, y por sobre todas las cosas, por primera vez no la había podido frenar.
Le sostuvo la cara, la miro a los ojos, dijo las palabras claves, pero no pudo, Camila dejó de ser el lugar de Lauren, Camila dejó de ser la debilidad de Lauren, definitivamente la morena no quería saber cuál era el relleno de ese bombón.

- Mamá – Camila estaba sentada en el escalón de la puerta de la casa esperando a su mujer. Levantó la cabeza porque sintió la voz de su hija mayor llamándola, efectivamente Sofi junto a los demás habían llegado del almuerzo improvisado que ordenó Lauren.

Lucas traía a Andy dormida en sus brazos, Bella hacía lo mismo con Karla y encima de Sofi descansaba Grace. Por detrás de ellos caminaban Rae y Michelle, y más atrás, saltando, venía Luna que arrastraba a Timy de su mano.

- ¿Las ponemos en su cama? – preguntó Sofi a su madre con un susurro. Camila asintió y los tres jóvenes entraron.

- ¿Podemos ir a la casita? – preguntó Michelle llegando a su madre.

- Si cariño, vayan tranquilas – Camila esperó a que Luna se dejara caer encima de ella.

- ¡MAMA! ¿NO SABES LA HAMBURGUESA CON QUESO QUE ME COMI? – Preguntó emocionada - Sofi dijo que no iba a poder comérmela entera porque era muy grande, pero yo le dije que si y ME LA COMI MAMA… ENTERITA – era todo un acontecimiento – Me duele un poco la panza ahora, pero no importa ¿Cierto Andy? Bueno Andy está durmiendo ahora, pero cuando se despierte me va dar la razón ¿Podemos ir a la casita? – Cuando su hija respiró, Camila se tranquilizó.

- Por supuesto Lu, trata de no pelear tanto con Michelle – por las dudas avisaba.

- Pero mami dice que si no peleo a Michelle no soy yo misma – contestó hábilmente.

- Bueno trata de ser menos tu misma por hoy ¿Si? – la niña debe haber notado la cara de abatida de su madre, porque asintió sin dar batalla y con Timy en su mano, se fue a trepar el árbol, pero inmediatamente volvió hacia su madre soltando la mano del pequeño.

- Mamá – Camila la miró - ¿Por qué está el tío Justin tirado en el pasto? – después de la trompada de Lauren nadie se había preocupado por levantarlo, se aseguraron que siguiera respirando y lo dejaron allí.

- Está durmiendo cariño – le respondió simplemente evitando la parte de la borrachera y de la pérdida de conocimiento por culpa del golpe.

- ¿Puedo dormir en el césped? – Luna examinaba sus opciones

Cuando, Donde y Como el Amor QuieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora