Invasión de caminantes

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Viernes a la noche

"El apocalipsis", "El fin del mundo", "la devastación total", "el fin de los tiempos", estos eran uno de los tantos títulos que pasaban por la cabeza de Lauren Jauregui en este momento. Sentada en soledad en el sillón de su casa con un bate de beisbol en una mano y un vaso de coca ligth con hielo en la otra, la ojiverde dejaba que su mente vagara por los
recuerdos. Recuerdos que aparecían a medida que la mirada de la deportista se posaba en el muro de fotos que su esposa se había encargado de construir como altar familiar y al que ahora Lauren observaba con intensidad.
La primera foto que llamó su atención fue la de Sofi y ella todas embarradas entrando a la casa Cabello antes de que Camila fuera su novia. ¿Cuánto tiempo había pasado desde aquel momento y quien iba a decir que justo cuando el mundo que Lauren conocía se estaba por acabar, esa foto iba a ser la que iniciara el conteo de los momentos pasados? Sofi había sido a la primera que habían agarrado, la primera a la que Lauren había visto sucumbir antes ellos, y a la cual se habían llevado sin ni siquiera darle tiempo para que Lauren le dijera cuanto la amaba. Su cangurin había quedado en manos de una de las apestosas criaturas que amenazaban el mundo de Lauren y la ojiverde no había podido hacer nada para evitarlo.

La basquetbolista se paró del sillón de un fuerte impulso y aun con bate en mano, se acercó a la pared que sostenía cientos de retratos. Cuando llegó cerca del muro no pudo evitar poner sus ojos en la foto que mostraba el momento en el cual ella sostenía a sus dos mellizas al lado de una Camila que había sido vencida por el sueño en la cama del hospital. La basquetbolista dejó el vaso de gaseosa en la mesita y con su mano libre acarició el retrato. No pudo dejar de reír ante los ojos bien cerrados de Karla que hacían juego con conducta pacífica y a su vez eran lo contrario a los ojos abiertos e hinchados por el llanto de su hermana melliza Michelle. ¿Quién iba a decir que estas personalidades tan diferentes iban a ser las culpables de que Lauren perdiera a sus dos hijas? La ojiverde agitó la cabeza tratando de sacarse esos pensamientos de la cabeza, no podía bajar los brazos ahora.

La segunda foto que recorrió con sus manos fue la de ella corriendo tras una morenita desnuda por la calle del barrio al que recién se habían mudado. A Luna siempre le había gustado llamar la atención y sin lugar a duda, en ese momento, su pequeño lechucín había pensado que no había mejor forma de hacerse conocer por lo nuevos vecinos que salir a
correr por las calles desnuda - Mi valiente Luna - decía Lauren acariciando el retrato - Te dije que no fueras hacia él, te dije que me dejaras a mí, que yo lo iba a manejar, que yo me iba a encargar de esa apestosa criatura inhumana, pero no - suspiró - No me hiciste caso, fuiste tras él y ahora... y ahora... - se llevó la mano a la cara tratando de evitar que sus lágrimas salieran - Y ahora te he perdido para siempre - dijo con las pocas fuerzas que le quedaban. Le dio la espalda a los retratos, no podía seguir mirando más. No podía, pero aun así tenía que hacerlo, tenía que despedirse
de lo único que le quedaba y la unía con su familia. Volvió a mirar la pared de los recuerdos y se encontró de lleno con las enormes pestañas de Grace. Lauren no sabía cómo carajo había hecho su mujer para sacar esa foto, pero lo había hecho. Había retratado el rostro de su hija menor en modo conquista a la perfección y la deportista no pudo evitar
sentirse orgullosa de haber sido ella la que había logrado esa perfecta mirada. Lauren se acordaba ese día como si hubiese sido ayer, ayer antes de que todo este enorme lio pasara.

Ese día Lauren había discutido contra toda la
armada Cabello durante casi un dia entero, tanto su mujer como sus hijas querían pasar las vacaciones en la casa de sus padres, pero no había forma de que después de todo lo que habían vivido el último verano en esa casa, la ojiverde quisiera volver allí. Lauren les había ofrecido unas vacaciones por Europa, les había ofrecido un crucero por el Caribe, ¡Demonios! Si hasta les había llegado a ofrecer un zafarí por África... ¡Pero no! Cuando a las morenas de las familias se les ponía algo en la cabeza, imposible convencerlas de lo contrario, pero esa vez Lauren estaba decidida a ganar esa
partida y no se las iba a poner fácil. Las morenas utilizaron sus mejores armas, incluso Camila intentó con el sexo y fue hasta capaz de ofrecerse para el experimento "PINOCHON" pero a pesar de que ese intento hizo flaquear a Lauren, la ojiverde se mantuvo firme en su decisión de no volver a la casa de verano.

Cuando, Donde y Como el Amor QuieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora