Prólogo.

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Dibujo de las portadas de los capítulos: Lily de Wakabayashi.


Esperanza en el Mañana.

Prólogo.

¿Cuál podría ser el día más feliz de un ser humano, sino es aquél en donde consigue el sueño de su vida? ¿Cuál podría ser, sino es aquél en donde se consuma un solo deseo común? Para muchos, el día más feliz de su vida es aquél en donde al fin se alcanza la meta por la que tanto se luchó gran parte de su vida. Y sin embargo, cuando en ese mismo día ocurre la destrucción de la Humanidad, resulta muy difícil creer que éste puede ser el día más feliz de todos...

No podríamos comprender qué había pasado. Varios de mis compañeros y yo estábamos tomando una ducha, después de la consabida celebración por haber ganado el mundial. ¡Ja! ¡Habíamos ganado el Mundial, al fin, después de tantos años de esfuerzo Japón era el Campeón del Mundo! No era para menos, nos sentíamos eufóricos, los reyes del mundo, habíamos derrotado a Alemania y a su gran Káiser en su propio terreno. Nos sentíamos invencibles. No sé cuánto tiempo duramos celebrando, las horas se nos pasaron como segundos, lo único claro que tengo de ese día es que cuando salí de la regadera encontré el cuerpo de Teppei Kisugi en el suelo. Y más allá, estaba Takeshi Sawada, agitándose sin control, con los ojos en blanco. ¿Qué estaba sucediendo? Tsubasa, o quizás fue Misaki, se paró detrás de mí y me jaló por el brazo.

- Tenemos que irnos.- fue todo cuanto él dijo.

- ¿Qué sucede?.- preguntó Ryo Ishizaki, a mi lado.

- No sé, pero sea lo que sea, debemos irnos.- dijo alguien más.

Tomamos algo de ropa, zapatos, y algunos incluso recogieron sus medallas y salimos corriendo de los vestidores por la salida de emergencia. Quizás había sido alguna bomba arrojada por algún aficionado alemán ardido por la derrota de su equipo, yo que sé, pero eso hubiese sido mil veces preferible a lo que en realidad ocurrió...

Salimos al campo de juego, y parecía que nos habíamos cambiado de dimensión. Había miles de cuerpos esparcidos por las tribunas, por el campo, por el estadio entero. Varias personas corrían de un lado a otro, sin rumbo y sin dirección. Todos gritaban y sonaba la sirena de alguna alarma, marcando lo que sin duda era el fin del mundo...

No tengo claro lo que pasó después. Un grupo de militares nos encontraron y nos dijeron que estábamos bajo un ataque terrorista; al parecer, habían esparcido un potente virus que estaba matando a las personas con solo inhalarlo. Todo parecía ser tan irreal, pero el ver el cuerpo del árbitro convulsionándose en el suelo nos confirmó a muchos que eso era la realidad... Entre la desesperación, varios de nosotros intentábamos encontrar a nuestros seres queridos, presentes en el estadio para nuestro "momento de gloria". Tsubasa estaba desesperado por encontrar a Sanae y a su hijo Hayate, y Misaki deseaba encontrar a su esposa de tres meses, Azumi, y yo... Yo quería encontrar a Misado... Mi prometida...

Como era de esperarse, los soldados que nos custodiaban no iban a dejarnos ir tan fácilmente a buscar a nuestras familias; ellos nos dijeron que ya nos pondríamos en contacto con nuestros familiares sobrevivientes después. Fue la palabra "sobrevivientes" lo que a muchos nos causó una crisis de ansiedad... Entre la multitud aun viva, Sanae encontró a Tsubasa y los dos se abrazaron como si hubiesen pasado media eternidad sin verse. Misaki y yo sentimos que la esperanza volvía a nosotros: Sanae estaba en el mismo palco con Azumi y Misado...

- Anego.- dije yo.- ¿Qué pasó? ¿En dónde está Misado?

- ¿Qué pasó con Azumi?.- quiso saber Misaki, a su vez.

- N-no lo sé... .- tartamudeó Sanae, sin mirarnos a los ojos.

- ¿Cómo que no lo sabes?.- exclamé.- ¡Misado estaba contigo!

- ¿Qué fue lo que sucedió?.- preguntó Taro, con un hilo de voz.

- Es solo que... .- Sanae se soltó a llorar.- Yo fui a comprar una soda, Hayate se moría de sed... Yo estaba en la cafetería del estadio cuando la gente a mi alrededor empezó a caer al suelo y a convulsionarse... Nadie entendía que estaba ocurriendo, hasta que llegó el ejército y empezó a evacuarnos... Yo estaba sola, Hayate se quedó con Misado y Azumi, yo les pedí que no me acompañaran para no perdernos entre la multitud...

Según rumores de los propios soldados, las tribunas fueron la parte más afectada... Yo recordé la masa de cuerpos inertes entre las filas de asientos y mi corazón se encogió de pensar que Misado podría estar entre ellos... Los soldados nos hicieron salir del estadio, pero conseguí escaparme de todos y eché a correr hacia las tribunas. A mi paso, la gente caía y se convulsionaba, y yo a lo lejos escuchaba que alguien gritaba mi nombre, pero no iba a detenerme: tenía que encontrar a mi prometida a como diera lugar...

Apenas esa mañana, antes de salir a la cancha, le había pedido matrimonio a Misado. Ella había sido mi novia desde que la conocí en Alemania, cuando yo tenía un mes de haber llegado. Ella era hermosa, inteligente, extrovertida, era todo lo que yo necesitaba y deseaba, y si bien no me costó trabajo que Misado consintiera en ser mi novia, no me fue posible el pedirle que se casara conmigo tan pronto como yo hubiera deseado... Y sin embargo, esa misma mañana ella me había dicho que sí, era imposible que tan solo unas horas después ahora yo tuviera que correr en su busca, temiendo lo peor...

Había mucha gente en los pasillos, otras más sobre los asientos, y todas estaban inconscientes o quizás muertas... Prefería no pensar en eso, era más de lo que cualquiera podría soportar... Al fin llegué a la zona de los palcos preferenciales, en donde vi a Azumi abrazando a Hayate... Los dos estaban recargados contra su asiento y tenían los ojos cerrados. No respiraban. En ese momento me pregunté cómo iba a decirle a Misaki y a Tsubasa que ellos habían muerto...

Pero para mi desgracia, eso no era lo peor que me iba a pasar... Encontré a Misado agitándose con violencia, sosteniéndose como podía a las banquillas. Yo me acerqué e intenté ayudarla, pero ella no dejaba de convulsionarse... Misado me miró, con sus hermosos ojos llenos de lágrimas y entonces supe la verdad...

- No, por favor.- murmuré.- No te vayas... Te necesito...

Pero ya estaba escrito que ese día yo iba a perderla, así como también perdería todo aquello por lo que tanto había luchado. Sin importarme nada, la posibilidad de un contagio incluso, la besé. Casi podía jurar que ella me correspondió al beso... Y entonces al separarnos Misado me miró antes de cerrar sus ojos... Y fui sintiendo como su cuerpo dejaba de moverse hasta ya no respirar...

Yo no sabía qué había causado todo eso. Yo no podía comprender qué clase de mente malévola y maldita había podido planear algo así y dañar a miles de personas. Lo que ni yo ni ninguno de los sobrevivientes sabíamos en ese momento era que el ataque había sido a nivel mundial, con la muerte de más de la mitad de la raza humana como resultado...

Un día devastador, al cual los supervivientes llamamos Día Omega. El fin del mundo...

Mi nombre es Genzo Wakabayashi... Y vivo en un mundo que quizás ustedes no puedan comprender...

Notas:

- Todos los personajes de Captain Tsubasa son creación y pertenecen a Yoichi Takahashi y Shueisha.

- Quiero agradecer a Elieth Schneider por haberme sugerido el título.

- Este fic lo escribí en el año 2007 y lo edité en el 2018 para sustituir algunos personajes, cuyo cambio realmente no afecta la historia. Es un universo alterno así que se puede esperar cualquier estupidez, jaja.



Esperanza en el Mañana [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora