Capítulo decimoctavo.

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Capítulo decimoctavo.

Las cosas parecían empeorar en vez de mejorar y todos sabíamos que no íbamos ni a la mitad de las desgracias que estaban por ocurrir. Para fortuna, Misaki no había muerto, solo se había desmayado por la pérdida de sangre, pero si no era operado cuanto antes terminaría por fallecer. Misaki nos había pegado un buen susto, la verdad es que todos creímos que él también se había marchado. Entre Schneider, Shanks y Lafayette llevamos a nuestro a amigo a la zona en donde Misugi intentaba ayudar a Sanae a dar a luz. Ahora, el médico tenía el pendiente de cuidar a dos enfermos, aunque Aoba dijo que ella podía hacerse cargo de Anego. Sin embargo, Misugi no podía operar a Misaki ahí, tendrían que llevárselo a un lugar en donde hubiese el equipo y el personal adecuado.

- Mi padre nos enviará ayuda cuanto antes.- anunció Schneider.- Podrá enviar un convoy para que se lleven a Misaki, pero no podrían llevarse a Sanae.

- ¿Por qué no?.- quiso saber Tsubasa.

- Porque solo hay espacio para un solo paciente.- explicó Schneider.- Deben llevarse al más grave.

- ¿O sea que tengo que decidir entre mi esposa y mi mejor amigo?.- protestó Tsubasa.- Esto apesta.

- No importa.- dijo Sanae.- Yo estaré bien...

- Quizás tú sí, pero no puedo asegurar nada para el bebé.- intervino Misugi.- Va a ser prematuro y necesita asistencia médica especializada.

No era una decisión fácil. O Misaki, o Sanae. Y debíamos tomarla cuanto antes. Bisbrian estaba reclinada sobre Misaki, vigilando su respiración y asegurándose de que aun tuviese pulso; ella no parecía querer decidirse por nada, porque si a ella le preguntaran, muy seguramente pediría que el transportado fuese Misaki, cosa que nadie le reprocharía. Tsubasa y Sanae los miraron y después se miraron entre ellos, para asentir después con la cabeza.

- Que se lleven a Misaki.- anunció Tsubasa.- Él no sobrevivirá si no es atendido de inmediato. Sanae y el bebé pueden resistir un poco más.

- Y quizás después puedan regresar por nosotros.- añadió Sanae.

- De acuerdo.- dijo Schneider.- Pero no aseguro nada, quizás tarden más tiempo en regresar.

No importaba, la decisión estaba tomada. Ahora, solo debíamos asegurarnos de que el camino estuviese despejado para que se pudiesen llevar a Misaki a otro lugar. Tsubasa aceptó acompañarnos a Schneider y a mí mientras Misugi y Bisbrian se llevaban a Misaki. Sanae aceptó quedarse sola con Yayoi, pretextando que ellas estarían bien. Elieth entonces se ofreció a quedarse a proteger a las dos chicas.

- ¿Estás loca?.- le dijo Schneider.- De ninguna manera dejaré que te quedes aquí.

- Ellas necesitan protección y Misaki debe irse cuanto antes.- replicó Shanks.- Debo quedarme.

- Te harán daño.- protestó Schneider.- No dejaré que nadie te lastime.

- Karl, sé cuidarme sola.- Elieth le sonrió a su amante al tiempo que acariciaba su rostro.- Por favor, confía en mí.

La Mano no tuvo más remedio que aceptar, ya que no tenía muchas opciones. Ellos se besaron antes de separarse y entonces Tsubasa aprovechó para acercarse a su esposa.

- Me conformo con que regreses.- le dijo Anego a Tsubasa.- No me abandones, por favor. Regresa a mí.

- Volveré.- Tsubasa besó a su esposa antes de marcharse con nosotros.

Esperanza en el Mañana [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora