Capítulo trigésimoprimero.

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Capítulo trigésimoprimero.

Follow your heart

Let your love lead through the darkness

Back to a place you once knew

I believe, I believe, I believe in you...

Siendo ésta la última parte de esta historia, de nuestra historia, tengo que recapitular. Hace ya cuatro años, el mismo día en que Japón ganó la Copa del Mundo, un grupo terrorista llamado la Orden del Sexto Mundo soltó un virus letal que acabó con más de la mitad de la población humana, en el que nosotros llamamos el Día Omega. Los que conseguimos sobrevivir creamos después creamos la Resistencia para tratar de continuar viviendo en lo que quedó de este miserable planeta. Ese día nosotros perdimos a nuestros seres queridos y con ellos nuestras vidas y nuestras esperanzas: Tsubasa y Sanae Ozhora perdieron a su hijo, Taro Misaki a su esposa y yo a mi prometida, por solo mencionar algunas de nuestras pérdidas. A cuatro años de ese día terrible, recibí la orden de destruir el reservorio de un nuevo virus modificado a partir del primer virus que causó el Día Omega; este nuevo virus al parecer tenía como objetivo el destruir lo que quedaba de la raza humana. El problema estuvo cuando yo descubrí que ese reservorio era un humano, como yo, como todos los que intentábamos seguir vivos, y más aun, ese humano era una chica, la hija del creador del primer virus, la cual fue víctima, al igual que toda su familia, de un desquiciado sujeto que se creía un dios cuyo deber era llevar al mundo a la perfección aniquilando a la raza humana. El caso era que, ocho días después de haber conocido a Lily Del Valle, yo me encontraba en un antiguo castillo en lo que fue alguna vez Alemania, intentando salvarla a ella de su destino y de paso evitar que el resto de los seres humanos muriéramos también, más que nada, porque yo me había enamorado de Lily...

Ahora sí, regresando al punto en el que me quedé, cuando al fin llegué a la torre del castillo en donde se encontraba Lily encontré a Ian Rosso, Líder de la Orden del Sexto Mundo y ex amante de Lily, matando a Kazuki Sorimachi, ex compañero de la selección y... Bueno, yo me supuse que él era algún buen amigo de Katya Nikiforov, asesina y mercenaria a sueldo, ya que por ningún otro motivo Rosso se tomaría la molestia de matarlo en persona. Al parecer, Rosso no se quiso fiar de Nikiforov y secuestró a Sorimachi para usarlo en el caso en que ella no aceptara de tan buena manera su negativa a entregarle la cura del virus Alfa.

- No me creíste tan tonto, ¿o sí?.- cuestionó Rosso a Katya, mientras el cuerpo de Sorimachi resbalaba por la pared, quedando únicamente suspendido por las cadenas que lo sujetaban de las manos.- No habrás pensado que te contraté y no tomé ninguna medida para protegerme contra ti. He escuchado mucho sobre ti, Katya Nikiforov, no trabajas para nadie más que para ti misma, boicoteas y traicionas a todos por igual y no ofreces ninguna garantía. Fue por eso por lo que tuve que secuestrar a tu amigo para que en caso de que decidieras contradecirme, poder tomar revancha.

- Cometiste un error.- dijo Nikiforov, muy seria y sin derramar una sola lágrima, aunque tensa.- Y vas a pagarlo.

- No me digas.- rió Rosso, a carcajadas.- ¿Tú tampoco has entendido que conmigo no se puede?

- Ya veremos.- replicó Katya.

Ella se debió cansar de tanta palabrería, porque con un movimiento rápido sujetó por detrás y amagó a Rosso con uno de sus sais. Él soltó su arma, presionado por las armas de ella.

- Ya me cansé de juegos.- dijo ella.- Dame la maldita cura ahora para poder matarte después como el perro que eres

- Vaya, cuánta frialdad.- comentó Rosso, respirando con algo de dificultad.- Pareciera que el ver morir a tu amigo no te afecto en lo más mínimo, o quizás es solo un patético intento para hacerme creer que puedes vencerme, pero no te va a resultar. Aunque debo admitir que no pensé que fueras tan persistente.

Esperanza en el Mañana [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora