Capítulo vigesimoséptimo.

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Capítulo vigesimoséptimo.

Dicen que la calma precede siempre a la tormenta, y parecía ser que este caso no era la excepción. El amanecer nunca fue más hermoso, ni el aire se había sentido tan fresco, ni se había respirado tanta paz en el ambiente como ese día.

Quizás se sentía eso porque era el último día del Quinto Mundo.

Nadie pudo dormir esa noche; quizás por todo lo ocurrido, quizás porque podía ser la última noche que pasáramos todos, el caso es que reunidos en la cabaña, los que nos quedamos vimos pasar a más y más gente por el río y mucha más por los caminos de tierra. Todos sabían que todo estaba perdido y que no había posibilidad de salvación. Muchas de las personas que se iban rezaban al caminar, otras más lloraban y algunas hasta cantaban. Es extraña la manera en cómo reacciona un ser humano ante la presión.

Todos hubiésemos querido que la noche fuese eterna, pero dicen que el tiempo pasa más rápido cuando más lento quieres que vaya, y ésa vez no fue la excepción. Los minutos se fugaron de nuestras vidas como se fuga el agua entre los dedos. Muchas veces nosotros habíamos visto en las películas sobre el Armagedón como es que los protagonistas pasan sus últimos minutos haciendo esfuerzos desesperados por sobrevivir, o recordando los buenos tiempos, pero en la vida real eso no parecía tener ya mucho sentido... Era cierto que ya habíamos sobrevivido a un primer fin del mundo, pero en aquella ocasión todo nos cayó de sorpresa y no fue como ahora, que sabíamos desde antes que esto iba a pasar... Definitivamente, era mucho más angustiante el saber que el no hacerlo...

Recuento de daños: Ishizaki estaba herido de seriedad, Izawa y Tsubasa estaban más o menos heridos y Schneider estaba ileso. Yukari, Kumiko y la abuela Sugimoto estaban bien, con excepto de varios golpes y raspones. ¿Y yo? Bueno, no tenía una herida seria en el hombro, en donde me dio el sai de Katya, además de los múltiples golpes y heridas que me había hecho en mi larga odisea. Después de que Katya llevó a Lily, me desmayé por todo lo ocurrido y cuando desperté me encontraba acostado en una cama de la cabaña. De momento, recordé la horrible sensación que tuve al despertar en la morgue de la Orden y me asusté en verdad. Sin embargo, me tranquilicé al ver los rostros de mis amigos ahí.

- Ya despertaste.- comentó Elieth.- Nos diste un buen susto.

- ¿Qué haces aquí?.- pregunté, sin comprender nada de lo que pasaba.

- Vinimos a ayudar.- Shanks se encogió de hombros.- Pero creo que no sirvió de mucho...

Vi que Schneider estaba sentado en una silla frente a mi cama, con tan solo un parche en la frente. Tsubasa e Izawa descansaban en otras camas y más allá, Yukari sostenía la mano de un dormido o quizás inconsciente Ishizaki, mientras Lafayette intentaba consolar a Kumiko.

- ¿Brisa?.- pregunté, sorprendido.- ¿Qué haces aquí?

- Vine con los demás.- Bisbrian se encogió de hombros.

- ¿Qué pasó con Misaki?.- quise saber.- ¿Él...?

- Está vivo, Wakys.- contestó Lafayette.- Le salvaron la vida, pero perdió muchísima sangre y está delicado, aunque hay esperanza que sobreviva... Bueno, si es que hay mundo en donde sobrevivir...

Nadie dijo nada, ya que todos estábamos pensando en lo mismo.

- Pero estás embarazada.- insistí, después de un rato.- ¿No deberías estar reposando en cama o cuidando a Misaki por lo menos?

- ¿Para qué?.- replicó ella.- Si el mundo se acaba, no tiene caso que yo guarde reposo. Además, Sergio me debe una y me la voy a cobrar.

Bisbrian se veía muy molesta y no era para menos, lo que me sorprendía era que todos se sintieran igual.

Esperanza en el Mañana [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora