Capítulo vigésimocuarto.

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Capítulo vigésimocuarto.

Tout seul, tu t'en iras tout seul (Solo del todo, te irás solo del todo)

Coeur ouvert à l'universe (Corazón abierto en el universo)

Poursuit ta quête (Persigue tu propósito)

Sans regarder derrière (Sin mirar atrás)

N'attends pas (No esperes)

Que le jour se lève (A que amanezca)

Me esperaba algo más, a decir verdad. No sé, quizás unos cientos o miles de soldados esperándome con gran cantidad de armas, tanques de guerra, qué se yo. Ey, que los hombres soñamos con eso, aun hasta los más tranquilos sueñan con acabar con los malos a base de golpes y patadas. Lástima que yo no traía una espada, eso le hubiera dado más emoción al asunto.

Encontré a varios soldados esperando en la entrada, los cuales evidentemente me estaban esperando. Por supuesto, yo no estoy tan idiota como para entrar por la puerta delantera, ni para intentarlo siquiera. Recordé la salida lateral por la cual sacaban la ropa de lavandería y hacia allá me dirigí. Estaba cerrada, y no era para sorprenderse. Sin embargo, no parecía estar tan vigilada como la principal, aunque había un par de empleados vestidos de blanco esperando quien sabe que cosa.

- ¿Qué sucede?.- le preguntó uno al otro.- ¿Por qué esperamos tanto para entrar?

- Porque al parecer, están esperando algo.- respondió el otro.- O a alguien, yo que sé.

- ¿Y por eso tardan tanto en abrir?.- gruñó el primero.

- Son órdenes del jefe.- replicó alguien, desde adentro, a través del altavoz.- Quiere asegurarse de saber cuando alguien llegue.

- ¿Quién?.- preguntó el segundo hombre, al tiempo que abrían la puerta.

- Yo.- aproveché la distracción y golpeé rápidamente a los dos hombres, dejándolos inconscientes.

El hombre que estaba dentro intentó cerrar la puerta de golpe, pero yo fui más rápido y me colé. El soldado inmediatamente dio la alarma, antes de que yo llegara a golpearlo.

- Me están esperando.- dije, dándole varios puñetazos al hombre en el rostro.- Asegúrate de decirle a tu jefe que nadie va a poder detenerme, ni siquiera él.

No me importó la respuesta del soldado. Seguí caminando y de inmediato surgieron los problemas. Un grupo de soldados se acercaron a mí y comenzaron a dispararme, pero no soy tan idiota y me había puesto el chaleco antibalas que usaba el soldado de la puerta. Salté y esquivé las balas lo mejor que pude, aunque varias de ellas me pasaron rozando las orejas y la cabeza. No pensaba desperdiciar energías golpeándolos a todos, así que me dediqué simplemente a fugarme de todos.

- No lograrás llegar hasta el Líder.- me dijo un soldado con intenciones de clavarme una bayoneta antigua en un brazo.

- Ya veremos.- repliqué, torciéndole el brazo al hombre y golpeándolo con su propia arma.

Al dar la vuelta en un pasillo, me di cuenta de que el lugar estaba lleno de gas. Los malditos desgraciados habían arrojado gas somnífero, pero ni con eso me detendrían. Calculé la distancia que había entre el sitio en donde me encontraba y el siguiente pasillo: no alcanzaría a llegar ni conteniendo la respiración. Sin embargo, a medio pasillo había una rejilla que conducía al conducto de la ventilación y junto a él, un ventilador. Si consiguiera liberar la rejilla y encender el ventilador, el humo se iría y yo podría pasar sin riesgo. El problema sería en si yo conseguiría aguantar suficiente la respiración para llevar a cabo ese plan.

Esperanza en el Mañana [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora