Capítulo vigesimonoveno.

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Capítulo vigesimonoveno.

La verdad, para ser sinceros, nos vimos algo idiotas al llegar así, ya que los soldados no debían estar tan lejos, pero no nos importó. No teníamos un mejor plan que el arriesgarlo el todo por el todo, de manera que no tuvimos más remedio que lanzarnos impulsivamente al ataque.

Rosso y Nikiforov no esperaban vernos ahí, pero de todos modos no lucían muy sorprendidos. La que sí lucía sorprendida era Lily, como que en verdad no esperaba que la siguiéramos hasta allá.

- Muy bien, es suficiente- repetí.- Aquí tiene que terminar todo.

- Vaya, te subestimé.- sonrió Rosso. Parecía divertido, más que molesto o sorprendido.- No creí que fueras capaz de llegar hasta aquí, a salvar a tu doncella en desgracia. Lástima que no eres más que un remedo de príncipe.

Noté que Lily intentaba decirme algo, ya que con la mirada señalaba insistente a Katya. Ésta no lucía muy feliz, algo que me decía que las cosas no estaban saliéndole como ella se lo esperó.

- Bueno, un remedo de príncipe es todo lo que se necesita para un remedo de dragón.- repliqué.- Así que estamos parejos.

- Ya no hay tiempo, Wakabayashi.- suspiró Rosso, como quien se encuentra en una obra teatral.- Supe que te llevaste mi conejo.

- No fue tan difícil.- repliqué.

- Claro. El problema es que la señorita Nikiforov, aquí presente, quiere su cura y yo no puedo dársela porque tú te la llevaste.- dijo Rosso.

- No seas hipócrita, Rosso.- protesté.- Tú tienes el antídoto y lo sabes. Tienes que estar ya vacunado contra el virus Alfa si es que tienes la idiota idea de que Lily muera entre tus brazos.

- Ya lo sabía.- Katya sujetó sus sais contra la garganta y pecho de Rosso.- Dame la cura, ya.

- Mal movimiento, querida.- replicó Rosso.

A una orden suya, sus soldados salieron del castillo y nos rodearon. Uno de ellos me apuntó a la cabeza, pero Lily se me dejó venir y los dos caímos pesadamente al suelo.

- ¿Estás bien?.- pregunté, abrazándola.

- No del todo.- confesó ella, débilmente.- No me siento bien, creo que ya no resistiré por mucho.

- Te sacaré de ésta, confía en mí.- murmuré.

Obvio, los soldados de la Orden nos sobrepasaban en número otra vez, pero ahora íbamos un poco mejor preparados y pudimos defendernos un poco mejor. Katya tuvo que soltar a Rosso cuando un soldado intentó atacarla y no tuvo más remedio que defenderse.

- ¡Teníamos un trato!.- gritó ella.

- Un trato que no pensaba cumplir.- replicó Rosso.

- Pagarás muy caro por esto.- dijo Nikiforov, al tiempo que cortaba a varios soldados a la vez, usando diestramente sus dos sais.- Y me vas a dar esa cura, te guste o no.

- Eso si consigues sobrevivir, mi estimada Katya.- sentenció Rosso, dirigiéndose a mí después.- Dame a Lily.

- Ven por ella.- reté.

Rosso ni siquiera se molestó en acercarse a mí, simplemente hizo otra señal y entonces tres soldados se acercaron a nosotros y me sostuvieron mientras Rosso se llevaba a Lily. Mi mano no quería soltar la de ella, pero no pude evitarlo y Rosso nos separó.

Esperanza en el Mañana [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora