Capítulo quinto.

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Capítulo quinto.

Mi mente no dejaba de hacerse la misma pregunta: ¿Qué rayos voy a hacer con ella? Sé lo que están pensando: debí haber pensado en eso antes de sacar a Lily de las instalaciones de la Orden del Sexto Mundo, pero muchos se quedarían sin saber qué hacer si descubre que la misión que el encargaron consiste en matar a otro ser humano.

Estaba furioso contra Schneider; él me había dicho que me había dejado esto porque confiaba en mí. ¿Acaso me creyó capaz de matar a alguien? ¿O habrá pensado que he llegado a ser tan insensible que no me costaría ningún trabajo quitar una vida humana? Cualquiera de las dos ideas me hacían tener ganas de golpear a la Mano en la cara (vaya frase tan contradictoria), como quise hacerlo muchas veces en otras épocas. Ahora, sin embargo, lo que más debía preocuparme en ese momento no era el reclamarle a Schneider sino el saber qué demonios iba yo a hacer con Lily...

Ella durmió por al menos una hora, tiempo en el cual yo aproveché para conseguir algo de comer; el resto del tiempo, me la pasé mirándola dormir y aprendiéndome cada detalle de su rostro, tan apacible como el de cualquier muchacha inocente de su edad, y no como el de una persona que es al mismo tiempo un arma letal. No podía regresarla al lugar de donde la saqué, eso significaría la muerte para ambos; tampoco podía llevarla a la base principal de la Resistencia Delta, era seguro que ahí matarían a Lily sin dudarlo. Así pues, sin quererlo ni pretenderlo, me había convertido en un prófugo, todo por una niña a la que no conocía... Yo debía estar loco.

Me recargué contra el asiento de mi automóvil y sin querer me quedé dormido, cosa que no era de sorprender dado que me la había pasado la noche en vela. En cuanto cerré los ojos, empecé a soñar con Misado. No supe por qué en ese momento soñé con ella, solo sé que reviví el momento en que le pedí a ella que usara un collar que pertenecía a mi familia desde tiempos inmemoriales y ella se negó a hacerlo.

- Es muy pronto para empezar a comprometernos de esa manera.- había dicho Misado.- Todo a su momento, Genzo. Tenemos toda una vida por delante.

Ella se había reído, de manera que su rechazo no resultó tan humillante; yo me dije que si Misado era el amor de mi vida, ya tendría la oportunidad de darle ese collar.

Claro, jamás pude hacerlo, porque después ella viajó a Francia de vacaciones, después tuve que ir yo a Japón con la selección y cuando me di cuenta, el Mundial ya se nos había venido encima. Tuve entonces la oportunidad de darle a Misado el collar pero para entonces yo ya quería pedirle matrimonio y pensé que lo mejor era el darle una sortija de compromiso... Aun recuerdo que, tras dejar el cuerpo sin vida de Misado en la butaca, en su mano brillaba el diamante de la sortija... Yo le quité el anillo y me lo guardé; no es que me interesara en sí sino más bien deseaba conservar algo de ella cerca de mí, aun cuando sabía que ella no había tenido la oportunidad de usarlo por mucho tiempo... Aun hasta ese día, yo seguía trayendo el anillo colgado de un llavero, como si fuese una especie de amuleto. Algo realmente patético, pero dicen que todos tenemos maneras diferentes de afrontar nuestras pérdidas, ¿o no?

- Despierta.- me dijo una voz femenina, cuya suavidad no concordaba con la violencia con la que era zarandeado por un brazo.

- ¿Qué sucede?.- me sobresalté. De momento no recordé en donde me encontraba.

- Estás roncando y me molesta.- me dijo Lily, muy seria.- Pareces un antiguo cohete espacial lanzado desde cabo Cañaveral.

Me incorporé y parpadeé para tratar de enfocar a Lily, la cual tenía en sus manos uno de los pastelillos que había conseguido y una taza de café.

Esperanza en el Mañana [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora