Capítulo decimoséptimo.

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Capítulo decimoséptimo.

Esto no podía estar sucediendo...

Me puse de pie como pude; la cabeza me daba vueltas y no podía ver con claridad, además de que el aire estaba impregnado de pólvora y no podía respirar bien. Misugi tosió cerca de mí, cosa que me causó alivio ya que eso me demostraba que él estaba vivo. Me acerqué a él y traté de ayudarlo; Misugi tenía una herida en la cabeza que sangraba profusamente, pero no parecía ser profunda.

- ¿Estás bien?.- pregunté.

- Viviré.- respondió Misugi.- ¿Qué ha pasado?

- Nada bueno, eso es seguro.- repliqué.- Tengo que ir a ver qué sucede.

- Voy contigo.- con trabajo, Misugi se puso de pie.

- ¿Qué dices? No.- me negué.- Estás herido.

- Pero Yayoi está dentro.- replicó él.

Ni hablar. Ante tales argumentos, no me pude negar. Con mucha dificultad, Misugi y yo llegamos a donde antes se encontraba la entrada de la Resistencia Delta, en cuyo lugar se encontraba ahora un enorme boquete. Varios de soldados salieron de quien sabe dónde y entraron al edificio semidestruido con todas las intenciones de acabar con mis amigos y compañeros. Válgame, era la Orden del Sexto Mundo, al fin nos habían encontrado. ¿Pero cómo era posible? No había que pensarlo mucho para dar con la respuesta: la Orden se dedicó simplemente a seguirme hasta que los llevé a la base de la Resistencia Delta. Soy un completo idiota y me maldije a mí mismo por mi gravísimo error...

Tenía que encontrar a Lily, claro, también tenía que encontrar a los demás, todo fue de improviso y nadie estaba preparado para un ataque así. ¿En dónde estaría Tsubasa, Misaki, los demás? Tenía que concentrarme, no era momento para culparse de nada...

Entre el humo que causó la primera explosión, los soldados de la Orden no nos vieron ni a Misugi ni a mí; sin embargo, él me jaló por un brazo y los dos nos ocultamos bajo un montón de escombros.

- Encuéntrenla.- muy cerca de nosotros pasó un hombre de cabello negro y ojos azules, vestido con una gabardina negra.- Ya saben, no la hieran ni la maten, una gota de su sangre y podemos decirle adiós a todo.

- Van por Lily.- musité.- Maldita sea, debo encontrarla primero.

- ¿Quién es ella, Wakabayashi?.- preguntó Misugi.

- No es momento para explicaciones.- repliqué.- Vamos.

La Orden había usado la explosión para distraerlos a todos y después de eso usaron bombas de humo para ocultar su entrada. Una vez dentro del edificio, me sentí más seguro por estar en mi ambiente y de inmediato intenté ir hacia los dormitorios, pero Misugi me detuvo otra vez.

- Necesito encontrar a mi esposa.- me dijo él.- La última vez estaba en la sala de reunión.

- Debo encontrar primero a Lily.- dije yo.- Iré por ella y después te ayudaré.

- No, debemos separarnos.- me contradijo Misugi.

- Trabajaríamos mejor estando juntos.- repliqué.- No sabemos cuantos son ellos y separados no haremos gran cosa.

- Vayamos primero por Yayoi entonces.- me pidió él.- Los dormitorios están alejados, tardarán más en llegar a ella.

Lo pensé por unas milésimas de segundo; no me gustaba la idea de ir por Yayoi primero, pero pensé que si no lo hacía, Misugi se iría solo y además, Lily sabía defenderse sola... Maldiciendo en voz baja, acepté en acompañar a Misugi. En el camino, unos cuatro soldados, o quizás más, se nos atravesaron. Ni Msugi ni yo perdimos el tiempo y atacamos a cada uno tratando de dejarlos inconscientes. Para ser sincero, me sorprendió ver a Misugi pelear tan bien, siendo doctor no pensé que supiera defenderse así.

Esperanza en el Mañana [Captain Tsubasa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora