11.

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A la mañana siguiente, Mark se levantó como de costumbre. Era un día como cualquier otro, pero se sentía diferente. Además del pequeño dolor en su parte baja, se sentía bien. Por primera vez en mucho tiempo, podía decir con confianza que se sentía feliz y se sentía bien.

¿Tendría algo que ver con Johnny y lo que había sucedido la noche anterior? Posiblemente.

Luego de tomar una ducha, se vistió y fue a las escaleras para ir al primer nivel. Pudo haber despertado a Ilayda, pero quería dejarla dormir un poco más. Su buen humor, desgraciadamente, fue arruinado cuando vio a Yoon Oh en la sala de la casa, claramente molesto.

—¿Dónde te habías metido ayer en la fiesta? Te busqué por todas partes —le reprochó con el ceño fruncido y los brazos cruzados.

—¿Yo? —preguntó Mark indignado mientras se acercaba a él—. Tú me dejaste solo más de media hora. ¿Me vas a decir dónde estabas tú? —sabía que no debía reprocharle nada, pero ya se estaba cansando de no decir nada.

Pero, como siempre, se arrepintió de lo que dijo cuando Yoon Oh lo tomó bruscamente del cabello y tiró de él para acercarlo.

—Eso es algo que a ti no te incumbe, niñato. ¿Por qué mejor no respondes a la pregunta que te hice? —le susurró en el oído y lo lanzó bruscamente para el cayera de frente al suelo. Mark puso sus manos a tiempo, así que su cara no chocó con el suelo.

En ese momento, Ilayda estaba bajando las gradas, y casi gritó cuando vio a su padre en el suelo.

—¡Papi! ¿Estás bien? —preguntó mientras corría hacia Mark. Él se limitó a sonreír y asentir, a pesar de que estaba al borde de las lágrimas.

—Sí, estoy bien. Tropecé con mis propios pies y caí. Ya sabes lo torpe que soy —rió para hacer más obvio el hecho que estaba bien, aunque no lo estuviese.

—Ay, papi, tienes que tener más cuidado —rió la pequeña y lo ayudó a levantarse. Mark le sonrió, pero sabía que Yoon Oh no había terminado.

—Oye, ¿por qué no vas con nonna a ayudarla con la comida? Estoy seguro de que va a necesitar una mano —le dijo alegremente y la pequeña sólo asintió y corrió a la cocina. Cuando Mark ya no pudo verla, regresó su vista a Yoon Oh y lo miró serio—. No te atrevas a hacerme eso en frente de nuestra hija de nuevo. No quiero que la metas en esto —le advirtió, realmente molesto. Luchaba mucho para que Ilayda no se enterara de lo que pasaba entre ellos, y no quería que una estupidez de su esposo arruinara todo su trabajo.

Yoon Oh sólo rió sin humor y tomó a Mark por el cuello de su camisa para acercarlo a él.

—Puedo hacer lo que se me venga en gana. Y, si quiero, puedo golpearte frente a ella, niñato de mierda.

—No te atrevas. No la metas en esto —Mark lo amenazó, lo cual no le gustó a Yoon Oh y levantó su puño para golpear a Mark, pero en ese momento, Johnny entró a la sala. Hacía poco, Yoon Oh le había dado llave de su casa para que pudiese entrar cuando fuese necesario, así que ahora la usaba para entrar.

Johnny se asustó al ver la escena, pero automáticamente se molestó al ver que Yoon Oh se iba a atrever a golpear a Mark.

—Señor Jung, ¿qué hace? —llamó su atención y caminó en su dirección para alejarlo de Mark. Trataba de no denotar lo molesto que estaba.

Yoon Oh bufó cuando Johnny lo alejó de su esposo, y no tuvo más remedio que dejarlo ir.

—Nada, John. No te preocupes —las piernas de Mark flaquearon debido al miedo y cayó de rodillas en el piso.

Línea de Fuego | JohnMarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora