23.

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Desde que Mark había alejado a Johnny de su vida, lo extrañaba como nunca.

Lo veía a diario, a pesar que no salía de casa más que para sus chequeos médicos tres veces a la semana, pero extrañaba sus caricias, compartir con él, sus bromas ridículas y cada pequeña cosa sobre él, entre otras cosas. Quería volver a como estaban antes, y simplemente simular que nada había pasado, porque realmente lo necesitaba más de lo que había imaginado. Estar con él era la única luz que había en la oscuridad de su vida, y cada día sentía que esa luz se desvanecía poco a poco, y todo por su terquedad.

Johnny, por su parte, estaba desesperado. Había intentado acercarse a Mark durante esas seis semanas, pero él solo lo alejaba cada vez más. Ya no sabía que más hacer para llamar la atención de Mark y hacerlo entrar en razón, especialmente porque le extrañaba. A pesar de que no habían dejado de verse, eran como dos extraños, y él no quería eso.

Quizá no podrían ser más que amantes, pero eso era más que suficiente para él. Amaba a Mark lo suficiente para aceptar eso, y ayudarlo, si decidía dejar a Yoon Oh.

—Mark —la voz de Johnny resonó en el auto, y miró al menor por el retrovisor, pero Mark hallaba más interesante la ventana del automóvil y los edificios que veía fuera del cristal. Regresaban del hospital, donde el doctor le había dicho que sus costillas ya se encontraban bien, así como el resto de su cuerpo.

Johnny suspiró al notar que lo ignoraba de nuevo; ya no podía aguantar más. Pensaba que se volvería loco si no hablaba con Mark y resolvía todo ese embrollo. Le necesitaba.

Volvió a llamarlo, pero recibió el mismo resultado, y suspiró sonoramente. Odiaba que Mark lo alejara, incluso cuando el intentaba acercarse de manera lenta. Se veía demasiado alterado como para intentar acercarse más rápidamente, pero tal vez debía pensar en otros métodos, o ser más directo.

Con eso en mente, simplemente pisó el freno del auto, haciendo que este se detuviera abruptamente y que Mark se hiciera adelante, debido al impacto. Mark miró al más alto por el retrovisor, molesto y confundido por su acción tan repentina, lo cual pudo haber causado un accidente, pero a Johnny no le importó. Apagó el motor del auto y salió por un momento, solo para volver a entrar, en el asiento de pasajeros. Le importaba un carajo que algún auto pasase por allí. Podrían esquivar el auto, y ya.

Tenía que arreglar eso ya.

—Qué-

La pregunta de Mark quedó atrapada en su garganta, porque los labios de Johnny le impidieron decir nada más. Le besó con fervor y desesperación, mientras sostenía sus mejillas para evitar que se alejara y pronto se halló besándolo de la misma manera, mientras sus brazos se enganchaban alrededor del cuello del mayor.

No se separaron ni por un momento, ya que habían extrañado tanto el sentirse uno al otro, de esa manera tan especial. Para ellos, había sido como una eternidad, luego de haber pasado tanto tiempo juntos.

Johnny recostó a Mark sobre el asiento del auto mientras continuaba con el beso y lo tomaba por la cintura, sintiendo su cuerpo lentamente, y desesperado por sentir más.

—J -Johnny —Mark habló en el beso, empujándolo un poco por el pecho, para separarlo, pero el mayor sólo se acercó de nuevo para besarlo.

—Shhh, no digas nada.

—No, es que lo que dije... —rompió el beso de nuevo.

—Nunca estuve molesto contigo, cariño. Sé que estabas pasando por un momento duro y que necesitabas desahogarte —le confesó el mayor, tranquilizándolo—. Sólo déjame demostrarte que no soy un simple guardaespaldas.

Línea de Fuego | JohnMarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora