20.

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Después de dos semanas, le dieron de alta a Mark.

Yoon Oh no lo había visitado en todo ese tiempo, y Mark no había dejado que trajeran a Ilayda, porque no quería que su hija lo viese así. Ahora sus moretones se habían desvanecido casi por completo, y la hinchazón había bajado, pero aún debía usar una banda en la nariz y su labio aún se veía mal. Además, debía estar en reposo por un mes debido a la fractura de sus costillas.

Durante esas semanas, Mark y Johnny no se dirigieron la palabra para nada, y la tensión subía cada vez que Johnny llegaba al hospital. A pesar de todo, Johnny llegaba al hospital para cumplir con su deber, pero no era lo mismo. Era como si solo existiera una relación profesional entre ellos.

Una parte de Mark quería disculparse por lo que había dicho, pero otra le decía que no tenía caso, porque no cambiaría nada. El daño ya estaba hecho.

El día que le dieron de alta, Johnny ayudó a Mark a sentarse en la silla de ruedas, ya que no podía hacer mucho esfuerzo. Johnny lo cargó a la silla de ruedas, lo llevó a recepción para que firmara los papeles de su alta y lo llevó al auto.

El menor balbuceó un pequeño "gracias" cuando Johnny lo ayudó a entrar al auto, pero no intercambiaron otra palabra durante todo el trayecto. Ambos se sentían mal y sabían de la tensión que existía en su relación, pero se negaban a hacer algo al respecto.

Johnny no encontraba las palabras correctas para decirle a Mark que no estaba molesto y que lo entendía, especialmente porque creía que el menor lo iba a alejar de nuevo, y tenía miedo de perderlo. Prefería estar así porque, al menos, podría cuidarlo mientras él estuviera cerca, y tendría algún tipo de relación con él, aunque fuese profesional. Era mejor que no tener contacto para nada y dejarlo a merced de su esposo.

Cuando llegaron a casa, Johnny cargó a Mark dentro de la casa y lo ayudó a sentarse en el sillón, asegurándose que estuviese cómodo.

—¡Papi! —ambos pudieron escuchar el grito de la pequeña Ilayda desde las escaleras y la pequeña corrió para abrazarlo —. Te extrañé mucho. ¿Por qué estás golpeado así?

—Yo también te extrañé mucho, pequeña —Mark sonrió y pensó en una excusa rápida —. Es que tuve un pequeño accidente en la fiesta a la que fui con tu papá, pero ya estoy bien. No te preocupes — le sonrió suavemente y revolvió sus cabellos para hacerla reír.

—Bien, ¡ahora nonna y yo vamos a cuidar muy bien de ti! — dijo la pequeña emocionada y besó la mejilla de su padre. Johnny se mantenía en silencio, sonriendo ante la escena.

Volteó en dirección a las escaleras cuando escuchó pasos, y vio a Yoon Oh bajando las escaleras con serenidad, como si no hubiese golpeado a su esposo al punto de mandarlo al hospital. Johnny tragó fuerte por la rabia, pero se tranquilizó. Quería golpearlo como él lo había hecho con Mark.

—Que bien, ya volviste —habló Yoon Oh y caminó hacia Mark, besando su mejilla. El menor no respondió, simplemente se quedó quieto, mirando al suelo. No quería decir nada frente a su hija —. Me voy a trabajar.

—¡Que tengas buen día, papá! —exclamó la pequeña y se despidió de él.

Yoon Oh caminó hacia la puerta, pero cuando pasó al lado de Johnny, tomó su brazo.

—Hoy debes venir conmigo. Tengo un trabajo para ti.

Johnny tuvo el impulso de rehusarse, pero sabía que eso traería problemas, así que simple lo siguió al auto en silencio, sin que Mark se diera cuenta. De todos modos, el menor no diría nada.

Línea de Fuego | JohnMarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora