24

809 82 11
                                    


Miraste una vez más a tu alrededor, atónita ante lo mucho que había cambiado las cosas en tan solo nueve años. Definitivamente impresionante pero no todo eran rosas y amor. Los reportes y cifras que Winston te había entregado mostraban impresionantes niveles en el respecto a los crímenes desde el desmantelamiento de Overwatch; y aunque estaba siendo combatido por los agentes que aún quedaban en pie y que escapan de la autoridad regida bajo las leyes de Petras el cambio era mínimo. Habías comprendido que Talon tendría que estar detrás de todo el equipamiento de las bandas criminales que hacían de las suyas hoy en día. Ahí es cuando entrabas en escena; pretendías utilizar todos los medios que sabias y que tenías al alcance de tus manos para dar con un proveedor que te llevara hasta Talon.

Eliminarías el problema mayor de raíz. Aunque por ahora te encargarías de cosas pequeñas.

– ¡Corre!

Se agachaste al suelo para tomar un trozo de concreto que se había desprendido de algún lado como producto de seguramente la granada que te habían arrojado minutos atrás durante el enfrentamiento; tomaste impulso y lo arrogaste hacia la nuca de uno de los dos sujetos que pretendían huir, dejándolo inconsciente en el suelo. Al otro lo perseguiste rápidamente y lo tacleaste; asegurando su cuerpo ataste sus muñecas y lo ataste al otro inconsciente junto a una tubería expuesta.

– Quédate quieto – dijiste tomado con una mano su rostro sudado y sucio por la caída; diste un bufido mientras comenzabas a buscar algo para amordazarlo. – Es la lástima que alguien con rostro tan lindo termine en estas situaciones, ¿sabes?

– Si mi rostro me hubiera hecho la vida tan fácil no estaría en esta situación – contesto.

– Tienes razón. – pusiste un trozo de cinta sobre su boca y movió ligeramente su cabeza aceptando su derrota – Pero puedes intentar salir de ese agujero en el que estas metido. – miraste hacia la entrada del callejo, notando como el ruido de las sirenas se acercaba más. Sonreíste un poco quitando un trozo de papel sucio de su rostro. – Siempre hay segundas oportunidades chico.

Caminaste a paso veloz lejos del lugar, asegurándote de guardar bajo tu chaqueta el fusil de pulso que Winston te había dado. Ni te molestaste en saber de dónde lo había sacado antes de ver como partía marcha hacia Londres, dejándote en a duras penas luego de una casi interminable suplica en Francia. Si querían cubrir más terreno tendrían que separarse para cubrir las zonas con mayor actividad; aunque igual te había obligado a llamarlo cada dos días con el dispositivo que te entrego. Sabías que solo se preocupaba por ti.

Terminaste de acomodar lo mejor que pudiste tu ropa intentando hacerte ver más normal ate el público que consistía en un momento de peones caminando. Caminaste siguiendo la corriente de personas hasta que llegaste hasta la zona en la que vivías por los momentos, no podías describir los sentimientos que pasaron por tu cuerpo cuando por pura curiosidad revisaste la cuenta bancaria en la que solías mandar a depositar los pagos por los trabajos encargados dúrate tu tiempo como mercenaria. Creías que a este punto esa cuenta estaría desaparecida pero resulto que seguía ahí; con mucho dinero. Habías logrado alquilar una pequeña pieza equipada y una tableta para mantenerte al tanto de las noticias mientras estabas en esa habitación.

Enfocaste tu mirada hacia las letras en el dispositivo de Winston; leyendo con atención cada letra del informe que te había enviado. La mayor parte relataba los patrones criminales y solo una pequeña apuntaba a que estarían distribuyendo los equipos desde Nuevo México. Irías hasta allá. Cerraste el holograma presionando un botón y otra imagen apareció en cámara.

– Iré a Nuevo México. – afirmaste, haciendo que el gorila te observara fuera de lugar. Te adelantaste a su reprimiendo sobre tan repentina decisión. – El informe apunta que la mercancía es repartida desde ahí Winston. Es más que obvio que el proveedor tiene su base ahí.

– Eso ya lo sé. – resoplo – Pero ir de una manera tan repentina hasta allá es algo que me toma desprevenido.

– Al menos tuve la cortesía de decírtelo, ¿No? – reíste ante tu propio comentario – Puedo llegar hasta allá sin problemas, buscare donde quedarme y comenzare a buscar quien me lleve hasta el sujeto. – miraste a Winston mientras este parecía rebuscar algo entre los archivos, lo escuchaste suspirar y luego otra ventana holográfica apareció frente a ti con las imágenes de Jesse en diferentes sitios.

– McCree está en Santa Fe, podría ayudarte. – levantaste una ceja ante tu última palabra. ¿Cómo que <podría>? Debe hacerlo.

– Debe. – remarcaste la palabra cerrando la ventana con los archivos del vaquero. – Aunque si no lo hace no importaría mucho. No es como que si su cuello estuviera involucrado también en esto, ¿O sí?

– Deja el sarcasmo (Tn). No sabemos si McCree estará dispuesto a ayudarte ahora, no he tenido contacto con él desde su retiro. – por supuesto que nadie lo había hecho; incluso tú le habías enviado correos solo para saber cómo se encontraba y nunca los respondió. Por eso tu actitud, porque, demonios, ¡Incluso Genji había respondido tus cartas! – ¿(Tn)? – lo miraste por un momento y luego hablaste.

– Tomare un vuelo mañana a primera hora Winston, buenas noches. – cerraste el holograma dando fin a la comunicación.

No sabías las razones de McCree para haber dejado la organización, y las respetabas, pero eso no significaba que dejara de hablar con las personas que conocía. ¿Verdad? No, por supuesto que no. Incluso en el poco tiempo que llevabas despierta hasta habías logrado hablar nuevamente con Reinhardt por medio de una transmisión y una que otra carta, la primera vez que volviste a hablar con él fue en el Observatorio: Gibraltar, aún no podías evitar sonreír ante su asombro y alegría al verte por la pantalla. Ángela también fue otra que no pudo contener su alegría. El punto es que aun cuando estuviste durmiendo varios años ellos no dejaron de tenerte en cuenta. ¿Entonces por qué Jesse si lo había hecho, no solo contigo claro, pero por qué? Diste un suspiro dejando en la mesa una fotografía que habías llevado contigo desde antes de criogenizarte en la que aparecían varios integrantes de Overwatch y Blackwatch; ya estaba un poco arrugada pero aún se podían diferenciar los rostros de todos.

Acabarías con todo los que habían causado esto.

Sujeto 2 8 9| Overwatch Y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora