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– ¡Lena, espera! – Gritaste a la castaña, quien había salido corriendo al oír el rumor de que alguna panadería estaba dando rebajas de noche buena. No entendías todos sus preparativos tan apresurados.

Bufaste al darte cuenta que no regresaría y para mala suerte te había dejado con multitud de bolsas, no tenías muchos problemas en llevarlas pero tampoco te molestaría algo de ayuda.

Llevabas una semana diciéndole a Reinhardt que te dejara salir del pequeño cuartel subterráneo de Winston para aclarar ideas y respirar aire fresco, pero él se negaba a dejarte ir sola, y no podías pedirle ayuda a Genji porque todavía te sentías mal por haber preguntado de más. Y por que estabas segura de que igual te diría que no. No te quedo más opción que salir acompañado a Lena mientras compraba cosas. Irónicamente siendo alguien tan veloz termino comprando todo a última hora mientras tú hacías el papel de mula de carga.

Terminaste por cruzar la calle y sentarte en una banca frente a varias tiendas ya cerradas, junto a una farola encendida y con un pequeño hueco entre los establecimientos mientras la gente pasaba con sonrisas frente a ti. Y casualmente la tienda a tus espaldas era una tienda de electrónica, con televisores y demás; dichos televisores daban una noticia de lo sucedido en Rusia y los diálogos que se estaban dando a puertas cerradas. Hablando cada detalle que ya sabías.

Según nos informan; los agentes de la ya disuelta organización Overwatch, atacaron una base ubicada en Rusia, cerca de las zonas industriales, ya abandonadas, Ómnico. Dicha base pertenecía a la organización terrorista llamada Talon...

Dejaste de prestar atención, ya sabías todo eso. No querrías oírlo de nuevo y menos de personas que no sabrían a ciencia cierta lo que paso allá adentro. Giraste tu cabeza en dirección a un maullido a tus espaldas; miraste con una mueca al gato algo viejo, su pelaje estaba grisáceo en el rostro por la edad y tenía una oreja agujereada junto con una pequeña cicatriz sobre su hocico, quizás consecuencia de alguna pelea. Chasqueaste tus dedos para llamar su atención y sonreíste al ver como se acercaba rápidamente a ti, maullando varias veces hasta terminar saltado a tu lado sobre la banca y empezaba a restregarse contra tu mano.

– ¿Quieres venir conmigo, amiguito? – Preguntaste en voz alta, rascando su mentón mientras sentías las vibraciones de su ronroneo pasar por tus dedos. Lo tomaste como un sí y lo cargaste sobre tus muslos continuando con las caricias. Sabías que a los demás no les molestaría su presencia en el lugar.

Frunciste el ceño al sentir más frío, la temperatura habría bajado de golpe y pensaste que sería cosa propia del clima pero cuando sentiste un cosquilleo en tu nuca giraste la cabeza hacia un costado para ver hacia atrás. Nada. No había nada atrás, miraste en dirección al callejón y abriste los ojos al notar una niebla negra introducirse en este con lentitud. Inmediatamente te levantes apartando al gato de tus piernas y dejándolo en la banca junto a las bolsas. Sabías que era una estupidez ir a ese callejón pero también querías arriesgarte a la posibilidad de poder hablar con él, quizás hacer que entrara en razón. Atenta a cualquier cosa caminaste por el lugar estrecho y lleno por algunos contenedores, buscaste con la mirada hasta dar con una figura robusta de espaldas, podías distinguir sus ropas negras debido a la poca luz que se colaba por la salida alterna del callejón. Tragaste saliva dando unos pasos más.

– ¿Gabriel? – Preguntaste alerta. Realmente no tenías nada preparado para cuando lo encontraras. Pero él no movió un musculo. – Agente Reaper. – Movió un poco su cabeza, por supuesto que no respondería a su propio nombre, no lo recordaba. – ¿Qué haces aquí?

– Te vigilo; esa es mi orden. – Sentiste un escalofrío subir por tu espalda al escuchar su distorsionada y opaca voz, como la del día que despertaste. Diste unos cuantos pasos más, no parecía tener intenciones de hacerte daño.

Sujeto 2 8 9| Overwatch Y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora