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Volviste a clavar la navaja en su pierna arrancando un grito de su garganta.

– Y yo me consideraba agresivo. – comento al aire Reyes divertido. Hace más de una hora que habías comenzado con tu interrogatorio y el sujeto no duro mucho en hablar debido a que estabas lastimando su cuerpo. A pesar de ya tener la información el moreno dejo que siguieras un poco más, sabía que te querrías desquitar con él.

Y también porque quería saber que tan despiadada podrías llegar a ser.

– Creo que ya es suficiente (Tn). – hablo McCree, sin mirarte, puesto que miraba al moreno en espera a que diera la orden para irse. – Ya tenemos la información no hay porque quedarnos aquí más tiempo

– Dame unos cinco minutos más – susurraste, por debajo de las quejas del sujeto, a quien le habías puesto una mordaza. No lo notabas, pero tenías una sonrisa en tu rostro y eso incomodaba al vaquero.

– Solo acaba con él de una vez. – bufaste ante las palabras de Gabriel.

– Bien. – dijiste, para luego quitar la mordaza de su boca y antes de que pudiera hablar o gritar, clavaste la navaja en su garganta con fuerza y luego retirándola. Deparándole una muerte lenta. – ¿Se mueven o no? – preguntaste al ver que se habían quedado contemplando la escena. McCree fue uno de los más afectados ante tu acción, puesto que ya se había acostumbrado a la imagen que habías puesto los primeros meses de haberte conocido; como una chica que no podría ser violenta otra vez pese a su pasado.

Gabriel palmeo tu hombro al pasar al lado tuyo antes de subir a la nave, en forma de aprobación, por su parte McCree no hizo ningún gesto, quizás estaba molesto o consternado con tu manera de actuar. Genji apenas y te miro cosa a la cual no le diste mucha importancia. Te apartaste hasta donde había una especie de compartimiento pequeño entre dos muros, pequeño pero lo suficientemente grande para ti, retiraste la parte de arriba de tu uniforme y comenzaste a ver las zonas afectadas de tu cuerpo. Había un gran moretón en tu abdomen y el corte en tu brazo seguía sangrando. Diste un salto cuando al girar McCree estaba extendiéndote una venda.

– Gracias – dijiste tomando la venda y girándote nuevamente al pequeño espejo que tenías frente. Por el reflejo notaste tu mirada fija en tu, consternada. – Quieres decirme algo – afirmaste, comenzado a poner la venda en tu brazo.

– ¿Esa es tu naturaleza? ¿Así eres realmente? – pregunto.

– En efecto. Cuando todo termine no volveré a ser lo mismo – contestaste terminando de vendar el brazo. Por supuesto que no querrías volver a ser lo mismo que antes, una mercenaria egoísta, pero en esta ocasión habías perdido los estribos. Era entendible, o al menos así lo veías tú. Subiste el cierre del uniforme.

– Allá no parecías pensar así.

– Escucha bien McCree – lo señalaste con tu dedo –, cuando termine esto, y Talon haya caído, dejare todo atrás. Podre descansar, pero hasta que eso pase, actuare como debo hacerlo para llegar hasta ellos. – querías dejarle en claro lo que pasaría de ahora en adelante, confiabas en que encontrarías la manera de llegar hasta Talon y desquitar todo el odio por lo que te habían hecho. Por Amelia.

El regreso a la base fue callado, usualmente McCree era quien mantenía el ambiente animado dentro de lo que abe pero esta vez se había mantenido en silencio y observando a un punto muerto. Entendías que estaba así por la respuesta que había recibido, más no estabas dispuesta a cambiar el punto de tú misión por alguien más. En este mundo las cosas funcionaban así. Fuera de eso, estabas ligeramente inquieta, querías saber si al llegar a la base la herida en tu brazo ya habría sanado al igual que cuando te cortaste la palma de la mano y por supuesto que no la revisarías hasta llegar a la base.

Sujeto 2 8 9| Overwatch Y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora