Capítulo 8

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- Quédate - pedí.

- Tengo que llegar a mi casa Christopher.

- Te voy a dejar mañana. Llama a tu mamá.

- Está bien, espera.

Le di espacio para que llame tranquilo a su madre. Comencé a sacar de su caja mi videojuego, estaba de lujo.
Estaba peor que un niño pequeño, Erick sabía que estas cosas me encantaban.

- Listo - se sentó en el suelo junto a mi - no pases tantas horas jugando ¿okey?

- No te prometo nada - reí.

- ¿Jugamos un partido?

- Llorando quedarás.

- Instalemos esto.

Acomodamos todo, la televisión con el juego en una mesa y cogimos unas almohadas para sentarnos en el suelo.

Me senté con las piernas abiertas y él entre medio de ellas, como lo hacíamos antes.

Jugamos un buen rato hasta que ya no dimos más, sin duda fue un gran momento.

- Te dije que ganaría - dije rodeándolo en mis brazos.

- Te dejé ganar, como siempre.

- Gracias por todo - besé su mejilla.

- De nada - corrió un poco su cara quedando a centímetros de la mía.

No resistí y lo besé. Si este era otro de sus juego podría ser un idiota por volver a caer, pero sentía algo que me hacía creer que esto no era nada de eso.

- Por qué me haces sufrir tanto - pegué mi frente a la de él.

- No hablemos de eso - tomó mi rostro - no quiero arruinar tu día, lo digo enserio.

- Está bien. ¿Quieres comer algo?

- Pero es tarde.

- Te preparo algo.

- ¿Tú? - rió.

- Claro que si, déjate sorprender - me levanté.

- ¿Okey? - no sonó convencido.

Mientras le hacía una rica comida, pude ver cómo ordenaba algunas cosas del departamento, creo que exageraba un poco con el orden o de plano yo era muy desordenado.

Cambiaba de lugar una y otra cosa, me causaba risa verlo tan preocupado, como un dueño de casa.

- Que le haces a mi departamento - miraba cada cosa que hacía.

- No me gusta como lo tienes acomodado.

- Pero me tiene que gustar a mi.

- Te va a encantar - dijo seguro.

Volví a lo mío, una rica pasta con salsa blanca estaba a punto de terminar. Busqué un poco de ensalada y la preparé, un punto a mí favor era saber que le gustaba y que no.

- Jugo, agua, refresco o algo más fuerte - pregunté desde la cocina.

- Lo que tu quieras - respondió.

- Pos jugo, no te quiero ebrio - respondí para mí.

Salí de la cocina para acomodar la mesa que ya no estaba donde la dejé.

- ¿Moviste la mesa? Pesa ¿Verdad?

- Bastante.

- Siéntate - ordené y así lo hizo.

Fui por los platos, los acomodé en la mesa y fui por todo lo demás.

- No puedo creer que esto lo hayas echo tú - miró todo.

- Soy un experto - reí - provecho - besé sus labios.

Por un momento pensé que no le gustaría, pero fue todo lo contrario. Al fin después de todos estos días malos, había uno que estaba siendo el mejor.

- Admito que estaba todo rico.

- Soy el mejor en esto.

- Espero el postre.

- ¿Postre? Rayos, lo olvidé - dije apenado.

- Ya decía yo que no podía ser perfecto - rió.

Retiré todo de la mesa y volví a donde estaba él. Estaba tirado en el piso, se veía bastante tierno.

Me puse encima de él procurando no cargar mi peso - porqué estás aquí.

- Te estaba esperando - rodeó sus brazos acariciando mi espalda.

- ¿A sí?

- Claro, falta el postre.

- Como sé que no es otro de tus juegos - solté.

- Por qué ahora no quiero tener sexo, quiero que me hagas el amor - me miró fijo.

Lo llevé sin pensarlo a la habitación, confiaría en él.

Quite su ropa lentamente y a medida que dejaba a la vista parte de su piel, iba depositando besos. Me dediqué a acariciar cada parte de él y lo mismo recibí de su parte, por primera vez nos estábamos dando el tiempo de querernos como se debía.

Lo recosté suavemente complaciendo en todo sentido sus ganas de ser amado.

Di embestidas profundas, suaves y lentas mientras el recorría con sus pequeñas manos cada parte que podía.

- Te quiero - dije en medio de las embestidas.

- También yo - dijo con la respiración algo agitada, pero no acelerada.

No hubo necesidad de fuerza o de una alta intensidad para sentir lo lindo que era estar con él.

Cuando terminamos, me encontraba sentado con la espalda pegado al respaldo de la cama y Erick estaba sentado encima abrazandome.

- Fuimos eso que ni nombre tiene, solamente dos amigos, que jugaron a quererse - comencé a cantarle. (video arriba)

- Lo tuvimos todo cuando fuimos nada, y aunque nunca lo gritamos el amor, se nos notaba - ambos cantamos.

- Nunca le había echo el amor a alguien, siempre era sexo - dije sin querer soltarlo.

- Que bueno ser el primero - puso su mirada en mis ojos - nunca me había sentido tan bien con alguien.

Lo abracé como nunca, no quería que esto se acabe. Me estaba volviendo dependiente de su amor, de él.

............

Hoy las consenti mucho, les dejo este regalito por ser tan activas con el fanfic 💕

Por ti - Chriserick (Segunda Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora