XXIII. Asalto [parte 2]

1K 80 5
                                    

Narra Ana:
Roi y yo conseguimos infiltrarnos en la mansión (no sin antes pegarme un golpe con una ventana) y acabamos en una habitación de invitados, o eso creo, ya que no había nadie durmiendo.
—¿Que hacemos?—Pregunte fijándome en todos los detalles de la habitación.
Roi abrió la puerta y salió al pasillo.
—Solo dediquémonos a ver todas las habitaciones a ver si encontramos algo interesante.
Nos dirigimos a la habitación de al lado de la de invitados y resultó ser una sala de lectura.
—¿Tantos libros para que? Si no los utilizan.—Comentó mi amigo gallego.
—Bueno, para parecer que son inteligentes supongo.
Roi y yo comenzamos a hablar de libros hasta que se escuchó cerrarse una puerta cercana a nosotros.
—¡Escóndete!—Susurraba Roi.
Nos escondimos en el hueco de una estantería y escuchamos una voz masculina que no pudimos identificar.
—Nos han pillado Roi.—Exclame.
—No nos queda más remedio.—Roi cogió un libro y apuntó a la puerta.
—¿Le vas a tirar un libro?—Pregunte con la boca abierta.
Roi asintió. Este chico estaba loco. Había cogido un ejemplar de El Quijote en Castellano Antiguo.
Los pasos se oían cada vez más cerca.
Se escuchó como tocaban el pomo de la puerta.
La puerta se abrió y Roi tiró un libro y dio a alguien en toda la cabeza.

Narra Miriam:
Cepeda tenía miedo de abrir la puerta porque habíamos escuchado ruidos. Al final tuve que abrirla yo y para mi sorpresa un libro me cayó en toda la cara.
Luis ahogó un grito del susto y yo del dolor.
—¿QUE MIERDA?—Grite llevándome las manos a la cabeza.
De repente Roi y Ana salieron de donde estuvieran escondidos.
—¿Miriam?¿Cepeda?
—¿Que hacen aquí?
No se si Roi estaba tentando a la suerte conmigo o que últimamente.
Suspire para intentar calmarme.
—¿No os entráis de que a este sitio veníamos nosotros?—Les recriminé.
—Bueno perdón.—Se disculpó Roi.
—¿Pero tu de que vas? Llego a ser el señor Vázquez y me matas subnormal.—Volví a recriminar a Roi.
Cepeda nos separó.
—No es hora de vuestras discursiones de parejita.
Esta vez si se oyeron pasos.
—¡Vámonos de aquí!—Aviso Ana y todos salimos de puntillas de la biblioteca.
No sabíamos donde ir, había muchas habitaciones.
Estábamos en el pasillo y vimos el flash de una linterna a lo lejos.
—¡Separaos!—Susurró Cepeda y despareció en una habitación con Ana.
Yo fui a meterme en otra habitación y Roi se quedó de piedra sin saber que hacer.
—Maldito inútil.—Proteste y tire de el hacia mi.
Todos nos quedamos en silencio mientras a través de la puerta veíamos como desaparecía La Luz.
En estos momentos casi me dio un paro cardíaco.
Roi estaba en el suelo intentado volver a la normalidad.
—Gracias.—Decía mirando al suelo.
Cerré la puerta y encendí La Luz.
—Es mi manera de agradecerte que me tiraras un puto libro en la cabeza.—Conteste irónicamente.
Creo que estábamos en la sala del señor Vázquez. Era más pequeña que las otras, con un cuadro con una V en el fondo, muchas estanterías y una mesa con una silla.
—Oye Miriam no deberías portarte así conmigo...
Me gire para mirarle.
—¿Que yo no debería portarme así contigo?
Roi me miro y se levanto.
—Pues no...
En estos momentos estaba muy enfadada. Enfadada porque Roi no era consciente de la putada que me estaba haciendo el y su maldita novia.
—Mira Roi, que ni me dirijas la palabra más, ¿quieres?
Acto seguido me puse a buscar cualquier indicio de actos vandálicos entre los papeles del señor Vázquez.
Tras cinco minutos buscando encontré un papel con números de teléfono.
—¿Que es eso?—Pregunto Roi acercándose a mi.
—La lotería.
—Oye Miriam no me vaciles.
—¿No ves que son número de teléfono idiota?
Sospeche que podían ser contactos suyos, y todo cobro sentido cuando encontramos unos documentos de recibos y traspasos de dinero a la cuenta bancaria de un tal Ricky Merino.
—Este chico...—Dije asustada.—Es el que murió... amigo de Mimi...
Roi trago saliva. Yo guarde los documentos en un bolsillo.
—Vámonos de...
Sin previo aviso la puerta se abrió y antes de que Roi me empujara para tirarme al suelo pude ver un tupe rubio. Los dos acabamos hechos una bolita en el suelo, fue un momento un poco incómodo.
Para nuestra sorpresa, Raoul no entro a la sala, ¿podría ser porque los hijos tenían prohibido entrar a la oficina de su padre? el joven solo se limitó a apagar La Luz y dejarnos a oscuras.
—Esto...—Dijo Roi al darse cuenta de que estábamos en una posición incómoda.
—Déjame en paz Roi.—Me levante y me di con la mesa.
Roi soltó una carcajada. Le pegue un puñetazo.
—Deja de hacerte el héroe.—Comente mientras intentaba levantarme sin comerme el pico de la mesa.
—No me hago el héroe.—Rebatió.—Tú antes me salvaste y ahora te he salvado yo. Ya estamos en paz.
Le ignore y volví a encender La Luz.
—Mira, vámonos de aquí ya.—Dije mientras abría la ventana.
Me dispuse a bajar pero Roi me cogió de la mano.
—¿Roi que se supone que...?
—¿Y los demás?—Pregunto con naturalidad.
Otra vez volví a ponerme nerviosa. Roi Méndez me ponía nerviosa.
—Y-Ya estarán abajo.—Dije tragándome mis nervios y bajando por la ventana.
Menuda nochecita estábamos pasando...

Narra Amaia
Eran las cuatro de la mañana y Aitana y ya habíamos salido de la mansión.
—¿Crees que los han pillado?—Pregunte a Aitana por décima vez.
Estaba bastante preocupada por ellos, si los Vázquez nos pillan... bua que horror de verdad.
Aitana suspiro.
—Amaia, los conoces mejor que yo. Sabes que saben cuidarse solos.
Asentí intentado creerme las palabras de Aitana.
De repente, Cepeda y Ana salieron por la parte trasera de la mansión. Tuve un impulso de abrazarlos como si hubieran estado a punto de morir. Bueno a Cepeda, porque Ana se comió una farola antes de llegar hacia nosotras.
—¿Ana estas bien?—Pregunto Aitana entre risas.
La canaria asintió.
—¿Oye y Miriam y Roi?—Pregunte buscándolos.
Cepeda y Ana intercambiaron miradas.
—Pensábamos que ya estarían aquí. Nos hemos separado en la casa cuando han estado a punto de pillarnos y no se donde se han metido.
Recordé lo que paso con Roi y Miriam y me preocupe.
—¿No te alegras de verme vivo?—Chincho Cepeda a Aitana.
A mi amiga se le escapó una sonrisa tonta y se puso a pegarse de broma con el.
—Chicos que Miriam y Roi no es que estén muy bien.—Dije siendo ignorada por Aiteda. Lo pilláis, Aitana más Cepeda Aiteda.
Ana si me escucho.
—Lo se... esperó que Miriam no pegue a Roi en medio de la mansión.
—Hay dos posibilidades.—Dije con una voz súper filosófica que ni yo misma me creía.—O que se estén pegando o que se estén liando.
Ana río.
Aitana por fin se dignó a hacernos caso y señaló detrás nuestra.
—Mira por donde vienen.—Dijo la catalana si dejar de jugar con Luis.
Miriam venía en una esquina y Roi en otra.
Roi la miraba distraídamente y Miriam solo miraba al frente.
—Amaia amiga, creo que muy liados no han estado.—Me dijo Ana mientras me daba un codazo.
Yo tenía claro que la historia de amor de Miriam y Roi seguía viva.
—Estos acaban juntos.—Susurre a Ana.
—Como tú y Alfred.—Dijo Aitana que nos ha is escuchado.

Bueno chicxs, gracias por los 2k, no olvidéis dejar un mg💙

Esto Acaba De Empezar. OT2017🎵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora