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Tn despertó aquella mañana y preparó su café, lo bebió en silencio, mientras leía un libro. Al mediodía salió a comprar algunas cosas, y más tarde se fue a la universidad. Su día transcurrió con normalidad, y trató de no pensar en lo que había ocurrido el día anterior.
Tras sus clases, regresó a casa. Una caja blanca con un listón rojo esperaba frente a su puerta, algo que la sorprendió. La miró con desconfianza, observó a los lados y luego la tomó, ingresando al apartamento. Dejó su bolso sobre una silla y posó la caja en la mesa, la cual abrió aún con desconfianza; dentro había un total de 20 rosas rosadas y una pequeña nota en medio. La tomó.
 

❝ Tn-chan,
     Lamento mucho lo de ayer, de verdad. No quise hacerte sentir mal, y no quería irme, pero lo hice porque me lo pediste y no quise molestarte más.
     De verdad siento mucho haberte hecho sentir mal.
     Me agradas Tn-chan. No te veo como Rize. Me gustas tú, tu personalidad, el cómo eres...no veo nada de Rize en ti...y eso me encanta.
     Si aceptas perdonarme, me gustaría verte en el parque de siempre, a las 20 hs.

Con cariño,
Kaneki Ken.❞
 
 


Tn suspiró y dejó la nota a un lado, tomó la caja y la llevó al balcón, dejándola sobre la mesa de madera que tenía allí para que aquellas rosas recibieran algo de aire. Volvió dentro, tomó la nota y la dejó sobre un mueble. Tomó su bolso y comenzó a hacer sus tareas universitarias.

[20 hs]

Kaneki estaba en aquel parque, sentado en el banco de madera el cual la chica siempre ocupaba, esperando. Pasó algo de tiempo, hasta que él decidió observar la hora en su teléfono: 20:35 pm. Suspiró, tal vez ella no vendría, tal vez no lo perdonaría. Se levantó con intenciones de irse, hasta que oyó pasos tras él; giró rápidamente, y sus ojos se iluminaron al ver a Tn allí de pie, con una falda rosa pálido que llegaba casi a sus rodillas, una blusa negra con un escote discreto, tacones del mismo rosa y un saco negro. Sonrió con un sonrojo en sus mejillas, mientras su corazón daba un saltó y comenzaba a latir rápidamente.

– T-Tn...

– Querías verme, ¿No?

– S-Sí. Yo... –rascó su nuca.– Ah –suspiró.– Lo siento.

– Lamento si llegue tarde, estaba haciendo mis tareas de la universidad y no noté la hora.

– Está bien, no importa...Lo que importa es que viniste –sonrió.

– ¿Para qué querías verme? Es decir...podría haberte enviado un mensaje de texto diciendo "te perdono".

– Lo sé, pero...

– ¿Pero...? –preguntó, tras largos segundos de silencio.

– Es que...yo...Necesitaba verte –se sinceró.

– ¿Por qué?

– Lamento lo que pasó. El que hayas usado casi las mismas palabras que Rize me sorprendió, y...creo que me puso muy nervioso, es decir...casi muero esa noche. N-No busco excusarme, actúe mal y lo sé, por eso quería disculparme –hizo una reverencia.– Lo siento.

– Ya te disculpaste muchas veces. Y está bien, te perdono.

– Gracias –sonrió.

– ...Bueno...Si es todo, debo terminar mis deberes...

– ...Es todo.

– Bien. Nos vemos.

Tn se giró y comenzó a caminar por donde había llegado. Kaneki la observó unos segundos, cada paso que ella daba alejándose de él lo hacían sentir mal, como si con ella se fuese su aire, sientiendo esas ganas de correr tras ella crecer y crecer a cada paso...

– ¡Tn-chan! –gritó.

La chica se detuvo con algo de sorpresa y giró, mirando al chico. Él se acercó con prisa a ella y tomó sus manos, haciéndola sonrojar.

– ¿Kaneki-kun? –preguntó, sin entender qué le ocurría al joven

– Me gustas –admitió, sonrojado.–Me gustas mucho.

– ...

– No estabas equivocada, yo...te he estado mirando como enamorado, porque así me siento...quedé encantado, hechizado, la primera vez que te vi, eres tan...hermosa, por fuera y por dentro. Dulce, tierna, sensible, bonita...perfecta...Eres tan hermosa como las mariposas con las que siempre juegas.

– ...Kaneki-kun...

– Tn-chan... ¿Te gustaría ser mi novia?

– ...

Tn abrió los ojos como platos, con sorpresa, a la vez que sus mejillas se teñían de rojo. Hubieron segundo de silencio, en los cuales Kaneki comenzó a ponerse nervioso, pues ella no decía nada, sólo lo miraba.

– ...Kaneki-kun... –murmuró.

Llevó las manos a su pecho, sin soltar las de él, y se acercó más al albino, apoyando su cabeza en el pecho de él. Kaneki estaba sonrojado, esperaba ansioso una respuesta.

– A mí también...me...gustas... –lo miró.

Kaneki tragó saliva, la escena le recordaba de nuevo a Rize, aquel momento en que la pelipurpura lo atacó, sin embargo no lo mencionó, no quería hacer sentir mal de nuevo a la joven, así que sólo sonrió con ilusión ante las palabras de la chica.

– ¿D-De verdad?

– Sí –sonrió.

Kaneki apretó las manos de la chica entre las suyas, sintiéndose más que feliz, y se inclinó un poco para besarla; Tn, sonrojada, correspondió. Varios segundo después, se separaron con lentitud, mirándose fijamente, sonriendo y con sus mejillas rosadas.

– Entonces...eres oficialmente mi novia.

– Sí –sonrió.

El albino volvió a besarla, mientras la abrazaba de la cintura pegándola a él. Ella correspondió.

[Días siguinte]

[Stronghold]

Tsukiyama había llegado a aquella casa donde Kaneki convivía con Banjou, sus subordinados y Hinami. El albino sonreía, se lo veía bastante alegre aquella mañana, algo que todos notaron.

– ¡Oh! –exclamó.– Estás muy feliz hoy, Kaneki-kun –comentó.

– ¿Ah? –lo miró.

– Es cierto –apoyó la niña.– Hermano está muy feliz.

– ¿Pasó algo anoche? –preguntó esbozando una sonrisa.

– N-No.

– Vamos, cuéntanos Kaneki-kun.

– ... –suspiró.– Hablé con Tn ayer...Ella...es mi novia ahora –confesó, sonrojado.

Todos sonrieron felicitando al chico, y la más alegre era la pequeña Hinami.

– Sabía que ese "un poco" era "mucho" –rió.

– Hermano, ¿Por qué no la invitas un día?

– ¿Invitarla aquí?

– Sí –asintió entusiasta.– Quiero conocerla. Todos la han visto y la conocen menos yo.

– ...Está bien –sonrió.– Hablaré con ella y la invitaré a tomar un café.

– ¡Sí! –sonrió. Kaneki rió.

Butterfly 🦋 Kaneki/HaiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora