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[Madrugada]

[Kokuria – Distrito 23]

Las alarmas del centro de detención comenzaron a sonar, alarmando a todos.

[Oficina del Director]

– ¡¿Qué está...?!

– ¡¿Qué sucede?! –preguntó, entrando rápidamente.

– Una de las celdas se abrió, la alarma viene del Piso S...

[Piso S]

La puerta de la celda cayó al suelo, provocando un gran estruendo, mientras las alarmas se activaban. Tn salió de su celda, en sus ojos estaba activado su kakugan y tenía su kagune fuera, su ceño estaba fruncido, se la notaba molesta. Varios investigadores llegaron, atacándola, pero ella sólo frunció el ceño y atacó, matándolos a todos.

– ¡Quítense de mi camino, malditas palomas! –golpeó a uno.

– Eso es...mátalos a todos... –oyó la voz de su hermana, Rize.

– Por supuesto que lo haré –soltó una risita.– Claro que lo haré...

Atacó a varios investigadores y comenzó a reír a carcajadas. Su risa era igual a la de Rize.

[Día siguiente]

[Stronghold – Distrito 6]

Kaneki estaba recostado en su cama como siempre, no lloraba, sentía que ya no le quedaban lágrimas, pero sus ojos estaban hinchados. No se había movido de su habitación desde que regresaron de la hacienda, no quería hacerlo, se sentía terriblemente mal por lo que había ocurrido. Sólo podía pensar en ella, su amada, a quien había perdido; y ahora estaba deprimido, no quería nada más que ver a su chica de nuevo.

– Keeenn~ –canturreó, abriendo la puerta.

Kaneki levantó la mirada ante aquella melodiosa voz, y al ver a aquella fémina allí de pie se levantó rápidamente de la cama, corrió hacia ella y la abrazó con fuerza. Ella rió y correspondió.

– Creí...Creí que...que tú... –tartamudeó, sintiendo su corazón saltar como loco.

– Estoy aquí –correspondió.– Tranquilo.

– Tn... –sollozó, mientras sus ojos se aguaban.

– Ke-

Él la interrumpió con un dulce beso, lento, que se prolongó por largos segundos, hasta que su aire se acabó. La miró, tomando su rostro entre sus manos, sonriendo mientras sus lágrimas corrían por sus mejillas.

– Estás...hermosa...

– Gracias.

– Te extrañé.

– Ken, yo-

– No –interrumpió.– No digas nada... –pidió.

El albino tomó las manos de la chica y la llevó a la cama, sentándose en ella; la abrazó con fuerza, mientras ella trataba de hablar, pero era interrumpida.

– Ken-

– Tn, por favor –la besó.– No digas nada...no necesito que digas nada...no pienses más en lo que pasó, ni en nada...Sólo sonríe. Sonríeme...Te extrañé tanto...

– ...

Tn no dijo nada, sólo asintió y sonrió, como solía sonreír antes de que todo pasara. Kaneki sonrió también, mientras sus lágrimas volvían a caer.

Butterfly 🦋 Kaneki/HaiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora