Butterfly 🦋 Kaneki/Haise

🦋 20

[3 años después]

[Chateau – Distrito 1]

‹‹Ambos corrían, con ella delante, tomados de la mano. Se detuvieron, ella reía y él sonreía; la chica iba a correr de nuevo, pero él la detuvo sujetando su mano con algo de fuerza.

– ¿Qué sucede? –preguntó, mirándolo.

– Tn...tú... ¿Te quedarás a mi lado? ¿Ya no te irás de nuevo? Yo te prometo que no volveré a gritarte, pero-

Ella soltó una risita y sonrió con comprensión.

– ¿A dónde me iré? –rió.– Me quedaré contigo, amor.

– ¿Me lo prometes?

– Lo prometo. No importa lo que pasé, me quedaré contigo...no iré a ningún lado mientras sujetes mi mano.

– Siempre lo haré. Siempre sujetaré tu mano –besó el dorso de la mano que sostenía.– No quiero que vueles lejos de mí...

– No lo haré –sonrió y lo besó.

Soltó una pequeña risita y giró, comenzando a correr de nuevo. 

Él se distrajo y soltó su mano sin querer, dejando que ella corriese sola...dejándola volar...volar lejos de él...››

Haise despertó, incorporándose de golpe, con la respiración agitada, como si acabase de perder algo importante. Secó el sudor frío de su frente y miró su mano derecha, en la cual sentía aún el "fantasma" de la mano de la chica. No recordaba quién era ella, pero sabía que era alguien importante, pues siempre aparecía en sus sueños; siempre estaba con él, pero cuando él soltaba su mano, ella "volaba" y se alejaba. Esto le había ocurrido desde que estaba en el Kokuria.

– ¿Quién es ella...? –murmuró.

[Distrito 13]

Tn dejó las dos tazas de café sobre la pequeña mesa frente al sofá y se sentó.

– Me da gusto que hayas venido, papá –sonrió.

– Quería verte –dijo Sachi.– ¿Cómo estás?

– Bien –sonrió.

– No has vuelto a teñirte –comentó, tomando un mechón de su cabello.

– No –rió.– Al menos, por ahora no... –bebió.

– Me gusta tu cabello natural, aunque...eres igual a tu hermana.

– Lo sé.

– ¿Los lentes por qué? –bebió.– La última vez que vine no los tenías.

– Ah. Los necesito para descansar la vista.

– Ya veo.

Tn y Sachi hablaron por largos minutos, tomando café. Un tiempo después, ella acompañó a su padre hasta la puerta y se despidió de él.

– Cuídate.

– Sí papá.

– Y...ten.

Sachi metió una mano en su bolsillo y sacó un fajo de billetes, el cual entregó a su niña.

– ¿Qué...?

– Un regalo –sonrió.

– ... –sonrió.– Gracias.