Most girls.

3.3K 174 41
                                    

Eran las 5 am y cómo era de esperarse Millie iba saliendo de su guardia de 36 extenuantes horas. En efecto ella no se podía quejar ya que amaba su carrera pero después de tanto tiempo sin dormir y trabajando como si no existiera un mañana, era de esperarse que el cansancio y agotamiento le pasaran factura.

Agradecía a todos los cielos vivir relativamente cerca del hospital y así tener más tiempo para dormir.

Solía caminar hasta el trabajo y de camino a casa era su costumbre pasar a una pequeña cafetería a dos cuadras de distancia para comprar un croissant y una tasa de café latte sin azúcar. Cómo era ya parte de su ritual la dependienta del lugar la saludo y sin hacer preguntas preparo su habitual pedido.

-Son 10 dólares- Millie le entregó su tarjeta mientras observaba un estante lleno de libros que estaba cerca de la caja.

-Becca veo que compraste dos libros nuevos- suspiró con un tanto de anheló- en cuanto termines de leerlos espero que me los prestes.

-Por supuesto querida- Rebecca era una mujer de unos 40 años de edad quien la había adoptado como parte de su familia- No olvides venir el viernes que tendremos un delicioso pastel de carne.

Millie sonrió ante el recuerdo de la primera vez que probó aquel platillo- Estaría loca si no vengo por una rebanada- recibió el cambio y su ticket- Que tengas un gran día.

-Igualmente Millie- salió y siguió caminando hasta llegar al edifico donde estaba su departamento.

Después de subir varias escalones al fin llego a su destino, rebusco en su bolso pero no podía encontrar sus llaves -Tienes que estar bromeando- definitivamente no estaba de humor como para perder las llaves- Maldita sea.

En efecto hoy no era su día, saco su celular y Marco a la única persona que podía sacarla de este aprieto.

-Hey, si... yo estoy bien- no quería perder tiempo con esta llamada sólo quería entrar a su casa- Olvidé las llaves y yo pues no puedo entrar- camino de un lado a otro mientras esperaba que su ángel de la guardia le diera una buena noticia- De verdad que te agradezco, estaré en tu casa en 5 minutos o menos- colgó el teléfono y se dispuso a bajar.

Una de las ventajas de que tu amigo viva cerca es que siempre puedes recurrir a él sin tener que ir hasta el otro lado de la ciudad y para su fortuna dicho amigo vivía a dos pisos de distancia.

Entró sin hacer ruido y se dirigió hasta el comedor, puede que sea una despistada de primera pero sin duda alguna era alguien que respetaba de sobremanera la intimidad de las personas. Había un bolso Chanel de la última temporada y era lógico que aquel accesorio no le pertenecía a su amigo, quien estaba en la cocina preparando dos tasas de café.

-Hey extraña- este resultaba ser su saludo habitual- preparé un café- le alcanzó la tasa pero ella negó con la cabeza.

-Gracias Nick pero en este momento únicamente quiero dormir, fue una noche muy complicada- dejó su bolso en la isla que estaba enfrente de ella y que los separaba- Benditas sean tus vacaciones pero te odio por eso- ambos rieron- de verdad que no sé cómo toleras a tantas personas histéricas.

-Conoces a mi familia- movió levemente la cabeza- si puedes vivir con ellos por más de 18 años y no matarlos... créeme que puedes soportar cualquier otra cosa de histeria.

Su familia y la de Nick fueron vecinos por más de 17 años, prácticamente crecieron juntos hasta que los padres de Millie se separaron y ella junto con sus dos hermanos mayores se mudaron a Reino Unido junto con a madre.

-Aún recuerdo los gritos de tu madre cada que entrabas con los zapatos llenos de barro- Nick soltó una carcajada pero de inmediato guardó silencio cuando vio a la chica con la que había pasado la noche, una demasiado delgada chica de cabello rubio y ojos azules.

Maybe someday -FillieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora