One.

769 70 50
                                    

Se despertó por cuarta vez en la noche, los resultados no fueron buenos.

-Finn debes quedarte un par de horas más hasta que sepamos que te está pasando.

Y aquí estaba con una intravenosa en la mano derecha, con una bata de hospital en el área de cuidados intensivos. Ahora entendía porque su hermano amaba su profesión al igual que esa devoción al hospital, todo esto era adrenalina pura no apta para cualquiera como él.

-Sr. Finnegan- una mujer de quizás cuarenta años estaba parado enfrente de su cama, con un rostro que mostraba el fastidio en estado más puro- Loa resultados muestran rastros de PCP o mejor conocido como fenciclidina.

-No entiendo.

-Necesito saber si usted consume drogas ya sean legales o ilegales.

-No, sólo alcohol y de forma ocasional.

-¿Ayer estuvo en alguna fiesta o establecimiento de índoles recreativo?

-Fui a un bar pero solo tome un par de cervezas.

-Creo que alguien le colocó esa droga en su bebida por ellos presentó un cuadro de alucinaciones, pérdida de la memoria, hiperventilación, jaquecas y letargo ya que son los efectos secundarios de el PCP. Por fortuna en unas horas se le dará de alta y podrá continuar con su vida de forma normal.

-Doctora solo tengo una pregunta más ¿Qué día es hoy?

-Es veinte de enero.

-Gracias.

Cerró los ojos y dejó que su mente descansara.














"Cada minuto qué pasa es otra oportunidad de seguir cambiando".















Aún no estaba segura de aquel viaje y más en los últimos días donde tenía constantes pesadillas y ataques de pánico en las noches.

Así que por raro que pareciera, decidió ir a dormir en la casa de su padre donde la recibió con los brazos abiertos.

-De nuevo tuviste una mala noche- ella asintió mientras se sentaba en el amplio comedor, una de las sirvientes llegó y le sirvió un poco de té junto con unos panecillos.

-No puedo recordar nada solo despierto con un nudo en la garganta y con ganas de llorar, yo no soy así.

-Lo sé- tomo un poco de café y miro con asco la fruta picada que tenía enfrente- Tú eres una Brown así que no te doblegas fácilmente.

-Necesito un respiro.

-Estuve pensando en un fin de semana en los Hamptons.

-De acuerdo.

-Hoy mismo marchamos para que descanses unos días- ella suspiró mientras le daba un mordisco a las fresas que tenía en su plato.

-De acuerdo- nunca imagino que la única persona que podría ayudarla a encontrar paz era la misma a quien ella culpaba de su infelicidad.

-Padre- el hombre levantó la vista del periódico que tenía entre sus manos y clavó sus pupilas en los iris color avellana de su hija- Gracias.

Ambos continuaron desayunando en silencio mientras el sonido del reloj cubría la habitación por completo.

Un par de minutos más tardes ella estaba empezando a empacar las pocas cosas que llevaría consigo.

Un par de pantalones de mezclilla, un pantalón de Lino color blanco, dos vestidos al más puro estilo Jacqueline Kennedy, sus característicos blaiseres, una gabardina color blanco y unas blusas que combinar, de zapatos no había problema ya que adoraba ir a las boutiques de la ciudad y conseguir esos raros pares únicos casi hechos a la medida.

Maybe someday -FillieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora