Después de aquel beso todo había sido un tanto incómodo para los dos, siguieron saliendo pero había algo que los mantenía con cierta distancia, ella creía saber la razón y tenía nombre.
Se topó a Finn dos semanas después de lo ocurrido entre ella y Nick, se encontraron en la entrada del edificio.
-Hola- dijo él con simpleza- Es un día bastante soleado-la tensión se sentía en el airé y podían cortarla con un cuchillo.
-Así es- subieron en silencio el cual terminó cuando el chico habló.
-Te mereces una disculpa- dijo entristecido y lleno de arrepentimiento- Yo fui un patan contigo, lo siento y espero que algún día logres aceptar mis disculpas- sonrió con nostalgia y se quedó viéndola- Eres una gran chica, perfecta para cualquier hombre, yo lo arruine pero sé que en algún lugar de este mundo está el correcto- él quería gritarle que él correcto, quien la amaría con cada fibra de su ser y día tras día intentaría hacerla feliz sería él pero se contuvo y sólo le extendió la mano como muestra de que deseaba una tregua.
-Gracias- observó la mano y con un poco de miedo la apretó- Quizás algún día eso pueda ocurrir- todo aquello era cierto, quizá eventualmente ella lo perdonaría y vaya que deseaba hacerlo pero no quería ser débil.
-Cuídate Millie- dijo sin más y vio cómo se alejó, ella estaba esperando que le rogara o intentará algo más para enmendar el daño que le había hecho pero lo único que vio fue como él la dejaba ser libre y feliz.
-Finn- le gritó la chica- Aceptó la disculpa, es sincera y real- el chico solo sonrió y se despidió moviendo su mano.
Ella se quedó pensando si realmente podría volver a confiar en él y sobre todo, si Nick ya le habría platicado algo sobre ellos dos así que decidió mejor dejar todo aquello en manos del chico, al final él conocía perfectamente a su hermano menor.
Y con su mente en otra cosa se metió a su departamento y empezó a preparar la comida, entre picar vegetales y escuchar de fondo a Robbie Williams logró encontrar un poco de paz y tranquilidad, escurrió la pasta y dejó que el aroma a albahaca invadiera sus sentidos.
Al ritmo de Eternity empezó a preparar unas verduras a la plancha, había invitado a su padre para cenar. En las últimas semanas había mejorado de forma considerable su estado de salud y le pareció una idea adecuada el tener una pequeña celebración.
En cuanto termino se metió a bañar y se relajó por unos minutos en la bañera con una copa de vino tinto alguna canción ochentera.
A las siete en punto llegó su padre, vestía con un pantalón negro, camisa blanca y sus característicos zapatos de diseñador; le había traído un ramo de hortencias color lila y una botella de vino tinto.
-Gracias por las flores- no eran sus favoritas pero al menos resultaba un lindo detalle.
-Te queda bien ese vestido- fue un regalo de su madre, era un vestido a la medida color azul marino con aplicaciones de tul y de un solo hombro- Nunca había visto algo así.
-Mamá me lo diseñó para mi fiesta de compromiso- a la cual su padre no había ido y eso le dolió muchísimo en aquel momento.
-Vaya- esto ahora era incómodo para él, recordó la invitación y el porqué había decidido no asistir- Aquella vez debiste lucir hermosa, me arrepiento no haber ido pero aún no me sentía bien por el matrimonio de tu madre.
-Pensé que ustedes ya estaban bien, después de tanto tiempo...
-Cuando uno ama a alguien no importa el tiempo, todo sigue igual.
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Maybe someday -Fillie
Romance"Siempre hay una explicación" esa es la frase favorita de Millie Brown. Una excepcional estudiante de medicina, dotada de un gran intelecto, carácter amable y sumamente gentil con todos ...bueno casi con todos. Todos menos Finn Wolfhard el autorita...