La navidad es la temporada para encender el fuego de la hospitalidad en el salón y la genial llama de la caridad en el corazón.
Aún le costaba trabajo recordar la última navidad en la que realmente se sintió feliz y completa, no de que el estar con su madre, padrastro, hermanos y abuelos no fueran suficiente pero había algo que le faltaba cada año.
-Hermosa- Romeo siempre era tan dulce y atento con ella que la ruborizaba cada que la elogiaba- Estás realmente hermosa- llevábamos ya un par de año pero aún así me sentía como una adolescente a su lado, nunca pude haber imaginado que gracias a una pequeña equivocación al llegar a otra clase terminaría en un noviazgo de ensueño.
-Tú luces encantador con ese traje-para mi madre era el indicado al provenir de una buena familia, ser guapo y estudiar lo mismo que yo, para mis hermanos era alguien agradable, risueño y muy relajado para el estatus que tenía y sobre todo de la familia que provenía aunque a mi abuelo no le acaba de convencer.
-Tengo algo que platicar contigo- él nunca se ponía nervioso pero este día en particular lo estaba.
-Claro cariño- le dio un corto beso en los labios y ambos entraron al comedor donde estaban sus respectivas familias.
La madre de Romeo la adoraba mientras que su padre la trataba como una hija y ella se sentía profundamente agradecida con ellos.
-Mi niña- la mujer la saludó con un beso en la mejilla mientras el padre de Romeo al brazo.
Todos tomaron asiento y de esta forma la cena inició, entre risas y brindis.
Bendita sea la fecha que une a todo el mundo en una conspiración de amor.
Finn estaba en aquella casa que conocía tan bien, su novia podía resultar una mujer bastante caprichosa y quisquillosa en cuanto a reuniones familiares se trataba.
Habían llegado una hora tarde porque Kate no encontraba la bolsa perfecta para su conjunto y estaba completamente inconforme con el color y tipo de corbata que estaba usando, había aprendido que lo más sabio que podía hacer era no contradecirla o se desataba un caos total.
-Hijo- el padre de Kate era el tipo hombre de cincuenta años, clase alta que siempre terminaba hablando de sus grandes logros académicos, profesionales y familiares; todo esto lo hacía mientras te mostraba su pared de trofeos y te invitaba una copa de coñac.
-Señor- ambos se saludaron con un fuerte apretón de manos- Un placer verlo de nuevo.
-Lo mismo digo- el hombre lo condujo hasta el despacho donde ya había varios caballeros fumando sus puros mientras se servían alguna copa y hablaban de trivialidades- ¿Cómo va la escuela?
-Bien, bastante bien- le sirvió una copa de whisky- Este semestre obtuve las notas más altas.
-Como siempre- le dio una palmada en la espalda- Mi hija no se equivocó contigo.
-Eso espero señor-cada que veía a la familia de su novia se sentía como si estuviera en una entrevista de trabajo donde no podía equivocarse en absolutamente nada.
-Mi princesa está pensando en que firma trabajar aunque todos sabemos que su destino está en Washington, supongo que tú también ya estás pensando en el futuro.
-Así es- dio un trago a su bebida.
-¿Qué piensas sobre un futuro en la política?
-Yo...
-Nada sería mejor que tener por yerno a un futuro senador, gobernador o porque no... hasta el siguiente presidente de esta gloriosa nación-Finn no supo qué decir así que solo sonrió lo mejor que pudo-Cuentas con el apoyo de esta familia.
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Maybe someday -Fillie
Romansa"Siempre hay una explicación" esa es la frase favorita de Millie Brown. Una excepcional estudiante de medicina, dotada de un gran intelecto, carácter amable y sumamente gentil con todos ...bueno casi con todos. Todos menos Finn Wolfhard el autorita...