What goes around...comes around.

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Palos y piedras pueden romper huesos, pero las heridas hechas con palabras nunca se curan.

Y si bien su hermano lo había exhortado para que enmendara sus fallas nada de eso tuvo el peso suficiente, empezó a tomar más malas decisiones.

Siguió con Sophia ya que era la única que aún estaba en su vida y eso no lo iba a perder tan fácilmente.

Pero era como estar y no al mismo tiempo, él pasaba las noches con ella aún cuando no era capaz ni de besar, aún salían a cualquier pretexto de cita que se le ocurriera pero nunca platicaba con ella y Sophia estaba perdiendo la paciencia así que decidió hacer algo al respecto.

Busco a la única persona que podía saber que estaba pasando y esa era cierta chica que realmente no conocía pero esperaba que le diera respuestas.

Entró a ese enorme lugar donde parecía que existía una mini ciudad en su interior, las personas iban y venían a una velocidad impresionante y el caos era lo que reinaba en el lugar, entonces la vio, traía una bata blanca y el cabello semi recogido, estaba atendiendo a un niño quien no dejaba de llorar.

Se quedó parada viéndola trabajar con suma seriedad ante los adultos pero con mucho tacto cada que hablaba con el pequeño, espero hasta que vio cómo termino de hacer su trabajo y la siguió.

-Millie- gritó para que la chica se detuviera, lo cual consiguió así que corrió hasta alcanzar a la castaña- Disculpa la falta de modales y mi poco tanto, sé que estás trabajando.

-No te preocupes- le sonrió pero no parecía la misma chica que había conocido un par de meses atrás- Dime en qué puedo ayudar.

-Quería ver si tienes el día libre o si te gustaría tomar un café conmigo uno de estos días- parecía que esa propuesta sorprendió a la chica quien la miro algo consternada- No tengo muchas amigas y...- vió a un chico de cabello rubio cenizo que se estaba aproximando a ellas.

-Millie, necesito tu apoyo en emergencias- él tocó con suavidad el brazo de la castaña quien lo observó algo aprensiva y sólo movió la cabeza de forma positiva.

-Sophia- parecía que estaba analizando las palabras que le diría, la notaba confundida y un tanto preocupada- Te veo a las ocho en una cafetería llamada "La bohème"- la observó tomar su estetoscopio y dar un paso atrás- Juró que llegaré a tiempo.

-Gracias- dijo la pelirroja mientras la vio marcharse.

"El destino es algo fortuito y con un sentido del humor bastante retorcido que te pone en situaciones que nunca imaginaste o creíste vivir, en ocasiones tus mejores aliados son aquellos que nunca imaginaste."

Es raro imaginar tener a dos mujeres que están enamoradas del mismo hombre compartiendo una taza de café, aunque claro qué Sophia no sabe nada...aún.


-Gracias por todo- dijo Nick mientras se despedía de su instructora de yoga.

Nunca imagino asistir a clases de yoga o meditación pero sabía muy bien que no estaría atado a fumar una cajetilla diaria para mantener su humor a raya.

Él no era así pero varias cosas habían cambiado en su vida en los últimos meses aunque prefería decir que se trataba de alguna clase de crisis.

-Un placer, recuerda practicar los ejercicios de respiración que vimos el día de hoy- Lily era su instructora, la chica no debía tener más de veintiséis años- Te veo la siguiente semana- resultaba bastante atractiva y dulce, si Nick fuera el de siempre sin duda ya la hubiera invitado a salir pero últimamente no se sentía ser él, algo le ocurría y necesitaba saber que era o se volvería loco como su hermano menor.

Maybe someday -FillieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora