Mal.

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—¡KO, no te lo comas!

—¡Por favor Enid, deja que el niño se divierta un poco!

—¡Cállate, Rad! No creo que comer pescado echado a perder sea divertido.

—Dudo que algo malo me llegue a pensar, Enid, después de todo soy Kaio Kinkaid, mi cuerpo es inmune a estas cosas...

2 días después...

¡ME DUELE TODO!

Estaba revolcándome en mi cama. Incluso creo que moriré, el estómago me duele demasiado.

No debí... haber comido ese pescado, no me ha hecho nada bien...

He estado estos últimos dos días en mi apartamento lamentándome, mi mamá ha estado llegando para verme y ayudarme en lo que pueda.

Hace dos días salí con Rad y Enid a la playa, todo estaba saliendo bien hasta... que Rad me retó a comer esa cosa podrida... no he podido ir a trabajar, el Sr.Gar no me permitió hacerlo, dijo que lo más importante de una tienda es el bienestar de sus trabajadores...

Me siento hasta capaz de saltar por la ventana...
Y de colmo, perdí mi teléfono, estaba cerca de la orilla cuando el agua empezó a subir, me había quedado dormido y cuando desperté la corriente se había llevado mi teléfono lejos de mí.
Por lo cual no solo estoy enfermo, sino también incomunicado.

—¡DUELE!

Rad y Enid me dijeron de que podrán suplantar mi lugar hasta que yo me sienta mejor, por ahora aprovechare este tiempo a estudiar un poco más.

5 horas después...

*tock tock tock*

—...Que la casa de mi... vecino... *ronquido*

*¡tock tock tock!*

—no se preocupe señora... su bebé está... a salvo...

*¡TOCK TOCK TOCK!*

—¡Ahhh!— me caí fuertemente de la cama, mi corazón latía con rapidez.

—KO, cariño, soy yo, tu mamá.— oí desde fuera de mi apartamento.

Me paré del suelo y adolorido abrí la puerta dejando pasar a mamá.

—Hola mamá...— dije adormitado.

—Hola mancuernita, lamento haberte despertado.

—No, para nada, ya estaba despierto.— dije en tono de broma.
Ella traía una gran bolsa con víveres y los dejo en la mesa, me sentía avergonzado de que ella hiciera eso.— mamá, no tenías que molestarte.

—¡No es ninguna molestia, tesoro! Menos cuando mi niño está enfermo.— me dio un abrazo el cual obviamente correspondí.

—Pero mamá, tengo 18 años.

— Lo sé, pero aún sigues siendo mi pequeño.— me sujeto de las mejillas estrujándolas. Ella también había crecido. Ahora al sonreír, se le formaban algunas arrugas, pero de igual forma sonreía.

—Bien, en ese caso, gracias.

—Cuando quieras, universitario de primera.— ella señaló mi cama en la cual tenía una pila de libros.

—¡Juro que lo iba a limpiar!

—¡Oh basta! Este es tu lugar y tus reglas.— Respire hondo y aliviado.—¿cómo te has sentido?

—Pues...— no quería alarmarla.— he estado mejor, jejeje.

—Estás pálido, KO y no intentes mentirle a tu madre.—sacó unos frascos de las bolsas.— Toma, espero que con esto mejores pronto.— en mi interior le di una mirada fría a esas medicinas asquerosa.— Todos te extrañan mucho en el café, y más sin tu teléfono.

➹ᎽᎾ sᎾᎽ ᎠᎬᏁᎠᎽ (ᏦᎾ x ᎠᎬᏁᎠᎽ)➹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora