Capítulo 6 "Primera vez"

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Su cara, sus ojos… el dolor que expresaba en ellos. Todo esto hizo que el corazón se estrujara y le doliera de una forma que nunca antes había hecho. Jazmín del Río no estaba acostumbrada a sufrir, y menos por amor. El amor era un lujo que según ella no podía permitirse, por eso nunca se ató a una persona. Pero con Flor era distinto. Algo en ella la atraía demasiado. No sabía que era, a lo mejor su inocencia y fragilidad. Pero solo el hecho de verla llorar la mataba por dentro.
Se separó de la rubia nada más vio a Flor alejarse, quería seguirla, pero su compañera se lo impidió. Elena la volvió a enredar en sus brazos y estaba dispuesta a volver a besarla, cuando esta le viró el rostro
-Jaz, me calientas toda- susurró Elena muy cerca de su cuello
Jazmín ni siquiera oyó el comentario, toda su atención estaba centrada en aquella morocha que había salido llorando del salón.
-Elena, para- dijo alejando sus manos de ella
-¿Qué pasa?- dijo la rubia confundida. Era la primera vez que la colorada la rechazaba desde que se habían conocido un año atrás
Jaz ni se esforzó en responderle, solo salió de su agarre y bajó de la tarima, dejando a una confundida Elena. La colorada se abrió paso entre la gente, quería llegar a la puerta lo antes posible. Necesitaba alcanzar a Flor. Justo en la puerta se topó con la otra Estrella, la cual tenía cara de muy pocos amigos
-¿Estarás contenta? ¿No?-
-No, Carla. No fue mi intención. Ella…-
-No es a mí la que le debes una disculpa. Ahora vengo- dijo Carla queriendo salir pero Jazmín la detuvo
-Déjame a mí- Carla dudó – Déjame arreglarlo- suplicó la colorada
Carla miró sus ojos, y en su mirada se veía que todo lo que decía lo decía de verdad, por lo que sabiendo que esto le haría bien a su hermanita se hizo a un lado.
Jaz salió prácticamente corriendo y comenzó a buscar a Flor por los alrededores
Finalmente la encontró apoyada en una de las barandas de aquel grande porche. Ella lloraba llena de desesperación. Su corazón le dolía de solo verla así. Se veía tan frágil, tan delicada, que solo quería correr y darle un fuerte abrazo. Quería contenerla como nunca quiso con alguien más.
Se acercó lentamente, no quería asustarla. Una vez estuvo a poco pasos, Flor alzó la mirada y al verla se quedó inmóvil
-Flor…- susurró con la voz llena de dolor
-Necesito estar sola- dijo Flor con un tono frío mientras se secaba las lágrimas
-Me temo que eso no va a ser posible. No te voy a dejar sola- dijo acercándose hasta estar a su lado
-Te dije que era una mala idea venir- le dijo con la voz llorosa
-¿Por qué?- apoyándose a la baranda
-¿Me estás jodiendo?- Jaz puso cara de confundida –Jazmín, acaso ¿No viste lo que acaba de pasar? ¿Cómo la gente se reía de mí?-
Jazmín rodó los ojos y resopló -¿Y eso que más da Flor? Son solo una banda de boludos que no saben cómo tratar a alguien como vos…-
-Sí, no saben cómo tratar a una ratita, a una defectuosa- dijo dolida y con rencor en sus palabras
-No, no, no, Flor, no te digas eso. No eres rarita ni estás defectuosa-
-¡Sí, sí lo estoy, Jaz! Y lo sabes- dijo llorando
Jazmín tomó su mano, haciendo que esta alzara la vista hacia ella
-Déjame decirte una cosa. Todos estamos un poco rotos ¿Sabía? Lo que no todos lo expresamos de la misma forma- dijo Jaz con los ojos aguados
Flor asintió calmándose un poco, y muy pronto sintió unas caricias sobre su mejilla que la hicieron temblar. Jazmín ahora estaba frente a ella y acariciaba su mejilla de tal forma que no pudo evitar cerrar los ojos para sentir mejor el contacto.
Abrió sus ojos de a poco, para coincidir con la mirada tierna de la colorada
-Sos hermosa- susurró Jazmín muy cerca de ella, Flor solo sonrió y se sonrojó ante su comentario
-¿Por qué eres así conmigo?- dijo de pronto tomando desprevenida a la colorada
-¿Así cómo?-
-Así… así tan buena- Jaz sonrió –Eres la primera persona que me cuida sin casi conocerme ¿Por qué?-
-Será porque tengo un don con las personas-
-¿Cómo así?-
-Sí, desde pequeña sé cómo es una persona de solo mirarle los ojos… y los tuyos desde el primer momento me demostraron lo especial que eres- susurró
-No soy especial, Jazmín-
-Para mí lo eres- dijo y sus ojos se posaron en la boca de la chica, Flor hizo la misma acción
Jazmín se acercó más a ella, dejando a Florencia atrapada entre la barandilla y su cuerpo. La respiración de la morocha estaba súper agitada y su corazón latía ferozmente. De solo sentir la respiración de la colorada tan cerca de su boca, hacía que su interior diera brincos. Sus ojos esmeralda, sus perfectos labios, su mirada llena de amor… todo hacía que las ganas de besarla aumentaran
-Flor, eres la persona más especial que he conocido- dijo Jazmín sonriendo y acercándose hasta tal punto que rozó sus labios
Los rozó un par de veces. De una manera tan sensual que Flor sentía que iba a morir. Fue un contacto leve, pero que las hizo temblar de los pies a la cabeza.
La colorada puso su mano en la nuca de Flor y cuando iba a profundizar el deseado beso, la morocha se separó de golpe. La alejó con sus manos, dejándola bastante confundida ¿Qué había pasado?
Por la mente de Flor pasaban un millón de cosas. Deseaba ese beso más que nada en el mundo, pero no podía obviar los hechos acontecidos. Jazmín tenía novia, y no podía olvidar como esta lo había dejado claro delante de todos con aquel beso. Luego recordó las risas y las miradas de deseo que todos lo de la fiesta le daban a la pelirroja. Estaba claro que Jazmín no era mujer de una sola relación y Flor no estaba dispuesta a aceptar esto. No quería ser una más de la lista de esta Casanova. No quería sufrir.
La colorada solo la miraba abrumada. ¿Qué había pasado? ¿Qué había hecho mal? Todas esas preguntas azotaban su cabeza, junto con el miedo de ser rechazada por esta morocha, la cual tenía dominado su débil corazón. Un silencio surgió entre ellas, pero que fue roto minutos después por la morocha
-Jazmín.... No.... creo que te confundiste- suspiró Flor sin mirarla a los ojos
Jaz la miró con el ceño fruncido ¿Qué pasaba?
-No… no me gustas... No me gustan  las mujeres-  dijo Flor y salió de su agarre para dirigirse al interior de la casa
Jazmín no dijo ni una sola palabra, no sabía qué decir. Solo se quedó ahí, en silencio, observando como la morocha que tanto deseaba se le escabullía de las manos
Una vez sola la colorada se llevó las manos a la cabeza. Estaba agobiada y enojada. Tenía una mezcla de sentimientos en su interior. Se separó de la baranda y la pateó con toda su fuerza. No le importaba que esa no fuera su casa, solo necesitaba descargar todo el genio que sentía.
Estaba enojada, pero no con Florencia. Sino con ella, por imbécil. Pensaba que Flor al igual que las otras caería a sus encantos, nunca había sido rechazada, esta era la primera vez. Se maldecía una y otra vez por haber metido la pata. Debía haber tenido más paciencia. Debía haber esperado, aunque sabía que el tiempo era algo que no jugaba a su favor.
Se sentía una imbécil. Ahora sí que había perdido la oportunidad de volver con Florencia para siempre.
Por otra parte una confundida Florencia entraba a la fiesta. Había sido la primera vez que besaba a una chica, y aunque no quisiera admitirlo ese mínimo contacto le había volado la cabeza. ¿Cómo era posible que un simple roce de labios con Jazmín se sintiera mejor que cualquier beso que había dado en la vida? Era algo de locos
Agobiada se abrió paso entre la gente, hasta llegar a Carla, quién estaba prácticamente soldada a un chico. A pesar de saber que le estaba jodiendo la noche a su hermana, ella deseaba irse, por lo que tocó su espalda para llamar su atención
-Ey, ¿Estás mejor?- dijo Carla al verla pero sin dejar de bailar con el chico
-Me voy- dijo Flor muy seria
-¿Qué? ¿Por qué? Está re buena la fiesta. Vamos a quedarnos un ratito más- suplicó Carla
En ese momento los ojos de la morocha se posaron en Jazmín quien acaba de entrar por la puerta trasera. Se notaba que la estaba buscando con la mirada, por lo cual insistió en irse al notar como esta la encontraba
-Me voy- dijo antes de salir caminando
Carla rodó los ojos y después de dejarle su número al chico corrió al encuentro de su hermana. Mientras una desesperada Jazmín buscaba a Florencia.
Puede que tuviera el orgullo herido, pero necesitaba verla, necesitaba pedirle perdón. La encontró con la mirada saliendo de la pista en dirección a la puerta, pero cuando estaba a punto de dirigirse hacia ella un cuerpo se metió en su camino
-Ey, ¿Dónde estabas?- dijo la rubia con un trago en la mano, Jazmín ni siquiera le prestaba atención. Solo se centraba en la morocha
Por otra parte, la morocha halaba a su hermana fuera de aquel lugar cuando esta se detuvo de golpe
-¿Qué pasa?-
-¿Y Jazmín? ¿No le vamos a avisar que nos vamos?- dijo Carla confundida y comenzó a buscar a la colorada –Ah, no. Mejor la dejamos que está ocupada-
Al oír esto Flor no pudo evitar voltearse a ver a qué se refería. Y al hacerlo se arrepintió enseguida.
Jazmín estaba en el centro de la pista, su mirada estaba clavada en ella, pero su cuerpo estaba siendo manoseado por aquella rubia de cara pálida. Tragó en seco ante esta escena y lanzándole una mirada asesina salió de ahí. Se sentía tan imbécil. Tan ingenua. Sus pensamientos estaban en lo cierto. Jazmín solo la quería para ser una más en su lista.
-Soy una boluda- murmuró la colorada llena de agobio al ver como Flor se iba del lugar
Ni siquiera se había dado cuenta de la presencia de la rubia sobre ella, pero una pregunta la hizo percatarse de esta
-¿Qué te parece si tú y yo vamos a mí cuarto?- susurró la rubia mordiendo el lóbulo de su oído
Jaz cerró sus ojos debido a la excitación, esa zona era su punto débil y Elena lo sabía. 
-No puedo ahora, Elen. Necesito encontrar a una persona- dijo la colorada tratando de zafarse de su agarre, pero la rubia no tenía intenciones de dejarla ir tan fácil
Utilizando sus mejores armas, la rubia comenzó a pasar su lengua por toda la zona del cuello de Jazmín, haciendo que la colorada soltara un gemido al instante. Muy pronto bajó su mano directamente hasta su entrepierna la cual apretó sin ningún pudor.
-Elen, ahora no…- trató de decir Jazmín, pero la chica parecía dedicada en su empeño
-Ella no merece tu verano, Jazmín. Deja de perseguir a quién no te quiere. Ven conmigo- dijo la rubia antes de estrechar sus labios a los de la colorada
El beso no tenía ni un poco de fineza, sus lenguas se entrelazaban y los mordiscos reinaban entre ellas. Jazmín se dejó llevar por aquel beso. A lo mejor la rubia tenía razón y Flor no era lo que ella necesitaba. Estas dudas, el tiempo y el dolor de ser rechazada hicieron que se entregara a Elena. La cual sonrió al ver que había conseguido su cometido.  Jazmín sería suya esa noche y de nadie más.
Por otra parte una Florencia llena de tics llegó a la Estrella, acompañada por una ebria Carla, la cual a pesar de su estado estaba preocupada por el estado de su hermana
-¿Se puede saber qué te pasa?-
-Nada ¡PUTA! ¡BOLUDA! Nada, nada… es solo que bebí un poco- dijo Flor y sin más entró a la casa
Fue lo más rápido que pudo hacia su habitación, donde se encerró a llorar. Se lanzó sobre la cama llena de rabia. Flor se sentía dolida, traicionada. Ella estaba acostumbrada a los engaños, pero esta vez era diferente. Jazmín no la había engañado, pero tampoco le era del todo sincera. Tenía mucha bronca, no solo por verla con aquella chica, sino por haber sido una cagona y haberla rechazado, perdiendo su oportunidad con la colorada.
Sabía que hacía lo correcto rechazándola, no quería ser una más en su lista. Pero también sabía que al hacerlo la había lanzado directamente en los brazos de aquella rubia, y eso… eso hacía que su sangre hirviera de celos.

Summer (Flozmín)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora