Capítulo 54 "Día de lluvia"

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Al parecer el sol no quería salir, no sabía por qué, pero algo le decía que no era un buen día para levantarse. Así que decidió tomarse un descanso escondido tras aquellas grises nubes de lluvia que se habían formado desde la madrugada.
A algunos le gustan los días lluviosos, dicen que limpian en el alma. Jaz era una de esas personas, solamente que esta vez presentía que tras esa lluvia venía la verdadera tormenta.
Se levantó temprano debido a que un dolor punzante en su sien no la había dejado dormir más. Lo hizo de forma sigilosa, lo menos que quería era despertar a su mujer y preocuparla más… Su mujer… que lindo suena, pensaba mientras la veía aún dormir a pata suelta enredada entre las sábanas.
Se recostó como pudo junto a la ventana, mientras tomaba una taza de chocolate caliente y veía la lluvia caer ante sus ojos. El día afuera estaba apagado, completamente desierto y un color gris era el que reinaba.
Un escalofrío recorrió su cuerpo, presentía que algo malo pasaría, lo sabía. Pero aún así no quería creerlo. No podía ocurrir nada, no ahora que era feliz… pero bueno, era ella… seguramente pasaría lo peor.
A veces pensaba que la vida la odiaba, sí, definitivamente la odiaba sino qué otra explicación había para el hecho de que ella solo con 25 años estuviera en las puertas de la muerte.
Miró a Flor una vez más y un suspiro lleno de derrota salió de sus labios
-¿Por qué no te encontré antes?- susurró, entonces su mirada fue a parar a un pequeño papel que estaba en el suelo, al lado de sus no desempacadas maletas ¿Qué era?
Se acercó aun más curiosa al ver que era algo escrito por su esposa. El papel estaba algo magullado, había sido doblado con prisa… ¿qué es? Pensó una vez lo tuvo en sus manos
Lo abrió y confirmó que era la letra de su chica, pero que…
-¿Una canción?- susurró leyendo, y mientras más leyó más comprendió. Sí, era una canción… una canción. Era una canción para ella.
Una lágrima brotó por sus ojos al darse cuenta lo que decía la canción y su corazón se estrujó al darse cuenta del sufrimiento de su chica. Estaba sufriendo, sufriendo en silencio por su eminente despedida.
-Mmm- sintió el quejido de su mujer al despertarse y con rapidez guardó la carta en su bolsillo y secó su lágrima –Ey- dijo Flor al verla parada frente a la ventana -¿Qué haces ahí?- risueña y media dormida
Jaz tomó aire para que no la viera afectada. No quería hacerle más daño del que ya le estaba haciendo inconsciente, y tragándose su dolor se volteó con una triste sonrisa
-Nada, acá. Se me fue el sueñito- dijo mientras se acercaba y se sentaba a su lado en la cama
-Mmm… me hubieras despertado- dijo Flor aún abrazada a la cama
-No, te veías muy linda dormidita así.- dijo acariciando su pelo negro
-Pues me hubiera encantado que me hubieras despertado haciéndome mimitos y otras cosas- dijo Flor con una mirada pícara
-¿Ah sí?- siguiéndole el juego y Flor asintió con una sonrisa –Pues lo tengo anotado para la próxima, señorita Estrella.- y se subió sobre ella a darle besos en por toda su cara
Flor reía con cada beso y cosquilla que Jazmín repartía por su cuerpo, mientras ella trataba de contraatacar, pero la colorada la tenía atrapada en todo los sentidos
-¿Satisfecha, señorita Estrella?- dijo Jaz tras dejar un leve beso en sus labios
-Mmm… ¿de vos? Nunca- dijo Flor risueña, pero muy pronto frunció el ceño –Te equivocaste-
-¿Eh?- confundida
-Yo no soy la señorita Estrella- dijo fingiendo enojo
-¿A no? ¿Y quién sos?- molestándola pues sabía a lo que se refería
-No… soy la señora Estrella del Río- dijo mordiéndola suavemente en el labio –Que te quede claro, señora Estrella Del Río-
Jaz rió ante las palabras de Flor, le parecía cada vez más tierna y adorable
-Entendido- dijo tocando su nariz -¿Sabe algo, señora Estrella Del Río?-
-¿El qué?-
-Que cada día la amo más- al oír esto Flor se mordió el labio muerta de amor, y sin  más haló el cuerpo de su chica, al tomarla del cuello y darle un beso en esos labios que la hacían perder la razón
El beso ya estaba profundizándose cuando dos toques resonaron contra la puerta
-Ignóralos- dijo Jaz sin salir de arriba de su mujer, quien ya le estaba quitando la remera
-¡Jaz, abríme, boluda!- era la voz de Gero la que sonaba fuera
Ambas soltaron un suspiro frustrado y se separaron, no mucho, simplemente sus labios
-Te juro que esta vez lo mato- dijo enojada
Flor rió ante su frustración
-Será mejor que le abras sino no se va a ir-
-Ok- parándose de la cama y caminando hacia la puerta
Se acomodó la ropa y abrió con cara de pocos amigos. Fuera estaba su amigo dando saltitos de frío y cubierto por una capa para protegerse de la lluvia
-Ay, boluda, casi muero ahí fuera- dijo mientras entraba sin permiso -¿Qué hacían?- pero su pregunta quedó respondida al ver la cara de su amiga y a la morocha en la cama –Ah, ya. Ya me imagino. Lo siento, amores. Pero esto es serio-
-¿Qué pasa?- preguntó Jazmín
-Nada, es que allá en la recepción está una rubia un tanto escuálida ella que dice que te conoce y que tiene que hablar con vos- dijo Gero –Espero que no sea ningún cuerno- bromeó pero no obtuvo risas de respuesta –Uh, público difícil-
Jaz frunció el ceño ante esa información y miró a Flor confundida
-¿Una rubia?- preguntó Jaz confundida -¿No te dijo como se llamaba?-
-Eh… No, bueno, no fui yo quien la atendió. Fue Mate, y él es un tanto lento-
-¿Cómo era?- preguntó Flor preocupada
-Ah, vos sos lenta también ¿No me oíste? Rubia, escuálida, llevaba una chaqueta roja-
-Elena- dijo Jaz rápidamente
-¿Elena?- preguntó Flor confundida -¿Qué hace acá? ¿Sabe de este lugar?-
-No, no, obvio que no- dijo Jaz –No lo sé. Quizás Lucho le haya dicho algo. Está loca esa mina ¿Qué quiere?-
-Eh… perdón que las interrumpa ¿Pero quién es esta tal Elena? ¿La hecho?-
-Sí-
-No- contestaron al mismo tiempo y Jaz miró a Flor confundida por su no
-¿No?-
-No, vamos a ver qué quiere. A lo mejor es algo importante-
-Flor, Elena está loca. Ella me estuvo acosando durante años. Se quedó tocada conmigo- dijo Jaz sin entender la reacción de su chica -¿O no te acuerdas que casi nos separa?-
-Vaya, esta Elena es toda una perra ¿No?-
-Más o menos-
-Más menos que más- dijo Flor
-¿Cómo?- confundida -Jaz, mientras estuviste en el hospital internada ella me ayudó un montón. Me dijo lo que te pasaba, fue mi apoyo. No creo que sea una mala persona, solo está enamorada- dijo Flor
-Flor… no confió en ella- dijo Jaz seria
-Ok, no confíes en ella. Perfecto. Pero al menos mira a ver qué quiere. Vino desde Buenos Aires hasta acá-
Jaz se tocó la sien tratando de simular el dolor de cabeza que le seguía acechando, y tras mirar los ojos de su mujer tomó una decisión
-Voy a ir a hablar con ella. Pero solo si vos venís conmigo-
-Ok-

Tras vestirse y desayunar aunque sea un café, ambas chicas se dirigieron a la cabaña donde se encontraba la recepción. Seguía lloviendo, pero ahora con menos fuerza. A
Al entrar a la primera persona que vieron fue a Mateo, quien a pesar de saber que estaban juntas, no dejó de regalarle una mirada de tonto enamorado y una sonrisa a Florencia, quién solo le respondió con un gesto con su mano
-No se corta ni un pelo el chico ¿No?- dijo Jaz entre dientes, evidentemente celosa
Flor solo rió ante su comentario y ladeó la cabeza, mientras se aferraba a su mano
-Amo verte celosa- dijo provocando una sonrisa en Jazmín
-No estoy celosa, créeme, no quieres verme celosa a mí- dijo Jaz sin borrar la sonrisa
De repente ambas sonrisas se borraron de ambos rostros, al ver a aquella silueta ya conocida sentada en uno de los sillones del living. Al verlas Elena no dudó en salir corriendo hacia ellas, y con total descaro se lanzó sobre Jaz a abrazarla… abrazo que no fue correspondido, pero que apartó a Flor del brazo de la colorada
-Que lindo que estés bien- dijo aún aferrada a Jazmín –Estaba muy preocupada-
-Elena, ¿Qué hacés acá?- dijo Jazmín siendo fría y apartándola de su cuerpo
-Yo… yo… ¿Puedo hablar con vos a solas?- dijo mirando a Flor de reojo, la cual bufó enojada. Le era fascinante como esta mujer podía ser doble cara
-No, lo que quieras decirme puedes decírmelo delante de mi mujer- dijo sujetando la mano de Flor y entrelazando sus dedos
Elena confundida miró la unión de sus manos, y vio los anillos de casamiento en sus dedos. Imagen que la hizo retorcerse de dolor por dentro
-¿Se… Se casaron al final?-  preguntó aún afectada
-Si, ayer- dijo Jaz orgullosa y dándole un beso en la mano a Florencia
-Fue una boda hermosa- dijo Flor abriendo su boca por primera vez en la conversación
Elena la miró y le dedicó una sonrisa falsa, para luego centrarse en la colorada que aún la miraba a con cara de pocos amigos
-Me alegro por ambas-
-Elena… ve al grano-
-Me envía tu padre- dijo de una
Jaz frunció el ceño confundida ¿Qué?
-¿Mi padre? ¿Qué… qué tenés que ver vos con mi padre?-
-Nada, es solo que él considero que yo soy la persona indicada para traerte a casa- dijo seria
-¿Qué?- dijo Flor confundida
-Elena ¿Qué te fumaste? Estás diciendo una boludez detrás de la otra. No voy a volver a casa-
-¿Ni por que haya una cura para lo tu enfermedad?- dijo y el silencio se creó entre las tres
Jaz no dijo nada, ni siquiera hizo un gesto. Solo analizaba el rostro de la rubia que ahora la miraba sin ninguna preocupación
-¿Cómo qué cura?- la voz de Flor fue la que rompió el silencio
-Sí, tú papá encontró a una doctora en el extranjero que es capaz de operar el tumor de Jazmín- dijo la rubia con una media sonrisa
-¿Operar? ¿Es en serio?- dijo Flor y Jaz frunció el ceño al oír el tono de emoción en su voz. Sabía muy bien cuáles eran los pensamientos que pasaban por la cabeza de la chica
-Sí, muy en serio. Es una excelente doctora y nos pusimos en contacto y…-
-No voy a ir- dijo Jaz con la voz más seria del mundo. Se volteó a ver a Flor –No voy a operarme-
Flor la miró confundida ¿Por qué? ¿Por qué no quería luchar por vivir?
-Jaz…-
-La doctora es buena, Jazmín. No es un farol. Ella puede ayudarte a recu…-
-¿Cuáles son las consecuencias?-
-¿Eh?-
-Dilo, Elena. Di cuáles son las complicaciones- dijo apretando su puño
-Amor…- dijo Flor tratando de calmarla
-Escucha- dijo Jaz sin ni siquiera mirarla –Dile, Elena-
-Es cierto que la operación es arriesgada, demasiado arriesgada, pero…-
-Me puedo quedar ciega, Flor- la cortó Jaz al ver que Elena no acaba de decir de una puta vez lo que podría traer la operación si salía mal –Puedo quedarme ciega, o tonta, o… puedo morir de una en el salón de operaciones, Florencia. Ya he oído sobre esa doctora, ya he oído sobre sus operaciones. Y son muy riesgosas-
-Jaz…-
-Prefiero morir con el tiempo… a tu lado, que en un salón de operaciones. A parte, la operación no sería definitiva ¿No es así?- dijo Jaz
-No, se necesitaría tres operaciones más para eliminar por completo el problema- dijo Jazmín enojada
Flor la miraba atónita, tratando de comprender todo.
-¿Vos sabías de esto?- dijo Flor aún sin creerse de que hubiera una solución y esta no quisiera tomarla
-Sí, hace años que lo sé. Valentina me lo comentó, pero es muy riesgoso, Flor. Si algo sale mal…-
-¿Y si sale bien?- dijo cortándola y Jaz la miró muy seria –¿No te has parado a pensar en eso?-
No supo que responderle, solo miró hacia otro lado
-Si sale bien estarías curada, Jaz. Podrías vivir- dijo acercándose y haciendo que la mirara –Podríamos tener esa vida juntas, mi amor-
Jaz la miró por un buen rato, sabía que Flor tenía razón, que esta podía ser la solución a todo. Pero sus miedos eran mayores que sus sueños, el miedo a no ser la misma, a quedar discapacitada, a quedar siendo un vegetal… no, eso no era vida, al menos no para ella.
No dijo una palabra, llevó sus manos junto a las de Flor que sujetaban sus mejillas. Las acarició, y sin más las apartó de su rostro
-Entiéndeme- susurró
Y de una se separó de la chica, para salir de aquel living y perderse en aquel día nublado de Córdoba.


Summer (Flozmín)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora