Capítulo 56 "De vuelta a casa"

633 53 1
                                    

El viaje fue algo tenso, no solo por los claros nervios de Jazmín, sino por ir compartiendo auto con Elena, la cual no perdía oportunidad de colocar sus ojos en la pareja que descansaba plácidamente en el asiento trasero de su coche.
Le daba un poco de cosa verlas así, no llegaba a ser envidia, sino más bien un dolor, debido a que por mucho que se hubiera esforzado nunca tuvo a Jazmín de la forma en la que Flor la tenía.
Se moría de tristeza al ver como la colorada acariciaba con una sonrisa a una dormida Flor, que se aferraba a su cuerpo con fuerza.
-Será mejor que mires hacia adelante si no quieres que tengamos un accidente- dijo Jaz sin ni siquiera mirarla y Elena dio un brinco en el asiento del conductor. Había sido pillada mirando por el espejo retrovisor
-Perdón, yo solo…- dijo sintiendo como sus mejillas estaban rojas
-No pasa nada, Elen- dijo Jaz sonriendo
-Se las ve muy linda juntas- Jaz la miró con el ceño fruncido –Lo digo en serio, Jazmín-
-Pues, gracias… creo- dijo Jaz dudosa
-Yo no soy mala persona, Jazmín. Por mucho que te cueste creerlo-
-No pienso eso-
-Sí, sí que lo haces. Pero estás equivocada- dijo Elena mirando al frente –Si alguna vez hice algo que te hizo pensar lo contrario perdón. Estaba enamorada de vos como nunca lo estuve de nadie… supongo que me cegué-
Hubo un silencio
-Todo bien, Elen- dijo Jaz pero algo saltó a su cabeza -¿Cómo fue que supiste que estaba acá? ¿En Córdoba?-
Elena sonrió chiquito, recordando un pasado hermoso
-Te conozco más de lo que piensas, Jazmín- Jaz frunció el ceño –Vos misma me lo dijiste-
-¿Cómo?- confundida
-Hace unos años, cuando… ya sabes… cuando yo era tu verano- dijo Elena mirándola por el espejo –Vos me contaste sobre un lugar el cual amabas ir cuando eras una adolescente, y también me dijiste que ahí llevarías a la mujer de tu vida cuando llegara el momento- relató para luego suspirar – En aquella época pensé que era yo, pero bueno, me equivoqué-
Un silencio incómodo. Jazmín la miró por unos segundos y luego miró fuera de la ventanilla del auto
-¿Alguna vez me amaste?- soltó Elena de una
-Elen- dijo mirando a Flor quien para su suerte dormía
-No lo digo por nada malo, solo… necesito saber- suplicó la chica
Ojos verdes contra ojos color cielo chocaron a través del reflejo del espejo retrovisor
-Sí- dijo Jaz sin apartar la mirada
-¿Cómo la amas a ella?- preguntó nuevamente la rubia, esta vez mirando a la chica que dormía en manos de la colorada
Jazmín la miró por unos segundos, y luego miró a Flor. Obvio que había amado a Elena, la había amado mucho, pero nunca se podía llegar a comparar por lo que sentía con Flor. Florencia Estrella era su alma gemela, su mundo. Aquella persona que con solo una mirada o una sonrisa la hacía dar la vuelta al mundo en un segundo.
Una sonrisa triste se dibujó en el rostro de la rubia, no hacía falta que lo dijera, ya sabía la respuesta
-Ella tiene mucha suerte de tenerte- dijo volviendo su atención a la carretera
-No, Elen, yo soy la que tiene la suerte de tenerla a ella-

Media hora después, el auto se estaba acercando a uno de los barrios más importantes de Buenos Aires, donde el auto fue disminuyendo su velocidad ante una casa muy pero que muy lujosa… la casa de la familia Del Río
Jazmín miró el lugar desde adentro del auto, recordando en un segundo las miles de cosas que había vivido dentro de esas cuatro paredes junto a su hermano. Nunca les importó el dinero, a pesar de estar casi nadando en él. Eso se lo agradecería siempre ha su madre, que a pesar de tener todos los lujos los enseñó a vivir como personas normales y a tener una infancia llena de sencillez. Gracias a eso Lucho y ella habían crecido siendo unos guerreros de la vida.
-Amor- susurró para despertar a Flor quien aun descansaba en sus piernas
-Mmm…-
-Ya llegamos-
Flor levantó su cabeza de a poco, y fue desperezándose mientras se reincorporaba en el asiento
-Te quedaste dormida- dijo Jaz con una sonrisa
-Tu culpa, que no me dejaste dormir la noche anterior- dijo aún desperezándose
-¿Mi culpa?- dijo Jaz con una sonrisa pícara. Sabía muy bien a qué se debía el cansancio de Flor –Pues bien que ayer usted no se quejaba, señorita Estrella Del Río ¿O sí?-
Un carraspeo las interrumpió y rompió la burbuja
-Nos están esperando- dijo Elena bajando del auto
Entonces, fue que todo le cayó a Flor como un jarro de agua fría. Estaba a las afueras de la casa de los Del Río, de sus suegros, de la familia de Jazmín… su garganta se estaba cerrando
-¿Amor?- preguntó Jaz confundida por el repentino cambio en el rostro de su esposa
-Me van a odiar- dijo de una con cara de espanto, cara que hizo reír a la colorada –No te reías- dándole en el hombro
-Auch- se quejó Jaz sin parar de reír –No te van a odiar ¿Cómo te van a odiar?-
-¿Cómo? Jaz, soy la loca que secuestró a su hija enferma de un hospital y se casó con ella escondida del mundo… claro que me van a odiar- dijo poniéndose pálida
-Primero que todo, vos no me secuestraste. Es secuestro solo si me hubieras llevado en contra de mi voluntad, y créeme que irme de ahí era lo que más deseaba en el mundo. Y segundo, te van a amar porque amarraste a la oveja negra de la familia ¿OK?- dijo acariciando su cara –A parte, es imposible no amarte… mírame a mí, que estoy hasta lo huesos por ti, mi morocha linda-
-¿Ah sí?-
-Sip- dijo con voz de niña y dándole un pico -¿Vamos?-
-Vamos- tomando su mano y saliendo del auto

Al salir del auto, Elena las esperaba a solo unos pasos con las manos cruzadas
-Linda tu casa- dijo Elena mirando todo
-Gracias- dijo Jaz sonriéndole y apretando la mano de su chica, la cual estaba maravillada -¿Qué te parece, mi amor?- mirándola
-¿Acá creciste?- dijo sorprendida mientras trataba de mirar a través de la verja que separaba a aquella elegante casa del resto del mundo
-Sip, acá viví hasta hace pocos años. Que me fui y bueno, ya sabes…-
-Es hermoso- dijo Flor
-Deja que veas lo de adentro y que conozcas a mi familia- dijo Jaz y no pudo ocultar la emoción en su voz. Se moría de ganas porque sus padres conocieran a la mujer de su vida
Dando un paso al frente tocó el timbre de la verja, y casi en cuestión de segundos vio como la puerta de madera de la casona se abrió mostrando a la mujer más importante de su vida… su madre. Andrea seguía tal y como Jaz la recordaba, un poco más mayor, pero igual de hermosa. Su madre era una de las cosas que más había extrañado en esos años.
-Jaz…- dijo la mujer saliendo casi corriendo hacia la verja
Más a tras Flor pudo ver como salía un señor de ojos claros y un tanto canoso, acompañado por Lucho quien les sonreía. Jaz solo tenía los ojos centrados en aquella señora que con los ojos humedecidos trataba de abrir la verja
-Tranquila, ma. Tranquila- le dijo la colorada sin retener ya sus lágrimas
La verja se abrió y ambos cuerpo colisionaron en un necesitado abrazo. Se necesitaba, no sabían cuánto, pero se extrañaban con locura
-Mi niña, mi niña- decía Andrea abrazándola fuerte, no quería que se le volviera a escapar entre las manos –Volviste-
-Sí, ma, volví- dijo Jaz aferrándose con la misma fuerza al cuerpo de la señora
-Jazmín- esta vez fue el turno de aquel señor que se unió al abrazo
-La hija prodigio vuelve a casa- dijo Lucho abriendo los brazos para su hermana, la cual con una sonrisa se abalanzó sobre él y lo abrazó
Parecía una nena de cinco años dando vueltas en el aire movida por su para nada pequeño hermano, mientras sus padres los observaban llenos de alegría.
Flor los miraba atenta y llena de comprensión. Entendía perfectamente lo que debían sentir al ver a su hija después de tantos años. Ella nunca hubiera podido estar separada tanto tiempo de su familia, hubiera acabado con su salud mental.
De pronto los ojos de Andrea se posaron en la morocha que llevaba todo el rato callada
-Jaz, creo que debes presentarnos ¿No crees?- dijo Andrea sonriéndole a la chica
Al oír esto Jazmín se dio cuenta de su despiste, y sonriendo llena de orgullo tomó la mano de su mujer y la acercó a sus padres
-Familia, les presento a Florencia, mi mujer- dijo besando la mano en la cual Flor llevaba el anillo –Flor, ellos son mis padres Andrea y Ernesto, y a Lucho que ya lo conoces-
-¿Al final te casaste?- dijo Lucho sorprendido
-¿Y lo dudabas?- dijo Jaz alzando una ceja en forma burlona
-Ah, felicidades, chicas- dijo Andrea
-Florencia, déjame darte la bienvenida a la familia- dijo Ernesto abrazando a la chica
-Bueno, pasemos, ¿No?- dijo Andrea haciendo espacio para las chicas, pero cuando iba a iniciar la marcha se percató de como una de sus invitadas se iba –Hija, ¿No te quedas?-
Elena se volteó y miró a la señora que era la viva imagen de Jazmín, solo que un poco más adulta
-Eh, no, no, no quiero molestar- dijo con la mirada baja
-No seas tonta, ninguna amiga de Jazmín puede molestar- dijo Andrea, y Elena miró a  la colorada que no sabía qué decirle
-Te podés quedar si quieres- dijo Flor al ver el rostro de la chica
Elena le sonrió levemente y negó con la cabeza
-No, tengo… tengo que ir a hacer unos recados, y necesito hacerlos ahora, así que…-
-Bueno, entonces será otro día- dijo Ernesto interviniendo
-Esta es tu casa también, niña- dijo Andrea con una dulce sonrisa
-Muchas gracias y ha sido un placer- dijo Elena dándose media vuelta
Ya estaban entrando a la casa, cuando Flor se detuvo
-Espérame un segundo- dijo zafándose de la mano de su esposa
-¿A dónde vas?- preguntó confundida
-Ya vuelvo- y comenzó a caminar hacia la salida
Se apresuró y para su suerte el auto rojo aún seguía ahí, con Elena dentro
Tocó la ventanilla llamando la atención de la chica, la cual frunció el ceño confundida al verla. Bajó la ventanilla con rapidez
-¿Pasó algo?-
-No, no. Solo… quería darte las gracias- dijo Flor confundiendo más a la chica
-¿A mí? ¿Por qué?-
-Pues… por el apoyo que me diste en el hospital, y luego por haber ido en busca de Jazmín. Gracias-
-Por ella haría cualquier cosa, Florencia-
-Lo sé-
Un silencio incómodo… ¿Qué se dice en estos momentos?
-Será mejor que...-
-Ok, chao- dijo Flor alejándose de la ventanilla y viendo como al rubia arrancaba el auto con la intención de desaparecer.

Summer (Flozmín)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora