Capítulo 47 "Hora de la verdad"

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La vida… ¿Qué es la vida? Un período de tiempo… No se sabe bien. Lo único que si se sabe es que es terriblemente tramposa.
Hay asesinos en serie, dictadores que viven miles de años haciendo el mal… arrebatando vida. Sin embargo, hay personas buenas de buen corazón que no le han hecho mal a nadie… y sus vidas son realmente cortas.
¿Quién lo decidía? ¿Quién mierda decidía quién debía morir o vivir? Porque sin duda lo estaba haciendo terriblemente mal
Jazmín del Río, una joven de solo 25 años de edad… toda una vida por delante, ahora se debatía entre la vida y la muerte.
Las entradas de aquel hospital le parecieron a Flor las puertas del infierno. Sujetaba con fuerza la mano de su amada, no la había soltado en ningún momento… ni cuando tuvo la convulsión ni  mucho menos cuando a mitad de camino cayó inconsciente
No entendía nada, no sabía realmente qué era lo que le sucedía… solo que era terriblemente malo. No solo se lo decía el cuerpo de Jazmín, no, la cara de Javo. Esa cara de total pánico que tenía aquel chico mientras miraba a su amiga.
Había algo que estaba mal… lo sabía… lo notaba en las personas
Unos señores de batas blancas alejaron a Jazmín de ella, despareciéndola detrás de unas grandes puertas. Su llanto se oía en toda la sala. Podía notar las miradas de las personas en aquella sala de espera, pero no le importaba… estaba perdiendo al amor de su vida. No había lugar para la prudencia
Vir la sostenía con fuerza en sus manos, mientras Javo estaba recostado a la pared sujetándose la cara. Estaba llorando, aquel chico lloraba como un nene de dos años por su amiga. Su cara estaba completamente rojo, y se podía notar como tenía los nudillos de color blanco de tanto apretar el puño.
Flor lo miró por unos segundos, pero no tenía fuerzas ni para hablar
Solo oía la voz de su hermana que le susurraba ¨Todo va a estar bien¨,  ¨Tranquila¨
De repente una voz la sacó de su trance, alzó la vista y pudo ver como aquella rubia abrazaba a Javo con fuerza. Ambos lloraban a cántaros y ahí fue cuando supo que había algo más en la historia que no había sido contado
Se levantó en contra de la voluntad de su hermana y se acercó a la pareja, que al verla así se quedaron en blanco. Sabía que debía hablar, decirle la verdad… pero… ¿Eso era lo que Jaz quería?
-¿Qué es lo que tiene?- dijo Flor con la voz quebrada
Elena bajó la mirada, no debía ser ella la que le diera la noticia. Javo dio un paso al frente y colocó las manos en los hombros de la morocha
-Flor, yo… No puedo… no puedo- dijo Javo volviendo al lado de la rubia
Flor lo miró incrédula, entonces sus ojos marrones coincidieron con los azul cielo de la rubia
-Entonces, decímelo vos. Vos sabes- dijo acercándose furiosa a la chica que la miraba sin emitir un solo gesto
-Primero cálmate antes que nada- dijo la rubia manteniendo la distancia
-Flor, déjalo ya- dijo Vir interviniendo
-¡No, no hasta que me digan qué demonios le pasa a mi prometida!- dijo bastante alterada
-¿Quieres saber de verdad lo que le pasa?- la retó Elena quién estaba bastante molesta con su comportamiento
-Sí- dijo decidida
-Jazmín…-
-Elena, no lo hagas- dijo Javo tocando el hombro de la chica
Elena miró el contacto y luego miró a Flor
-Debe saberlo, Javo. Sé que no debo ser yo, pero debe saberlo- dijo muy tranquila
La tranquilidad de Elena era el terror puro de Flor
-¿Saber qué?- la voz de la morocha salió quebrada
-Flor…- Elena se acercó y tocó su hombro, contacto que le resultó bastante raro a la morocha –Jazmín se está muriendo-
-¿Qué?- confundida
-Está enferma… muy enferma… desde hace cinco años va contra reloj- dijo tratando de no romperse a llorar
-No, no… ella no… me lo hubiera dicho… me hubiese dado cuenta- dijo Flor alejándose un tanto ida
-Lo mismo pensé yo cuando lo descubrí hace un año. No me lo quería creer, pero es así… Jaz…  A Jaz le quedan pocos días de vida- dijo acercándose a la chica
-No, no- comenzó a llorar desesperada
Al verla así Vir iba a contenerla pero las manos de aquella rubia se adelantaron. Elena abrazaba a Flor con fuerza. No sabía por qué, pero por primera vez no la odio, al contrario, sentía lástima por ella. Pena por su dolor, un dolor que ella llevaba conteniendo desde hace años. Si alguien sabía lo que se sentía era ella.
-No, no, no te quiebres- le susurró –Ella te necesita-
-Necesito… necesito verla… por fa- suplicó Flor en los brazos de aquella chica
-Lo sé, lo sé, pero ven… déjame ayudarte- dijo Elena tomándola de la mano y comenzando a caminar con ella
Javo y Vir las miraban extrañados, no podían creer esta cercanía repentina. Virginia estaba por intervenir, pero Javo la detuvo
-Si alguien puede ayudarla ahora es Elena… déjala- le dijo y Vir pudo notar cuánta verdad decía en sus palabras

Minutos después en la cafetería del hospital Flor estaba más tranquila, y Elena la miraba pensativa
-¿Ya estás mejor?- le preguntó y la morocha asintió débilmente
Un silencio…
-¿Qué es lo que tiene, Elena?- preguntó de golpe
Elena se inclinó hacia adelante y de uno de los bolsillos de su chaqueta sacó su móvil. Buscaba algo en él, ante la atenta mirada de la morocha
-Jaz, tiene un tumor cerebral- dijo mostrándole la foto de una tomografía –Esta fue la última que se hizo-
Flor no comprendía muy bien la imagen, pero podía ver como una pequeña bolita estaba depositada en el cerebro de su amada
-¿Hace cuánto fue esto?-
-Hace cuatro años- dijo Elena y Flor la miró sorprendida
-¿Qué?-
-Flor, Jaz no se atiende desde hace cuatro años… bueno, en realidad hace cinco. Según me dijo Valentina, esta imagen fue tomada después de un ataque que tuvo… estaba inconsciente, pero luego de eso… nada-
-Lo de su hermano… ¿era ella?-
-¿Qué?- esta vez la confundida era la rubia
-Me mintió…-
-No, Flor, tampoco digas así… puede que no la entienda, pero Jazmín no te mintió… ella no miente- dijo Elena segura de cada una de sus palabras
-Necesito… necesito…- decía Flor un poco ida
-¿El qué necesitas?- dijo Elena notando el estado en el que estaba la morocha
-Necesito… verla- dijo mirando por primera vez con claridad a la rubia a los ojos
-Ok, vamos- dijo levantándose de su asiento y dándole la mano para llevarla de vuelta a la sala de espera
Flor dudó pero tomó aquella mano, que ahora parecía amiga

En la sala de espera todo seguía igual, Javo con las manos en la cabeza, y Vir sentada en uno de los sillones consolándolo
Flor se acercó a ellos sin hacer ningún tipo de ruido, no quería, no quería hablar de lo sucedido con nadie. Hacía un esfuerzo sobre humano por controlar sus tics, que ahora se centraban en un constante parpadeo
Se sentía rara… ¿Traicionada? No sabría bien cómo definirlo… ¿Por qué Jazmín no le había contado la verdad? ¿Por qué la mentira?
Pero la pregunta que más rodeaba su cabeza era ¿Cómo nunca se dio cuenta? Si Jazmín estaba tan enferma ¿cómo mierda nunca se percató de que el amor de su vida se estaba apagando a su lado?
En ese momento vino a su mente aquellas tardes que después de pasear por vario rato, su chica pedía volver con cualquier excusa ¿Acaso eran por los síntomas?
Estaba a punto de sentarse en uno de los sillones cuando un hombre de bata blanca salió de detrás de la gran puerta roja
-¿Familiares de Jazmín del Río?- dijo el hombre leyendo una especie de papel
Al oír este nombre saliendo de la boca de aquel desconocido, Flor no dudó en levantarse y caminar hacia él, con un montón de tics. El resto hizo lo mismo pero de manera más pausada
-¿Usted es?- preguntó el doctor a la morocha que estaba llena de tics
-So.y… hm-... Soy... Florencia…- no podía hablar
-Florencia Estrella- intervino Vir al ver que su hermana no podía –Y es la…-
-Soy su mujer- dijo Flor controlándose –Soy… soy la esposa de Jazmín del Río- no supo por qué lo había hecho, pero sentía que esas eran las palabras correctas. Puede que no se hubieran casado aún, que no hubiera un papel que lo certificara, pero ella lo sentía así… desde el momento en que sus almas se unieron por primera vez, Florencia Estrella se había sentido la mujer de Jazmín del Río
-Ah, entiendo-
-¿Cómo está ella?- preguntó Javo desesperado
-Bueno, me gustaría hablar a solas con su mujer si no les molesta- dijo el hombre mirándolos a todos
-¿Pasó algo?- esta vez fue Elena la que habló
-Eso lo tengo que discutir con la señorita Estrella ¿Podemos ir a solas?- dijo el hombre ahora mirando a la morocha
-Sí, sí, obvio...- dijo Flor dando pasos junto al hombre, pero antes de entrar a una pequeña sala a parte, algo la detuvo
Ella no sabía nada de la enfermedad de Jazmín… no sabía nada ¿Si le preguntaban qué debía contestar? ¨Lo siento, pero no sabía que mi mujer se estaba muriendo desde hace cinco años¨
Miró hacia atrás y su mirada coincidió con la de Elena, la cual entendió todo perfectamente y se acercó a ellos.
-Si  no le molesta, le pido que ella nos acompañe- dijo Flor como pudo
-¿Y ella es?- preguntó el doctor analizando a la rubia
Elena abrió la boca para decir algo, pero de su boca no salió nada ¿Qué era ella de Jazmín? ¿Su ex? ¿Un verano más? No… ni eso… no era nada
-Yo…-
-Es su prima- dijo Flor mintiendo al notar la disyuntiva de la rubia
-Sí, eso-
-Bueno, acompáñenme-
….
Un Glioblastoma multiforme, ese era el nombre exacto para lo que tenía Jazmín. Uno de los más malignos y casi sin cura en el mundo. Pocos casos habían logrado salvarse, después de varios tratamientos. Pero el caso de Jazmín era muchísimo más complicado
-Me parece bastante increíble que siga viva, lamento decirles. La supervivencia a este tipo de tumor cerebral no rebasa a los dos años después del diagnóstico- dijo el hombre mirando los exámenes
-¿Usted quiere decir qué?- dijo Flor ahogándose
-No, Flor, no te pongas mal- dijo Elena acercándose –Doctor, tiene que haber algo que podamos hacer-
-Sí, en su momento podíamos haberlo reducido con la quimio, u otro tipo de tratamiento quirúrgico, pero ahora… han pasado cinco años… está más grande, más esparcido. No me sorprendería que haya hecho metástasis-
-Dios, ¿Eso quiere decir que mi esposa va a morir? ¿Es eso?- dijo ya con las lágrimas en los ojos y el corazón en el puño
El doctor la miró con pena, con mucha pena. Estaba clara la respuesta
-Yo le recomiendo, que disfrute a su lado los días que vienen. Que la haga muy feliz, y que la ame mucho-
Al oír esto Flor cayó en un llanto desesperado. No podía ser. No podía morir. ¿Por qué esto le tenía que pasar a ella? ¿A una persona tan dulce y especial como Jazmín? La vida y el destino son un juego de mierda…

Minutos después…
Flor se encontraba fuera de la puerta de la habitación de Jazmín. El miedo a lo que se pudiera encontrar la azotaba por completo. Nunca se imaginó de vuelta en esta situación.
Recordaba sus noche en vela al lado de su papá en una cama del hospital y su pecho se estrujaba. No, a Jazmín no le podía pasar lo mismo.
Mario Estrella era el hombre más feliz y vital que Flor había conocido en su vida, sin embargo, debido a su enfermedad había visto como la vitalidad se le iba de a poco. No podía soportar ver a Jazmín en iguales condiciones.
Estiró su mano llena de debilidad y tocó el frío de aquella puerta metálica. Un frío que le recorrió todo el cuerpo, pero que se fue de una vez al ver a su chica acostada en aquella cama.
Se veía tan tranquila, tan pálida que parecía un pequeño ángel… el ángel más hermoso del cielo. Pero no, Jazmín no era un ángel, no aún… ella estaba viva y la necesitaba.
Caminó con debilidad perdiendo sus ojos en aquellas malditas agujas que se incrustaban en la delicada piel de los brazos de su chica, en las ojeras que estaban de intrusas en su rostro. ¿Cómo demonios había llegado hasta acá? ¿Por qué nunca se trató? La cabeza de Flor era un mar lleno de preguntas y la única que podía darle sus deseadas respuestas era la colorada que descansaba sobre aquella fría cama de hospital.
Flor se sintió temblar de pies a cabeza, y ahí los supo, ahí se dio cuenta de que nunca antes había sentido el miedo.
Recordó aquella historia que su padre le contaba de pequeña: ¨Iván el valiente¨, ¿La han escuchado? Aquel pequeño niño que desde que nació nunca había sentido miedo. Siempre fue el más intrépido de sus hermanos, pero esto lo llevó a tomar malas elecciones. Lo único que deseaba Iván era conocer el miedo, por lo que en busca de lograr su propósito partió en busca de un ser lo terriblemente tenebroso como para asustarlo a él. Combatió dragones, fantasmas… pero no lo encontró. Después de largos años volvió a casa, triste por no haber cumplido su propósito, pero lo que no se esperaba era lo que se iba a encontrar. Su amada había caído enferma, su vida pendía de un hilo… ahí fue cuando lo sintió. Sus manos temblaban, su panza dolía, sus piernas no tenían la fuerza suficiente como para sostener su cuerpo el cual emitía un sudor frío como el hielo… eso era el miedo.
Así se sentía Florencia ante la eminente realidad, Jazmín del Río moriría… sí, ya era un hecho seguro. ¿Pero qué debía hacer? No podía hacer nada para evitarlo, pero si podía…
Sus pensamientos fueron interrumpidos por un leve quejido. Sus ojos se posaron en aquella chica que de a poco dejaba de estar inconsciente. La mirada de Jazmín era débil, como la de un pequeño cachorro acabado de nacer que debe aprender a adaptarse a la luz.
Su gesto cambió por completo al recordar lo sucedido, al darse cuenta de dónde estaba y más aún al ver a aquella pequeña silueta frente a la cama
-Flo.. Flor…- dijo como pudo y la morocha no dudó en acercarse a la cama y tomarle la mano con fuerza
-Acá estoy, mi amor, acá estoy- dijo sin soltar su mano y dejándole pequeños besos en su frente
-Neces… la garganta- dijo Jaz como pudo
Flor entendió enseguida y sin alejarse mucho tomó el vaso de agua que descansaba en la mesilla de al lado
-Toma, amor- dijo ayudándola a beber
Jaz la miraba raro, como queriendo averiguar cuánto había descubierto ¿Cuál sería su reacción ante su mentira?
-Ya está- dijo Flor ayudándola a acostarse de vuelta -¿Cómo te sentís?-
-Mal… - dijo Jaz cerrando los ojos tratando de controlar la molestia tan grande que sentía en su cabeza –Flor…-
-Dime-
-Vos… ¿Vos…?-
-Lo sé todo, Jaz- dijo Flor y pudo notar como los ojos de Jazmín iba llenándose de pequeñas lágrimas –Ey, no, no llores-
-Es que yo… lo siento- dijo Jaz rompiendo en lágrimas
Se sentía culpable, culpable de no ser lo suficientemente valiente, culpable por los sufrimientos futuros que le iba a provocar
-Yo quería decirte… no quería que te enteraras así… yo…- decía Jaz agobiada junto al pecho de la morocha, quien acariciaba sus cabellos con paciencia –Soy una mierda-
-Ey, mírame- dijo Flor tomando sus mejillas y haciendo que sus ojos coincidieran –No sos una mierda, sos lo mejor que me pasó en la vida, Jazmín. Y me importa un carajo tu tumor o cuánto te quede ¿Ok? Yo quiero amarte, amarte bien, cuidarte y ser tu mujer… no me importa el tiempo que dure… solo quiero amarte…-
Jaz la miraba sorprendida. Había imaginado miles de veces la reacción de Flor al enterarse de su enfermedad. Pensaba que huiría, que no la miraría más… o peor, que se obseccionara con salvarla como Elena… pero no… Flor estaba ahí… simplemente amándola… no la obligaba a nada… solo la amaba
-Te amo- dijo desde el fondo de su ser
Flor le sonrió y acarició su mejilla, haciéndola cerrar los ojos con el contacto.
-Yo te amo más a vos- susurró de una forma tan hermosa que Jazmín sintió como la vida regresaba a su cuerpo –Ahora descansa, solo descansa-
Y sin más se acostó a su lado, recostando su melena negra sobre el débil pecho de la colorada, la cual solo lloraba entre sonrisas. Era algo raro. Estaba feliz, feliz de por fin confirmar una vez más que Florencia era el amor de su vida, pero triste por el poco tiempo que podía disfrutarlo.

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Hola bebés
Sé que estoy haciendo sufrir a muchos con  estos capítulos pero les prometo algo bonito en los próximos.
Besos

Summer (Flozmín)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora