¿Señor? Este hombre de señor no tiene nada, por lo mucho me debe llevarme unos tres años, el hombre es guapo, lo que le sigue a eso. Es alto, aún estando sentado, su cabello es totalmente rubio, y su ojos son azules, un azul muy intenso.
—No se preocupe señor Montenegro, además, en el caso de que alguien se tuviera que disculpa serían ellas ¿No es asi?—dijo sacandome de mis pensamientos, con su mirada fija en mí.
—Ah...si—dije un poco nerviosa—disculpe nuestra impuntualidad, señor Evans.
Él me miraba fijo, mi hermana también se disculpó recibiendo como respuesta un leve asentamiento, sus ojos estan puestos en mí ¡Maldita sea! Me esta poniendo nerviosa.
Sin más la comida transcurrió de manera normal y tranquila. Aburrida, sería la palabra correcta para definir la cena a todos fuera de la charla que mantenían los tres hombres, pues papá, mi hermano y Evans hablaban de negocios como sí en lugar de un comedor estuvieran en la sala de juntas de la empresa más importante del planeta.
No obstante, por mi parte no hubo mucha atención; mis pensamientos iban a Gael, me encontraba triste por ello, yo lo quería, pero no estoy dispuesta a perdonarle una traición más, sería injusto para mí después de haberle dado tantas oportunidades. Lo quería, lo quería mucho, no habían pasado ni siquiera un día desde lo ocurrido y lo extrañaba como sí hacía años no lo veía, estaba acostumbrada a él, después de todo dos años no pasan en vano.
En varias ocasiones, sentí la mirada de Evans sobre mí, pero no le di importancia mi cerebro solo podía pensar en alguna idea para decirle a mi familia que mi relación con Gael había terminado.
—Hija, ¿te sientes bien?— pregunta de mi padre y cuando salgo de mi burbuja, de mis pensamientos, todos estaban mirándome.
—Si papá— traté de sonreír para agregarle credibilidad a la mentira.
— Estás palida princesa, ¿Quieres retirarte?—solo asentí, estaba segura que si decía una palabra más se me saldrían las lagrimas.
—puedes hacerlo pequeña, luego iré a tu habitación –—asentí nuevamente y me disculpe con el resto, Evans me miraba y eso me hacía sentir mas incómoda.
Subí las escaleras corriendo antes que las lágrimas salieran, al llegar a mi habitación cerré la puerta y coloqué el pestillo luego me tiré en la cama y empecé sacar todas las lágrimas que había estado reteniendo hasta ahora.
.....
Me desperté por unos insensantes golpes en la puerta, me levanté rápidamente y la abrí.
— ¿Que pasa pequeña?¿ estabas llorando?— fué lo primero que preguntó mi padre al verme.
Lo único que pude hacer fué abrazarlo. Él me pegó mucho más a su pecho diciendo de esta manera que pasase lo que pasase estaba allí, que siempre estaría allí.
—Necesito decirles algo.— dije con voz temblorosa, él asintió y salimos de la habitación.
Éramos una familia unida, el prototipo de familia ideal que pasan en la tv, de esas en la que todos aman a todos, nadie tiene celos de nadie, la comunicación y el cariño entre padres y hermanos era totalmente notable. La que el logro de un solo miembro era motivo de celebración para todos, y la tristeza de uno nos bajoneaba a todos.
Ninguno podía ser feliz sabiendo que otro no lo estaba del todo, nacimos y crecimos bajo argumentos y creencias de que como familia éramos uno sólo, y sea como sea, entre hermanos debíamos cuidarnos. A lo largo de nuestras vidas eso fué lo que más nuestros padres se esforzaron por enseñarnos.
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Mi Hermoso Error
RomanceLucía Montenegro; es una joven de 24 años, acaba de terminar su carrera de diseño y moda. Hija menor de una familia muy bien posicionada económicamente. James Evans; un hombre magnate de los negocios, de 31 años, viaja a nueva york para cerrar negoc...