Cap 47

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James estaba estacionando el auto en frente de una casa muy hermosa, en una villa parecida a dónde estaba mi casa sólo que a diferencia de aquella esta estaba muy cerca de la playa, la cual era privada.

La casa era hermosa, grande; no era una casa, este lugar era una mansión, si, eso era, en definitiva era tan grande como mis nervios en esté momento.

-Sólo serán unos minutos, James- volví a decir por décima vez en lo que teníamos de viaje.

-Si, luce, lo sé, sólo unos minutos, mis padres conocerán a la bebé y listo.- asentí y solté el aire que había retenido en los pulmones.- Tranquila, luce, no comen gente- murmuró en tono burlón y lo miré mal haciendo que él levantará los brazos y después se estirara entré nuestros asientos para sacar a Harley y su pañalera de los asientos traseros del auto.

Salí del auto con mi bolsa y celular en las manos, tratando de aplacar mis nervios en la medida de lo posible. A los pocos segundos James se posicionó a mi lado con mi bebé en brazos, y la pañalera en su hombro derecho.

-Vamos- susurró y empezamos a caminar hacía la puerta de entrada, a las afueras del lugar habían unos tres o cuatro hombres de seguridad, que miraron a James con respeto y a mí con curiosidad.

Al llegar a la puerta, James sacó unas llaves del bolsillo lateral de su pantalón y las introdujo en la cerradura de la puerta, que rápidamente se abrió, él dió un pasó adentro de la casa y luego me invitó a hacer lo mismo.

Así que con los nervios a millon, decidí hacerlo. Una vez adentró, nos encontrábamos en el recibidor de la casa. Por lo que se podía apreciar desdé el lugar, la casa era muy, muy hermosa, el piso era de malmor blanco, igual al de mi casa, pero en este lugar los colores que predominaban eran el blanco y el negro.

En el recibidor no había nadie, la casa estaba en completo silencio, James camino hasta situarse al lado de un mueble, donde dejo el bolso de Harley y yo lo seguí hasta quedar por lo menos unos tres pasos separada de él.

De pronto, una señora muy elegante apareció detrás de una pared, era la misma señora que estaba en el supermercado la otra vez, esa misma con la que Harley se carcajeaba mientras yo pagaba nuestras compras.

La señora nos miró sorprendida por unos segundos que parecieron eternos, mientras yo la miraba con duda, hasta que comprendí; la señora se parecia tanto o más que Harley a James, talvez en el supermercado no me di cuenta por lo rápido que fue nuestra interacción, pero está señora era la madre de James, la abuela de mi bebé.

-¿Hijo?- dijo y con esa palabra confirmé mis sospechas.

-Buenas noches, madre- saludó James- ellas son Harley, mi hija y Lucía,su madre- añadió.

-Buenas noches, señora- saludé, y ella me sonrió aún sorprendida.

-Daisy, pequeña, llámame Daisy- dijo y asentí con cautela.-¡Oh! ¡Dios! - exclamó reparando en Harley que yacía acurrucada en el pecho de James con su chupete en la boca- ¿Me permites cargarla?- pregunto hacía mí, yo sólo asentí.

La señora se acercó a James posicionándose frente a Harley, que la miró con curiosidad.

-Ven princesita, yo soy tu abuela- dijo en un tono de voz muy dulce que hizo que harley abandonara el lugar que al parecer se había vuelto su favorito, y alzando sus pequeños bracitos con una sonrisa en dirección a la señora.

-¡Oh! No te imaginas cuanto quise tenerte así, mi amor- dijo la senora Daisy, con Harley ya en sus brazos - Llamaré a tu padre, le encantará conocer a esta princesa- dijo con alegría saliendo del recibidor a quien sabe dónde, lo que hizo que me desesperara un poco.

-Tranquila Luce, mi madre no le hará daño a mi bebé, ella la adora. Ven sientate- dijo tomando mi brazo y encaminadome a un sofá, pero yo deshice su agarre debido a la corriente de emociones que esté provoco en mí.

-Creo que esto no fue buena idea, estas yendo muy rápido- dije en un susurro y él me miró atentó, con duda- quiero decir; que estó de venir aquí para que tus padres conozcan a Harley no fue buena idea, ¿Quien me asegura a mí que a la primera de cambios tu no te irás de nuevo?- dije arrepentida de haber venido a esta casa.

-No me iré, Lucia, no esta vez. Te lo juró por lo más hermoso que tengo en la vida que es mi hija; te lo juró - aseguró tomando mis manos, lo que causo que esas corrientes eléctricas regresaran, lo miré a los ojos, en su mirada había sinceridad, pero yo no podía creerle, me negaba a hacerlo y que luego me dejara rota como lo hizo meses atrás.

-Buenas noches- dijo una voz masculina un poco ronca, que hizo que retirará mis manos entrelazadas con las de James rápidamente y mirara al dueño de aquella voz.

-Buenas noches, señor- dije levantándome del sofá, con los nervios florecidos nuevamente.

El señor que tenía delante de mí, era un hombre que derrochaba elegancia y pulcritud por cada poro de su piel, un hombre alto, con el cabello lleno de hebras blancas con uno que otro mechón rubio, su postura era la de un hombre que se ejercitaba muy bien en su juventud, un hombre que sin duda era muy guapo, pero lo que mas llamó mi atención fueron sus ojos, esos que eran los mismo que poseía James y Harley, sin duda el señor era el padre de James.

-Buenas noches, padre, ella es lucía, la madre de mi hija- habló James sacandome de mis cavilaciones.

-Un gusto señorita, yo soy Daniels Evans- fue entonces cuando caí en cuenta que el señor traía un cilindro de oxígeno al cual estaba conectado por medio de una cánula nasal.

-El gusto es mío señor- dije con una sonrisa tímida estrechando la mano que me había ofrecido- si quiere, puede llamarme Lucía, no es necesario que me hablé de usted.

El señor asintió y se sentó frente a nosotros seguidamente de la señora Daisy que traía a mi hija en sus brazos, la cual al ver a James de nuevo se abalanzó sobre él.

-Entonces, Lucía está bien- sonrió - ¿Así que eres tu la madre de está princesita?

-Así es, señor Daniels-respondí con una sonrisa.

-En nombre de mi hijo te pido una disculpa, por lo que te ha hecho pasar- habló con un poco de enojo dirigido al hombre a mi lado.

-No sé preocupe, señor, usted no tiene nada que ver con las decisiones de James- dije con comprensión y él me sonrió.

-¡Ah! ¡Claro!-exclamó la señora Daisy de repente llamando la atención de todos- ¿¡Como no me dí cuenta antes!? ¡Ni siquiera cuando te miré en el super mercado caí!- volvió a exclamar- ¡Eres Lucía Montenegro la dueña de la empresa y boutique's Fashion Luce- añadió al final y yo sólo pude asentir.

Sentía la mirada de James y la del señor Daniels en mí.

-¿En serio?- Preguntó el abuelo de Harley y yo Asentí- Felicidades entonces, has sabido sacar una empresa que fue reconocida internacionalmente en tan sólo ocho meses, y con una hija pequeña que estabas criando sola, eso es algo admirable, mis respetos- dijo con un asentamiento y me sentí orgullosa de mí misma al saber que un hombre con una gran trayectoria en el mundo de los negocios como él, de algún modo me admiraba.

-Muchas gracias señor, significa mucho que esas palabras vengan de hombre como usted.

-Te invitó a cenar, pequeña, así podremos hablar más, sobre las empresas y por supuesto de está hermosa pequeña- miré a James, él me miraba sorprendido, esa era la única expresión en su cara.

A diferencia de él, sus padres si me caían muy bien así que en vista de que él sólo me miraba sin decir nada acepté.

Mi Hermoso ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora