Ayer en la noche, después que James se fue, le envíe mi cuenta de correo electrónico a Lázaro y le devolví la llamada a Líana, sólo quería saber como me había ido con la doctora.
Le conté que iba a tener una niña y se puso a gritar como histérica diciendo que le había ganado a Alejandro, al parecer ambos hicieron una apuesta de no se cuantos dolares por ver quien acertaba con el sexo de mi bebé, apuesta cuya ganadora fue liana.
Me reí durante casi toda llamada de las cosas que hacían los niños y Líana me decía.
Por un momento sentí mucha nostalgia de estar allá, con ellos, pero las cosas son complicadas y no puedo quedarme estancada.
Líana me dijo que hoy vendrían a casa, ella, Louis, Alejandro, Kate y todos mis sobrinos. Me puso muy feliz saber que volvería a verlos después de tanto tiempo. Hicimos planes para ir a la playa, tengo ganas de ver a Sophia, la última vez que la miré en persona tenía dos meses y estaba tan linda y grande, ahora tenía cuatro, y aunque Liana me enviaba fotos de ella y también de Liam y Antonella, no era lo mismo que tocarlos y sentirlos a tu lado.
—¿A donde señora?—pregunta marco una vez que ya me he subido al auto. Le doy la dirección y enciende el auto arrancando hacia la que será mi empresa en poco tiempo.
Escucho el sonido del celular dentro de mi cartera y lo cojo, no es mi teléfono personal, sino, al que James me llama.
—¿Si?— respondo descolgando la llamada.
—¿Donde estas?— es su respuesta.
—¿Voy a un lugar? ¿Qué pasa James?
—¡Joder lucía! ¿Estas conduciendo?—pregunta un poco alterado.
—No, James, Marco esta conmigo ¿Ahora me puedes decir que quieres?— pregunto harta de sus preguntas.
Antes no era así.
—Está tarde iré a tu casa...— Frunzo las cejas. No es que no quiera que vaya a mi casa, pero es raro, él nunca va excepto los días que tiene que ir, que son los lunes y los viernes, hoy es martes.
—Amm... James, no. No puedes ir a casa.— le digo tratando de que no se ofenda.
—¿Qué? ¿por qué?— pregunta un poco enojado
—No es que no quiera que vayas, pero mis hermanos llegarán hoy y ya sabés...
—¡Oh! Esta bien ¿cuanto tiempo estarán aquí?
—Hasta el lunes en la tarde.
—Bien, adiós. —contesa molesto. En realidad no entiendo sus cambios de humor, él es tan raro...
Guardo el celular nuevamente en mi bolso. No entiendo para nada a James. No entiendo sus actitudes, no entiendo su insistencia por comunicarnos por un celular que solo tiene su número y sé que el tiene otro que solo utiliza para llamarme a mí, cuando salimos a un centro comercial repleto de personas que bien algunas de ellas podrían haber sido periodista, simplemente no lo entiendo.
—Llegamos señora Lucía. — miro por la ventana el imponente edificio.
Bajo del auto y camino la distancia que hay entre el auto y la entrada del edificio, al entrar logro visualizar a Lázaro quien está dándole ordenes a unos chicos que cargan un sofá.
Cuando se gira hacia mí y su mirada choca con la mía, sonríe de oreja a oreja caminando rápidamente hacia mí. Cuando llega hasta a mí me rodea con sus brazos y besa mis mejillas.
—¡Linda! ¿Como estás? ¿Como está este pequeño?— pregunta sonriente.
—Pequeña, lazo, es una pequeña— le suelto sonriendo él me mira con una sonrisa mientras se llevaba las manos a la boca y ahoga un gritó de emoción, da saltos en círculos haciendome reír mientras dice cosas sobre lo que hará con mi hija cuando crezca.
Paso casi todo el día en el edificio hasta que se hicieron las tres de la tarde y tuve que ir al aeropuerto a recoger a mis hermanos. Al llegar los esperé en el lugar en el que habíamos acordado encontrarnos y unos minutos después estábamos todos besándonos y abrazandonos.
Nos subimos al auto, Lía, Louis, yo y Sophia que iba en mis brazos, Alejandro, Kate, Liam y Antonella, venían en un taxi porqué ya no entraban en el auto.
Al llegar a casa, todos estábamos alegres, Lía no deja de acariciar mi barriga y decir que había crecido mas desde la ultima vez que me vió.
El resto de la tarde la pasamos jugando con los niños y en la noche cenamos y después de una plática todos nos fuimos a dormir.
En este preciso instante estoy acostada en mi cama, pero no tengo sueño, sólo puedo pensar en el beso con James hasta que escucho la puerta abrirse con cuidado y rápidamente giro la vista hacía ella. Hallando la cabellera castaña de Líana asomarse y sonreír.
—Hola.— susurra entrando y acostándose a mi lado— ¿Tampoco tienes sueño?—niego con la cabeza y ella ríe.—mamá te envía saludos, besos y muchos abrazos, dijo que no pudo venir porque no quería dejar a papá solo, ya sabés...
—Entiendo, Lía.—Sonrío
—¿Como te ha tratado la vida estos meses?
—Bien ¿Recuerdas el proyecto del cual te hablé la última vez que vinieron?—ella asiente mirándome atenta—Pues va de lo mejor, Lázaro, el hombre que se esta encargando de arreglar el edificio dice que si todo sigue como hasta ahora en siete meses estaremos inaugurando el lugar.—culmino emocionada.
—¡Eso suena muy bien Lucí!—dice sonriendo— ¿Quien lo diría?— la miro confundida— La menor de los montenegro viviendo a miles de kilómetros del resguardo familiar, y apuntó de convertirse en toda una empresaria— me mira con nostalgia. abro la boca para decir algo pero ella se adelanta—Estoy orgullosa de tí hermanita — agrega tocando mi nariz y sonriendo, haciéndome sentir las lágrimas en mis ojos— ¡Sólo mirate! Enserio creí que tú, como Ale y yo criarías a tus hijos en casa, que tus bebés crecerían con sus primos. ¿Te confieso algo?—pregunta y asiento — La verdad, Ale y yo no creímos que tu llegarías a esto, recuerdo que el día que nos dijiste lo que pretendías estudiar, creímos que siempre vivirías del dinero de papá— la miro mal—lo siento, hermana, pero es la verdad, y acepto que nos equivocamos, mírate ahora, tienes una casa propia, cosa que Ale y yo no vamos a tener nunca ni aunque quisiéramos y ahora menos que mamá está un poco histérica con el tema. Vives sola, y como ya dije antes serás empresaria, te admiro ¿Sabes?, estoy orgullosa de tí, pequeña.
—Gracias, Lía, te amo. — Susurro entrecortada por el llanto, todo lo que Líana me ha confesado hace que me sienta orgullosa de mí misma, todas sus palabras significan mucho para mí.
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Mi Hermoso Error
RomanceLucía Montenegro; es una joven de 24 años, acaba de terminar su carrera de diseño y moda. Hija menor de una familia muy bien posicionada económicamente. James Evans; un hombre magnate de los negocios, de 31 años, viaja a nueva york para cerrar negoc...