Cap 31

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—Señora, la pequeña Harley, se ha despertado– me avisó Merci,desdé el otro lado de la puerta del baño.  Eran las ocho de la mañana.

—Bien, Merci, por favor pídele a Luna que preparé su biberón, mientras término de ducharme.

—Si, señora.– murmuró y luego escuché sus pasos hasta que la puerta de la habitación fue cerrada.

Terminé de ducharme, coloque mi albonoz de baño sobre mi cuerpo y salí de la habitación en dirección a la de mi bebé. Al llegar la miré acostada sobre su cuna haciendo pucheritos.

—¿Que pasa mi amor? ¿Tienes hambre?– dije con voz aniñada, tomando su pequeño cuerpo y pegándolo al mío en la posición perfecta para amamantarla mientras espero su biberón.

—Aquí está, señora– dice Luna entrando a la habitación de Harley.

—Gracias, Luna– Sonreí y tomé el biberón varios minutos después.

Saque mi seno de la boca de mi pequeña e introducí el biberón con su leche. Después de alimentarla le dí un baño y luego la vestí y me la llevé a mi habitación, dónde pedí mi desayuno, la verdad, todo el tiempo comía allí dentro, ¿La razón? Odiaba tener que sentarme en una mesa donde no había nadie más aparte de mí.

Después de haber terminado con mi desayuno, llevó la bandeja a la cocina donde hablo unos minutos con las chicas y luego subo a mi habitación nuevamente.

Odiaba estar así, estar sin hacer nada porque sabia perfectamente a dónde me llevaría mi mente y odiaba eso por estar como ahora; sentada en el suelo con la espalda recostada de la cama y el celular, no el mío, sino, el celular, entre mis Dedos esperando a que encendiera completamente.

Enseguida que el teléfono vuelve a tomar señal, las notificaciones de llamadas y mensajes no se hacen esperar y el celular empieza a sonar una y otra vez, hasta que se calla.

389 Llamadas perdidas y la más reciente fue de hace unos minutos, 1427 mensajes sin leer.

Y empecé a leer, mis lágrimas caían conforme más leía, y me odiaba por ello, me odiaba por ser una masoquista que al primer intento que tiene, saca todo lo que le recuerda a él, aún sabiendo que le dolerá como la mierda, aún sabiendo que llorará por ello.

Es duro saber que ya casi ni pasaba por mi mente y tuve que hacer esto de nuevo y caer nuevamente en ese abismo, creí que ya estaba bien, que ya no lo quería, pero ahora...

regresaré por ella.

-J.E.

Fue el último mensaje, enviado ayer en la tarde. Está equivocado si creé que volveré a caer en su juego, el no verá a Harley.

El sonido de mi celular, me saca de mis pensamientos y enseguida guardo el que tengo sobre mis manos en el mismo lugar que siempre, pero está vez sin apagarlo. Tomó mi celular, que está en la cama justo al lado de Harley, y lo desbloqueó rápidamente.

Hola preciosa, estaré en tu casa en pocos minutos

-Aaron Gonsteins.

A ver el mensaje rápidamente me levanté de mi lugar y corrí hasta el baño, lavé mi cara y me hice un maquillaje muy leve para ocultar que hace poco estuve llorando, luego me dirigí al armario y me vestí con unos Jean ajustados de color azul y tiro alto, una camiseta de mangas largas blanca y unos pequeños botines negros. Preparé la pañalera de Harley y luego bajé las escaleras con mi bolso y el de Harley en los hombros y ella en mis brazos, una vez abajo la coloque en la carreola que estaba en la sala de estar y me senté en el sofá esperando la llegada de Aaron.

Ahora me encontraba camino a un restaurante en el auto de Aaron con mi pequeña atrás y sosteniendo una muy agradable conversación con él.

—Llegamos, preciosa ¿Te gusta el lugar?– lo miré y luego al lugar y asentí sonriente.

Bajamos del auto y yo sostenía a mi bebé mientras Aaron sacaba la carreola del maletero y luego ambos caminamos hasta el establecimiento.

—¿Cuantos meses tiene esta princesita?– preguntó, ya estabamos dentro del local y sentados en una mesa, el sostenía alegremente a una Harley muy despierta.

—En una semana cumplirá dos meses– Sonreí al recordarlo.

—Se ve más grande– dijo mirándome a los ojos y yo asentí – tienes unos ojos muy bonitos, Lucía.– añadió y rápidamente mis mejillas se tiñeron de rojo.

—Gracias– dije sin saber que más decir y él sonrío.

Pasamos la tarde juntos, después que salimos del restaurante, fuimos al parque y ahí estuvimos un rato más, luego fuimos a cenar. Ya íbamos camino a mi casa mientras ambos hablabamos de trivialidades.

—Espero verte pronto, preciosa– dijo y yo asentí, a esté paso iba a volverme un tomate, puesto que ha pasado todo el día halagandome.– y a ti también, princesita, saludame a tu familia ¿Ok?– añadió besando la frente de Harley y luego la mía. Lo vi marcharse hasta desaparecer de la calle y luego entre a mi casa.

Me di un baño junto a Harley le di de comer y luego le puse su pijama, está noche dormiría conmigo.

Mi Hermoso ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora